7 herramientas narrativas que debes dominar

7 herramientas narrativas que debes dominar

7 herramientas narrativas que necesitas dominar para convertirte en escritor

El dominio de las herramientas narrativas es vital para cualquiera que tenga pensado convertirse en un escritor reconocido. El arte de construir historias ha sido pulido por miles de años, y solo entendiendo bien los elementos que le dan fuerza, es que serás capaz de crear algo realmente espectacular y profundo.

Hay un sinnúmero de herramientas narrativas (hasta el punto que nunca se me acaban los temas en este blog), pero si tuviera que darte las 7 más importantes, entonces serían las siguientes. ¡Sigue leyendo y descúbrelas!

La descripción

Si bien esta herramienta es la más obvia y predecible de esta lista, lo cierto es que es importantísimo hablar de ella, porque, especialmente en el caso de escritores novatos y lectores superficiales, es algo que suele ser considerado aburrido o como un mal necesario.

Por ejemplo, en Wattpad, es inevitable toparse con muchas historias que se nota que solamente usan la descripción como un vehículo para llevar la trama de un lado a otro y, si pueden evitarla, lo hacen.

El problema de hacer eso es que están desaprovechando por completo una herramienta cuyo principal propósito es apoyar todos los símbolos, temáticas, personajes, escenarios y arcos para que la historia sea cohesiva y poderosa.

Una descripción nunca debe ser considerada algo aburrido, que simplemente actúa como un recuento de hechos o exposición banal de imágenes; por el contrario, una buena descripción hará que los momentos de la obra se sientan emotivos e impactantes, que transmitan muchas cosas y establezcan símbolos increíbles que le añaden significado al relato.

Si quieres dominar esta herramienta, puedes hacer dos cosas:

  • Lee muchos clásicos de la literatura.
  • Practica escribiendo relatos cortos que no contengan un solo diálogo.

Si haces esto, ¡tus habilidades descriptivas mejorarán antes de lo que crees!

La exposición narrativa y sus tipos

Si has tomado algún curso de escritura o guión, lo más probable es que hayas escuchado una gran cantidad de advertencias sobre lo “terrible” que es la exposición narrativa, y has escuchado una gigantesca cantidad de razones por las que deberías evitarla a toda costa.

Si bien esto es verdad hasta cierto punto, la exposición no es algo a lo que le debes temer, sino un instrumento que tienes que comprender para saber cuándo usarlo y cuándo no.

De la misma forma que no utilizarías un martillo para girar un tornillo, no utilizarías la exposición para establecer un momento clave en el arco de un personaje. No es que el martillo no sirva para nada, simplemente no se usa para eso y ya.

La clave es entender que la exposición tiene dos propósitos muy claros: establecer puntos importantes de la trama y darle una dirección al lector/espectador.

No está hecha para generar vínculos emocionales ni tampoco para darle vida y voz a los personajes. Es información que resulta útil para entender la historia, y por eso hay que saber usar este recurso.

Tengo todo un artículo sobre el tema en caso de que te interese saber más al respecto y conocer los distintos tipos de exposición que existen.

El lenguaje simbólico

La diferencia entre el arte y la propaganda, es que la primera no te dice “qué pensar”, sino “en qué pensar”. Te ofrece distintas ideas complejas y te deja a ti tomar las conclusiones apropiadas.

Para poder lograr esto con efectividad, el uso de símbolos es absolutamente indispensable, porque solo por medio de ellos es que podrás darle un sentido más profundo a tu historia sin que tus opiniones personales se sientan invasivas y molestas.

Un símbolo, en pocas palabras, es una forma de representar metafóricamente una idea en la historia. Por ejemplo, en el Señor de los Anillos, el hecho de que los elfos sean hermosos, inmortales y no enfermen, lo que representa es su cercanía con la santidad. De la misma forma, cuando estos se corrompen, lo que la historia nos está diciendo es que, por muy cerca que estés de la perfección, no eres inmune a las tentaciones del mal.

Ese símbolo, aunque no lo sepas articular, lo asumes inconscientemente, y por eso las historias de Tolkien te llegan hasta el alma.

Existen todo tipo de símbolos en las historias, pero si te interesa conocer más específicamente sobre los que aparecen en el género fantástico, ¡checa mi artículo titulado “Los símbolos en las historias de fantasía y cómo interpretarlos”!

El arco del personaje principal

Un arco de personaje es, quizá, la parte más crucial de cualquier historia, porque es la que le da verdadero sentido al resto de los elementos, hasta el punto que el desenlace del arco puede darle un nuevo sentido a los símbolos de la historia y la temática que ha manejado hasta el momento.

Dicho de otra forma, no es lo mismo un personaje que crece en virtudes, que uno que sufre un arco inverso y se convierte en un auténtico monstruo.

Cada uno tiene sus elementos particulares y provoca un efecto distinto en la historia.

Eso sí, lo crucial aquí es que DEBE EXISTIR UN ARCO DE PERSONAJE. No estoy siendo obvio cuando digo esto, porque hay veces en las que, con las ganas de “subvertir las expectativas de la audiencia”, terminas creando una historia que carece por completo de este elemento, como es el caso de The Last Jedi y Sierra Burguess is a Loser.

Mientras más profunda, creíble y drástica se sienta la evolución del personaje o los personajes principales, más poderoso será el impacto de la historia y mayores serán las probabilidades de que tu obra sea algo memorable.

Por supuesto, también es importante que los secundarios —y el villano— tengan sus propios arcos, pero por algo ellos no son el personaje principal. Tu protagonista debe ser el personaje más interesante de la historia y su arco debe reflejar eso.

El villano

El villano no es simplemente un obstáculo para tu protagonista (aunque técnicamente podríamos definirlo como tal), sino que debe ser una fuerza con agencia en el relato, alguien que reta a tu personaje principal a replantear su filosofía de vida y lugar en el mundo.

A veces, con la intención de llegar pronto a las escenas de acción y las más dramáticas del relato, se nos olvida construir a este personaje y explotar al máximo cada uno de los beneficios que ofrece como herramienta narrativa.

Para empezar, solo un villano complejo puede darte un clímax verdaderamente interesante e idiosincrásico. Solo un antagonista con tonalidades de grises y motivaciones poderosas y creíbles puede brindarte un arco de personaje que se sienta memorable.

Un buen escritor pasa casi tanto tiempo planeando a sus villanos como a su personaje principal.

Los personajes secundarios

Como podrás ver, es indudable que los personajes, en general, son herramientas narrativas importantísimas en las historias, pero hay una razón por la cual los he separado en “arco de personaje”, “villano” y “personajes secundarios”: porque cada uno tiene distintas funciones.

En el caso de los personajes secundarios, su principal rol es aportar a la temática de la historia y al arco del personaje principal. Su función narrativa es mostrar otros lados del conflicto que atormentan al protagonista, y mostrar otros lados del argumento que son satelitales a la trama central.

Por ejemplo, en Sweeney Todd, el romance entre Johanna y Anthony necesitaba existir para mostrar que incluso un amor que nace producto de la miseria y que se establece en medio del caos y el sufrimiento, puede escapar y tener un futuro.

Es otra forma de hablar sobre la tragedia humana que muestra la obra, y por eso estos personajes secundarios, a pesar de que su trama es completamente distinta al conflicto central, aporta tanto al drama y el éxito de la historia.

La temática

Finalmente, tenemos la temática, una de esas herramientas narrativas que es particularmente difícil de utilizar, pero que te pueden dar resultados increíbles.

La temática es el mensaje central de tu obra, la idea principal que maneja y que el arco del personaje principal, en conjunto con los símbolos, maneja.

No es fácil escribir una historia que tenga un verdadero impacto temático, pero lograrlo es justo lo que separa a los escritores aficionados de los profesionales.

Una buena temática es casi inagotable en profundidad, porque abarca un tema tan complejo que podríamos pasar horas y horas hablando de él, sin que la conversación se vuelva aburrida o repetitiva.

Si aprendes a manejar esta herramienta narrativa, ¡entonces estarás un paso más cerca de tu meta! Si quieres algunos tips, considera leer mi artículo sobre cómo construir la temática de una historia.

¡Y listo! Domina cada una de estas herramientas y tendrás lo necesario para ser un gran escritor.

De todas formas, todavía hay mucho más que debes aprender. ¡Suscríbete al newsletter del blog y descubre más herramientas narrativas y cómo usarlas!

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