La victimización en las historias: ¿qué es y cómo manejarla?

La victimización en las historias: ¿qué es y cómo manejarla?

La victimización en las historias: ¿qué es y cómo manejarla?

El drama es una parte clave de las historias, sin importar el tono con el que estén trabajando. Sin embargo, la victimización es otro elemento totalmente distinto, uno que puede aportar a la historia en ciertos contextos, pero que también puede arruinarla por completo.

Si quieres descubrir más sobre el tema, ¡no dejes de leer este artículo?

¿Qué es la victimización?

Primero definamos qué es la victimización desde el punto de vista técnico y narrativo.

En sí, este concepto se refiere a la manipulación de los detalles de una historia para que la audiencia considere como víctima a un personaje en particular. Es decir, no se trata de que una persona sufra como víctima, sino que ella misma, de una manera deshonesta, actúe como si esa fuera la única verdad inamovible. Alguien que se victimiza modificará ciertos detalles y omitirá cosas para rechazar la responsabilidad que tiene en su propia desgracia o la de los demás.

Es el típico caso en el que, para que tu mamá no te regañe porque le pegaste a un compañero de clase que te gusta molestar, le mientes diciéndole que ese amigo te acosaba, y modificas parte de la verdad para que tú te veas como un inocente cordero que no tuvo otra opción más que hacer lo que hizo.

¿Es algo que debes evitar?

La victimización puede ser muy útil en las historias, especialmente cuando la estás usando para establecer las perspectivas de ciertos personajes y la temática que los rodea.

La victimización, ya sea que provenga de la mente de una verdadera víctima o de una drama queen, es un desorden humano que nos impide ver nuestra responsabilidad en las tragedias que nos suceden o los atentados que producimos. Si bien hay veces en las que nuestra culpa es mínima, siempre deberíamos ser capaces de entender qué hicimos mal para que aquello que nos afectó no suceda de nuevo.

Por supuesto, esto es algo fácil de decir, pero difícil de ejecutar siempre, por lo que es muy valioso contar con personajes que tengan problemas para afrontar esta realidad y te permitan explorar esta idea.

Sin embargo, es muy fácil que, si nosotros mismos nos victimizamos constantemente, nuestra escritura se corrompa, y terminemos creando personajes en los que nos proyectamos como víctimas y seamos incapaces de ver los símbolos que dicen lo contrario.

Esto hará que nuestro relato se sienta deshonesto y hueco, como que la obra es poseída por una idea en lugar de que la historia sea quien la posea. Nos hace verdugos de una perspectiva sin que seamos capaces de entenderla realmente, y eso le quita todo valor artístico a nuestro trabajo.

Entonces, puedes crear un personaje (o personajes) que se victimicen a sí mismos y que te ayuden a manejar la idea de la victimización, pero tú nunca deberías victimizar a tus propios personajes y pretender que no son nada más que eso.

¿Cómo usarla correctamente?

En cuanto me sugirieron que escribiera este artículo (¡muchas gracias, Ikki!), pensé en dos historias que manejan este concepto; una que lo hace de forma terrible y otra que lo hace a la perfección: Sierra Burguess is a Loser y Precious.

Sin embargo, para manejar esto con más claridad, deja que te explique los elementos que necesita la victimización para ser usada correctamente, a la vez que te platico la diferencia entre estas dos películas.

¡Aquí te va!

Crea un balance entre el sufrimiento del personaje y sus fallas

Si viste Precious, seguramente sabes que el personaje que se victimiza no es la protagonista, sino la mamá. Hay pocas historias en las que serás capaz de odiar tanto a un personaje como lograrás odiarla a ella, porque todo lo que hace es increíblemente injusto y cruel, pero como ella se considera la víctima, cree que tiene la justificación moral para comportarse así.

Sin embargo, lo que le da poder al personaje es que, dentro de su injusto rencor hacia su hija y la terrible forma en la que se comporta, existe un cierto gramo de verdad que permite que su actuar sea creíble.

Después de todo, es una mujer fea, con mal carácter, pobre, sin amigos, enamorada de un hombre que no solo no la ama, sino que es un absoluto monstruo, madre de una hija que no quería, con una vida que es un completo infierno que ella no deja de empeorar día tras día.

Esto no justifica su actuar, pero pone en perspectiva sus quejas contra la vida y hace que su resentimiento se sienta justificado. La victimización es poderosa cuando realmente existen argumentos para que el personaje se sienta como una víctima, como que existe una forma de analizar su situación y llegar a la misma conclusión que él o ella.

En el caso de Precious, es todavía mejor porque la mamá actúa como un temible villano en la historia y un contraste que hace que la lucha de la protagonista se sienta todavía más heroica y valiosa, porque fácilmente pudo tomar la misma actitud de su progenitora, pero no lo hizo.

Compara esto con Sierra, una niña americana que vive en los suburbios, tiene una familia que la adora, va a la escuela, tiene amigos, tiene talento musical y es relativamente inteligente. Su mayor problema es que no es tan guapa como quisiera y tiene algo de sobrepeso.

Es difícil ver a una persona así, alguien que simplemente puede ir al gimnasio y todos sus problemas se solucionarían, y genuinamente creer que su vida de adolescente es un eterno sufrir. Lo que transmiten los símbolos es que Sierra es deshonesta y desagradecida, y que genuinamente cree que, como es mejor que los demás, todo debería llegarle en una bandeja de plata.

El problema es que no existe un balance entre el sufrimiento del personaje y su victimización, y como la historia no hace un esfuerzo por demostrar este desbalance, sino que actúa como si no existiera, los símbolos se rompen y el mensaje central se corrompe y pierde.

Si piensas incluir este elemento en tu historia, necesitas que realmente exista una justificación que vaya a la par de la actitud del personaje que se victimiza y tú como autor te tienes que quedar un poco al margen, sin hacer juicios innecesarios ni manipulando la historia para que tu lector sienta pena por tu personaje.

Asegúrate que lo que le sucede produzca consecuencias relevantes para la trama

Ahora, de nada te sirve hacer todo este esfuerzo si no piensas utilizar este elemento para mover la narrativa hacia delante.

Mucho se nos dice del sufrir de Sierra, pero eso en realidad no lo vemos. En su primer enfrentamiento con la bully de la escuela, ella consigue ponerla en su sitio, sus amigos la quieren, las cosas que intenta le salen medianamente bien e incluso se queda con el chico al final (a pesar de no haber aprendido nada).

Es decir, el personaje fue victimizado, pero en ningún momento este aspecto cobró relevancia en la historia. Era simplemente algo que estaba ahí, que no aportó nada a su arco ni al del resto de los personajes.

En el caso de Precious, sucedió todo lo contrario, porque la actitud de la mamá era una gigantesca razón para poner de su parte. Cada vez que sufría a manos de ella, Precious sentía miedo, pero no solo por el mal que le causaba, sino porque veía un reflejo de sí misma en su madre.

Quedarse de brazos cruzados podía convertirla en alguien igual o peor que su mamá, y no podía imaginarse un futuro más oscuro.

Además, como mencioné antes, ver la forma en la que la mamá atacaba sus problemas, hace un contraste muy fuerte con la resolución que tomó la protagonista en la historia, y esto fortalece la temática central de una forma increíble, y le aporta mucha profundidad a los símbolos; lo cual nos lleva al siguiente punto…

Ten muy presente la temática de la historia y lo que los símbolos transmiten

Al final del día, para que realmente exista la victimización en la historia, necesita haber algún tipo de manipulación a los símbolos para que de verdad parezca que el personaje es una inocente paloma arrojada a las fauces de un león.

La única forma de que incluyas este elemento de forma equivocada, es que no tengas en cuenta para nada la temática de la historia y dejes de manejar los símbolos de forma consciente y honesta.

Precious sabía qué era lo que quería comunicar y por eso, por terribles y traumáticas que sean las escenas de la mamá, cada una de ellas fue necesaria para que entendiéramos el viaje de la protagonista y comprendiéramos el significado de su victoria final.

Sierra Burguess is a Loser ni siquiera hizo el esfuerzo de entender lo que los símbolos de su propia historia decían, y siguió enfrascada hasta el final en la visión sesgada de sus escritores: “queremos que la gente entienda que tener sobrepeso te hace una víctima de la sociedad”.

Es decir, puede ser que sea así, pero no lo sabremos si solamente pones un lado del argumento y manipulas todos los diálogos para que nos traguemos ese mensaje sin masticarlo primero.

 ¡Y listo! Sigue estos consejos y serás capaz de manejar la victimización en las historias sin ningún problema.

Si tienes alguna duda o quisieras decirme qué te pareció el artículo, ¡hazlo en los comentarios! ¡Me encantaría escuchar lo que piensas!

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