¿Por qué tantas historias terminan con un beso?

¿Por qué tantas historias terminan con un beso?

¿Por qué tantas historias terminan con un beso?

¡Ah, la clásica escena de los enamorados besándose antes de que se corra el telón y aparezca “Fin”! Es tan recurrente que vale la pena preguntarnos por qué rayos tantas historias terminan con un beso.

¿Es simplemente un cliché fastidioso o tiene verdadero valor narrativo? ¡Hablemos sobre el tema aquí!

¿Qué representa un beso amoroso narrativamente hablando?

Si llevas tiempo leyendo este blog, seguramente sabes que casi todas las escenas que vemos constantemente en nuestras historias favoritas, tienen una buena razón simbólica y narrativa para aparecer.

El problema realmente surge cuando los autores simplemente están replicando algo que vieron sin entender realmente cuál era su propósito. Esto hace que la escena pierda buena parte de su valor, llegando incluso a adquirir un prejuicio que no se merece.

Tal es el caso del beso amoroso o romántico, porque muchos espectadores o lectores pueden considerarlo algo que simplemente está ahí para vender o cautivar a las mentes más propensas a ser conmovidas por el amor.

En realidad, este elemento lo que representa simbólicamente es la realización de los personajes de que ya no hay nada que se interponga entre ellos y su amor, es la culminación narrativo del punto de la trama relacionado con su romance.

Es muy distinto a otros tipos de besos, como el pasional o el robado, porque representa un cierre, en lugar del inicio del conflicto.

Por supuesto, claro que se pueden abrir puertas narrativas a raíz de ese beso, pero eso ya sería en historias donde la estructura apunta más a una reconciliación o madurez del amor, en lugar del desarrollo de uno.

¿Por qué vale la pena colocarlo al final?

Como ves, el beso amoroso no tiene por qué ser colocado al final de la historia. Técnicamente, puede estar en cualquier punto. Al final del día, todo depende de los personajes y los obstáculos que impiden que estén juntos.

Sin embargo, la razón por la que lo normal es ver este elemento cuando la historia acaba, es para que el romance en sí esté atado a los arcos de los personajes, el conflicto central y la temática de la historia.

Es decir, si estructuras tu historia para que el beso sea el punto culminante de la misma, todos las cosas que mencioné antes estarán unidas, y le darán mucha más coherencia y profundidad a la narrativa.

¡No te confundas! Este es un elemento que tiene una buena razón para existir. ¡El problema es que muchos escritores creen que solo sirve para el “vivieron felices para siempre”!

¿Cómo hacer que no se sienta cliché?

Ahora, sé que es muy probable que no estés totalmente convencido, que sigas pensando que colocarlo así en tu historia hará que se sienta cliché y poco original.

Por suerte, esto no tiene por qué ser así. Es perfectamente factible que desarrolles tan bien tu historia que, para cuando llegue ese beso, a nadie en tu audiencia se le ocurra que es igual a todos los demás que ha visto y lo disfrute por lo que es.

¡Deja que te dé algunos consejos para que lo logres!

Desarrolla con cuidado el romance entre los personajes

Wow, ya sé, ¡qué obvio! Seguramente jamás se te ocurrió que desarrollar el romance de los personajes sería importante para que el beso final tenga peso narrativo. ¡Gracias, JEFS, qué revolucionario artículo!

Vamos, vamos, dame un chance y te explico por qué incluí este punto.

Si eres de los que se expone constantemente a tramas románticas, pero no te conmueves fácilmente con las miradas tiernas y las frases bonitas, es muy probable que rápidamente te hayas dado cuenta que la gran mayoría confunden la lujuria y el enamoramiento con el amor.

Muy seguido, uno se topa con historias que, a pesar de que los personajes están absolutamente obsesionados el uno por el otro, en realidad nunca han tenido un romance que esté fundamentado en algo sólido.

Eso es porque los obstáculos que los mantienen separados o son ficticios y autoinflingidos, o son completamente dependientes de factores externos.

Para que un romance esté bien desarrollado, los personajes se deben retar mutuamente, obligándose a crecer a medida que la historia progresa.

De hecho, en las mejores historias románticas cada integrante de la pareja debe ser casi un pseudo-antagonista de su contraparte desde el punto de vista narrativo. Alguien que genera conflicto, compite con la meta final del personaje principal y lo obliga a mejorar.

Si no trabajas esto bien, puedes incluir tu beso al final, pero tendrá tanto peso como el de Max y Roxanne en A Goofy Movie.

“Pero, JEFS, esa ni siquiera es una película romántica”. Exactamente mi punto, amigo, exactamente mi punto.

Utiliza el conflicto para darle simbolismo al beso

Como mencioné antes, el beso amoroso es un cierre, es lo que culmina los arcos de personaje y la línea dramática del romance que has construido durante toda la historia. En sí, es la recompensa que reciben los personajes por haber superado todas las barreras que los mantenían separados.

Si eso es así, entonces te podrás imaginar que mientras más altas sean esas barreras, mayor será el impacto simbólico que el beso tendrá.

Asegúrate de incluir conflictos reales que sean difíciles de resolver y obliguen a los personajes a, incluso, dudar si estar juntos es realmente la respuesta correcta.

Todo eso aportará muchísimo a que el beso final se sienta como una victoria y tu audiencia lo aprecie por todo lo que arrastra detrás.

Enfócate en la sustancia, no en el evento en sí

Un error que veo muy seguido en historias para adolescentes es que se enfocan demasiado en la intensidad y pasión del beso, llegando incluso en libros a narrar de forma gráfica la acción, dejando muy poco lugar para la labor artística.

Si realmente quieres introducir este elemento de forma que agregue valor y poder a la narrativa, entonces tienes que dejar de verlo superficialmente. No se trata de dos personas atractivas besándose con pasión; no es una proyección de lo que tú quieres en tu vida romántica.

Se trata de dos invididuos que se encontraron mutuamente y que lucharon por estar juntos. Es una representación simbólica de que el amor no se rinde y que puede lograr cosas grandiosas, imposibles incluso.

Todo eso está presente en el beso y es la sustancia lo que conmueve. Si lo reduces a lo terrenal y efímero, entonces la escena también se convertirá en eso.

¡Y con eso acabamos! Ahora ya sabes cómo hacer que este elemento se sienta idiosincrásico y por qué tiene un lugar relevante en la construcción de historias.

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