El odio como elemento narrativo: ¿cómo manejarlo?
El odio como elemento narrativo: ¿cómo manejarlo?
Si quisiéramos señalar la emoción que puede, con más facilidad, controlar la vida de una persona, es muy fácil proponer al odio como ganador indiscutible.
Enamorarse es genial y querer a una persona nos llena de dicha, pero odiar a alguien… eso puede obsesionarnos tan rápida y brutalmente que estaremos en un lugar muy oscuro antes de que nos demos cuenta.
De hecho, esta característica es la que hace que la gente diga “del amor al odio solo hay un paso”, porque la intensidad de estas emociones y la forma en la que manejan las interacciones humanas, las hace tan similares como son opuestas, irónicamente.
Sin embargo, aquí no estamos para hablar sobre la filosofía del amor o el odio, ni para entrar en argumentos sobre cómo vivir nuestra vida. En este artículo, vamos a hablar sobre el odio en las historias y cómo puedes aprovecharlo para añadirle profundidad a tu narrativa.
Si te interesa el tema, ¡no pares de leer!
¿Qué es el odio?
El odio es un sentimiento profundo e intenso que te hace aborrecer algo en particular. Puede ser una persona, una idea, un objeto o cualquier otra cosa que se te ocurra.
Fíjate que la definición empieza con “sentimiento profundo e intenso”, lo cual representa que el odio, en sí, es algo meramente subjetivo y que está arraigado de una forma tan profunda en el personaje que no necesita argumentos lógicos (aunque, narrativamente, estos deberían existir hasta cierto punto).
Es decir, que tu personaje sienta odio por algo o alguien, no significa que el recipiente de su aversión merezca ese trato. No significa que es alguien malo y cruel, ni tampoco que aquello que odia el personaje es una debilidad desde el punto de vista objetivo.
Lo único que significa es que el personaje “cree” que su sentir está justificado, y tiene sus propias razones para que sea así. Esas razones no tienen que guiarse por el sentido común, pero sí deben regirse por la lógica interna del personaje.
Es clave que entiendas esto, porque si piensas trabajar el odio en alguno de tus personajes y quieres hacerlo bien, no es suficiente con que comprendas la naturaleza de la emoción, sino la forma PARTICULAR y ÚNICA con la que tu personaje la viviría.
¿Qué tanto debes trabajarlo?
Coloco esta pregunta porque me la hacen constantemente con esta clase de artículos: “¿qué tanto debo trabajar este elemento?”.
Es una pregunta difícil, porque la respuesta depende completamente de la historia en cuestión y de qué tanta profundidad quieres darle al símbolo.
Digamos que hay dos factores que te ayudarán a determinar qué tanto necesitas explorar este elemento:
- Está profundamente relacionado con el arco de tu protagonista: Este es el caso de Naruto y Sasuke, donde el personaje principal, para salvar a su amigo, necesita entender lo que significa el odio en un sentido profundo y humano.
- Es el único curso lógico para el personaje: Si haces que en tu historia suceda algo terrible que amerita que el personaje odie a otra persona, no te queda otra que explorarlo. De lo contrario, traicionarás la agencia de los personajes y tu historia sufrirá por eso.
Considera con mucho cuidado estos puntos y lograrás crear una estructura que genuinamente te ayude a explorar el odio como elemento narrativo.
¿Cómo construir un odio real y poderoso?
Ahora llegó el momento de que hablemos un poco sobre los elementos que permitirán que el odio realmente se vuelva un símbolo poderoso en tu historia. ¡Sigue leyendo!
Dale una justificación poderosa
Lo más importante a la hora de trabajar el odio de un personaje es hacerlo creíble. El “porqué” alguien odia algo es lo único que permita que tenga profundidad justamente porque el odio es algo tan subjetivo, que cambia drásticamente de personaje a personaje.
Lo peligroso del odio es que es bastante idiosincrásico, y eso hace impredecible al personaje, porque la espiral de sentimiento lo puede arrojar en muchas direcciones.
Sin embargo, si esa espiral no tiene un nacimiento creíble, entonces no tendrá peso narrativo. Por ejemplo, si haces que un personaje secundario poco explorado sea asesinado por el villano, y luego pretendes que es suficiente para que el héroe se llene de odio, tendrás problemas, porque como el vínculo no fue trabajado, nadie entenderá lo que siente tu personaje.
Sus acciones no tendrán peso y tu audiencia no se identificará con él. No es suficiente con colocar tragedias, sino que tienes que dedicar tiempo a los símbolos que demuestran la importancia real del suceso trágico.
¡Solo así se volverá una justificación poderosa!
Desarrolla a las dos partes con cuidado
Ya sea que quieras trabajar el odio de un personaje a otro (como Guts a Griffith en Berserk) o quieras explorar el odio de un personaje a una idea (como Leia al Imperio), es importante que trabajes ambos lados del conflicto.
Es decir, necesitas tanto explorar las razones por las que el personaje A odia al personaje B, como identificar por qué el personaje B consideró agredir a A en primer lugar.
Suena algo complicado, pero en realidad lo único que estoy diciendo es que trates de pensar por qué la víctima (que usualmente es la que odia) se “merecía”, desde el punto de vista de la contraparte, lo que le sucedió.
¿Por qué? Porque nada impulsa más el odio que la idea de que el recipiente de tu aversión es capaz de racionalizar lo que te hizo, y ese elemento le añadirá profundidad al sentir del personaje, le dará idiosincrasia a la historia y permitirá que el lector se involucre intelectualmente en la obra, porque ahora depende de él discernir si lo que la víctima siente es proporcionado o no.
Quizás esto suene extraño, pero es importante recordar lo que mencioné anteriormente sobre la subjetividad del odio. Es normal que ahora te inclines a pensar que el que odia siempre tiene la razón, pero eso no es necesariamente cierto.
Un buen ejemplo es en la película de Antes de Partir, donde la hija de Edward Cole lo odia porque mandó a alguien a golpear a su esposo hasta el punto que este jamás la quiso volver a ver.
Si te quedas solo con la versión de ella, Edward Cole genuinamente suena como alguien malvado y que se merece su odio, pero si escuchas la versión de él descubrirás que actuó de esa manera porque el esposo golpeaba a la hija como un animal y ella actuaba como si se lo mereciera.
De repente, el símbolo ya no es tan plano y existe espacio para interpretarlo, reflexionar y pensar en él. Es decir, lo puedes explorar con mucha más profundidad porque le añadiste complejidad.
¡Es una gran diferencia!
No lo cuentes en retrospectiva
Y ya para terminar quiero darte un tip que es crucial para que el odio no solo sea poderoso, sino que arrastre una gran carga emocional en el lector y este no pueda parar de leer hasta que el conflicto se resuelva: no expliques el nacimiento del odio de manera expositiva.
Puedes hacer esto, en algunos casos, con tus personajes secundarios, pero con tu protagonista es particularmente importante que narres el evento que provoca el odio mientras sucede, no como si fuera algo del pasado.
Si no lo haces, jamás lograrás que tu audiencia realmente se meta en la piel del personaje y experimente su odio particular y único. No lo olvides: este sentimiento es subjetivo; no tiene sentido fuera de tu personaje, solo lo tiene dentro de él o ella.
Por supuesto, estoy hablando solamente de historias que necesitan manejar este elemento a profundidad, no del resto.
Es por eso que en Orgullo y Prejuicio está perfecto que nos cuenten expositivamente por qué Darcy y Wickham se odian, y en Naruto fue obligatorio que nos mostraran un flashback desde la perspectiva de Sasuke para que viéramos a través de sus ojos lo que hizo Itachi.
¡Y ya llegamos al final! Espero que ahora entiendas este elemento a la perfección y seas capaz de darle poder en tus historias.
Si tu historia piensa manejar el odio, también considera leer este sobre el sufrimiento como elemento narrativo. ¡Te ayudará a entender la diferencia entre una cosa y otra!
Muchas gracias, estoy escribiendo una novela, y necesitaba este elemento para darle más dramatismo, pero no sabía como aplicarlo, así que gracias por la información.