La timidez en las historias: ¿cómo manejarla?

La timidez en las historias: ¿cómo manejarla?

La timidez en las historias: ¿cómo manejarla?

La timidez es una de esas características que puede ayudar a que la audiencia se identifique con un personaje o, por otro lado, convertirlo en el ser más irritable sobre la faz de la tierra.

Esto quizá se deba a que, en muchas ocasiones, la timidez se confunde con bondad o con alguna especie de compasión extrema; pero lo cierto es que esta característica no nos dice nada sobre la inclinación moral del personaje.

En realidad, la timidez dice otras cosas mucho más profundas e interesantes sobre el personaje y, aunque no lo creas, es más una falla que algo positivo. Si quieres aprender más a fondo sobre el tema, ¡no pares de leer!

¿Qué es la timidez?

La timidez se define en psicología como la tendencia a evitar interacciones sociales y fracasar a la hora participar en situaciones sociales. Como ves, la timidez no es algo bueno, a pesar de que muchas veces quieran venderla como si lo fuera.

Seguramente recordarás la clásica chica linda y tímida de la escuela, que es en realidad una talentosa artista y una niña con un corazón de oro, capaz de enamorar y encauzar hacia el bien al guapo pero moralmente deficiente chico popular de la escuela.

De la misma forma, seguro sabes del típico chico tímido que esconde dentro de sí un potencial enorme, algo que haría que las personas dejaran de subestimarlo si lo conocieran.

Estos arquetipos pueden ser muy poderosos y útiles para una historia, pero son en parte los culpables de que la timidez se asocie con virtudes o personas “buenas”.

Desde el punto de vista narrativo, la timidez debe ser una fuente de conflicto, algo que le impide al personaje alcanzar su mejor versión. Debe llevar a errores de comunicación, a momentos en los que el personaje acepta sin protestar algo con lo que no está de acuerdo o duda sobre su capacidad para superar un obstáculo complicado.

En el contexto narrativo, la timidez es un reflejo de algún tipo de inseguridad o una falta de autoestima; es un indicador de que la forma en que el personaje se ve a sí mismo no está propiamente calibrada; y este conflicto puede dar lugar a momentos geniales en su arco de personaje.

Lo importante es evaluar de “dónde” viene esa inseguridad o debilidad moral y asegurarse que el personaje la trabaje.

Nota: cabe destacar que justo por eso la timidez no es lo mismo que “ser reservado”. La timidez está relacionada con una falta de confianza en uno mismo y los demás, mientras que el ser reservado se asocia más con la decisión consciente de no acercarse a otras personas. ¡Es una diferencia importante!

¿Qué te puede aportar?

Como mencioné antes, lo importante de la timidez es el conflicto que puede ofrecerle a tu historia, pero también vale la pena destacar de que eso no es lo único que hace. Si fuera así, perdería mucho de su atractivo, ya que existen cientos de características de personaje que también ayudan a generar conflicto.

El tema con la timidez es que el conflicto que produce gira en torno a las relaciones interpersonales, específicamente con la capacidad del personaje para abrirse a otros y sentirse cómodo junto a los demás.

Es un tipo de conflicto bastante idiosincrásico que te puede ofrecer algunas dinámicas muy interesantes entre los personajes.

¿Cómo explorarla?

Si quieres que la timidez forme una parte interesante del arco de tu personaje, es importante que tomes varias cosas en consideración. ¡Aquí te comparto lo que necesitas tener en mente para explorar con profundidad este elemento!

Dale una razón de ser

Aunque es cierto que en la vida real la timidez, en muchos casos, puede reducirse a una simple cuestión temperamental, cuando hablamos del contexto narrativo necesitamos algo más.

Aquí no estoy necesariamente diciendo que debas darle a tu personaje alguna especie de pasado trágico o abusivo que le ha hecho difícil desarrollar su capacidad para interactuar con los demás, sino que le ofrezcas una raíz a su problema de forma que puedas trabajarlo en la historia.

Un ejemplo que se me ocurre está en la película de La Hermandad de los Pantalones Viajeros, en la que uno de los personajes precisamente tiene un conflicto porque, a pesar de no tener una vida particularmente trágica o difícil, siempre ha sido tímida en exceso.

La razón que da la historia para este comportamiento es el miedo a tomar riesgos, a sumergirse en situaciones en las que no tiene verdadero control de lo que sucederá. Esto es suficiente para darle una razón a la timidez y poder mostrar la progresión del arco del personaje; ya que una vez que empieza a tomar riesgos, sabes que ha evolucionado como persona.

Permite que el personaje sufra por ella

Otra de las razones por las que la timidez muchas veces se utiliza sin ningún tipo de profundidad, es que se agrega simplemente para que la audiencia sienta lástima por el personaje y genere algún tipo de falsa empatía por él o ella.

Esto, aunque puede tener sus beneficios, no te ayudará a darle profundidad al elemento, ya que no lo estás aprovechando para generar conflicto en la historia y, más importante, en el personaje.

La timidez debe ser algo que le genera algún tipo de castigo al personaje, que le hace desear cambiar esa parte de sí mismo. Necesitas incluir en la historia escenas en las que el personaje sufra por esta condición y así su arco se vuelva más significativo.

Únela al arco de personaje

A lo largo de este artículo me has escuchado decir “arco de personaje” una y otra vez, y eso obviamente sugiere que la timidez solo puede tener peso narrativo si unes los conflictos que genera con la falla crítica del personaje y su evolución en la historia.

Dicho de otra forma, incluir la timidez simplemente porque sí, sin que esto de alguna forma se relacione con el crecimiento que vivirá el personaje en la obra, le hará perder buena parte de su valor simbólico y temático.

¡Y con eso acabamos! Ahora ya sabes cómo utilizar la timidez con profundidad en una historia. Si tienes alguna duda más o te gustaría agregar algo, ¡hazlo en los comentarios!

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