El villano: ¿cómo construir un buen antagonista?
El villano: ¿cómo construir un buen antagonista?
No hay nada como un buen villano, o por lo menos esto piensan muchas personas. Lo cierto es que el antagonista juega un rol importantísimo en cualquier historia y es vital construirlo bien.
Justo por eso, es tan decepcionante ver historias que simplemente crean un personaje malvado y unidimensional que realmente no nos invita a reflexionar o explorar con más detenimiento la lucha del protagonista.
Por supuesto, esto tiene una razón: el escritor (o los escritores) tuvieron que haber ignorado los elementos que permiten desarrollar grandes villanos. Si quieres descubrir cuáles son, ¡sigue leyendo!
Dale motivaciones reales
Lo primero que un villano debe tener, es una motivación clara y poderosa. Si esto se hace bien, las acciones del antagonista pueden ser tan crueles y exageradas como quiera el autor.
¿No me crees? Bueno, pongámoslo así. A la mayoría de los críticos les desespera ver el típico plan malévolo de “destruir/conquistar el mundo” porque lo sienten repetitivo y hueco, pero ese no es el verdadero problema: la cuestión es que no hay una razón que justifique ese plan.
Por ejemplo, comparemos a un villano como Snoke (The Last Jedi) con otro como Voldemort (Harry Potter). Si conoces a ambos personajes, sabes muy bien que uno no le trae nada al otro, pero esa sensación no te llega porque sus planes malvados sean distintos.
Al contrario, tanto uno como el otro tienen la misma meta: conquistar sus respectivos mundos.
Lo que hace que Snoke sea cliché y aburrido, pero Voldemort no es que el segundo tiene toda una historia detrás de él que justifica sus acciones, su odio y su forma de ser. En pocas palabras, las motivaciones de Voldemort son reales y creíbles.
Es lo mismo que sucede con Thanos en Infinity War y Endgame, y con el agente Smith en Matrix. Si bien sus metas son hasta cierto punto exageradas y clichés, sus motivaciones están tan bien construidas que la historia se beneficia en lugar de dañarse.
Un buen villano siempre hará las cosas por una razón. Podrás no estar de acuerdo con él/ella, pero entenderás su lógica.
Crea contrastes entre él/ella y el protagonista
Por supuesto, un villano es tan interesante como su dinámica con el protagonista, y una de las cosas que hace que su relación sea genuinamente profunda son los contrastes que se pueden ver en su actuar.
Por ejemplo, en la historia de El Vampiro de John Polidori, desde el inicio podemos ver con facilidad la diferencia tan marcada que hay entre nuestro personaje principal y su contraparte.
Donde uno es honesto y puro, el otro es enigmático y mal intencionado; donde uno es noble y confía rápido, el otro se aprovecha de la bondad de los demás sin dejar que nadie conozca sus secretos.
Esta dinámica, independientemente del desenlace que tenga la historia, hace que el arco del personaje principal se llene de símbolos interesantes y que para el lector sea más fácil identificar las fallas y virtudes del protagonista (además de que fortalece la temática de la historia).
Haz que su meta y la del protagonista sea la misma
Otro elemento genial a la hora de construir un buen villano es lograr que su meta y la del protagonista sea la misma.
Muchos escritores caen en la trampa de crear antagonistas que simplemente actúen como obstáculos para el personaje principal. Un ejemplo de esto son los villanos de Captain Marvel. Solamente están en la historia para ser un piedra en el camino de la heroína, no tienen razones reales ni personales para hacer las cosas malas que hacen.
Eso los hace aburridos y, por ende, hacen que el protagonista se sienta como… “meh”, sin importar qué tan poderoso sea.
No, si quieres que los villanos dejen una impresión fuerte y filosóficamente profunda, debes intentar que la lucha entre ellos y el protagonista sea una competición por algo en especial.
Por ejemplo, en El Señor de los Anillos, los malos y los buenos quieren “el anillo”; en The Dark Knight, Joker y Batman pelean por “el alma de Ciudad Gótica”; en Avengers: Endgame, Thanos y los Vengadores pelean por las Gemas del Infinito.
Lo que hace interesante esta dinámica es que naturalmente crea el camino para que los conflictos entre el villano y el principal se sientan naturales e inevitables. El antagonista, especialmente si gana más de una vez, se sentirá peligroso y competente, y disfrutaremos ver cómo el héroe se ve forzado a superar sus límites para vencerlo.
Lo cual nos lleva al siguiente punto…
Haz que sea un verdadero obstáculo
Uno de los peores errores de The Last Jedi (ya sé que hablo mucho sobre esta película, pero es que es demasiado mala) es que constantemente humilla a sus villanos para sacar risas y “oooh” de la audiencia.
Además, los escritores parecen no poder concebir la idea de que Rey, la heroína principal, pueda perder contra su archirrival. Esto es un problema porque nos deja con un conflicto que no tiene tensión ni significado.
Si contrastamos a cualquiera de ellos con Darth Vader en la trilogía original, rápidamente podrás ver por qué este último se convirtió en una figura icónica mientras que los demás causan rechazo.
Desde el momento que nos introducen a Vader hasta que su arco de redención llega a su final, nos presentan a un villano competente, inteligente, que siempre está un paso por delante de nuestros héroes y varias veces está a punto de vencerlos.
La primera vez que Luke se enfrenta mano a mano con él, no gana ni empata, sino que pierde un brazo y casi muere. ¡Esa es la clase de villano que deja una impresión; no el que es derrotado por alguien sin entrenamiento!
Otra serie que hace esto muy bien es Attack on Titan, porque los titanes, honestamente, se sienten como fuerzas imparables la mayoría del tiempo. Casi se puede contar con las manos las veces que los héroes han salido victoriosos en esa serie, y eso justamente hace tan especiales las raras ocasiones en las que todo sale bien.
Un villano poderoso es una cosa, ¡pero uno que gana es algo totalmente distinto!
Dale una ideología que se opone a la del héroe
Ahora, los villanos más interesantes son los que retan los puntos más vulnerables del protagonista y, si este fue construido bien, obviamente habrá aspectos de la psicología interna del principal que no están del todo bien.
Es decir, nuestro protagonista debe estar luchando con un conflicto que le impide ver el mundo cómo es, y el villano debe estar ahí para recordárselo o retar su perspectiva de lo que está bien y lo que está mal.
Esto queda reflejado perfectamente en la lucha entre Batman y Joker, pero como esta comparación seguramente la has escuchado mil veces (incluso, en este blog), hablemos de la dinámica que existe entre Kingpin y Daredevil en la serie de Netflix.
Daredevil es un héroe que tiene unas profundas raíces católicas, por lo que parte de su personaje es que trata de seguir los designios morales que su religión predica. Por supuesto, esto termina siendo un problema cuando se enfrenta a alguien como Kingpin, a quien no le importa hacer todo tipo de monstruosidades para obtener lo que quiere.
Lo interesante de este conflicto es que tanto Kingpin como Daredevil quieren lo mismo: “salvar la ciudad”, pero cada uno tiene una idea distinta de cómo lograrlo. Mientras que Daredevil piensa que proteger al débil y actuar correctamente hará el truco, el villano piensa que solo destruyendo lo que existe y creando algo nuevo las cosas mejorarán.
A medida que la historia avanza y nuestro héroe sufre derrota tras derrota, empieza a cuestionarse a sí mismo si su moral es correcta, si no sería mejor dejarse llevar para poder acabar con su oponente.
Esto es un dilema muy interesante que la serie explora a detalle y deja que entendamos los dos puntos del argumento, sin decirnos al final quién tenía razón y quién no.
Cuando este elemento está presente, ¡la pelea entre el villano y el héroe se vuelve memorable y profunda!
¡Y listo! Esos son los elementos que componen a un gran antagonista. Si también te interesa descubrir cómo se construyen los mejores personajes secundarios que existen, ¡checa este artículo!
Villano no es sinónimo de antagonista. Muchos confunden estos términos y dan a entender que el villano siempre es la contraparte del protagonista, siendo así el antagonista, por lógica.
En realidad, el antagonista no es más que la contraparte del protagonista. Y esto no implica que el antagonista tenga que ser “malvado”, el villano, y que el protagonista sea el “bueno”, el héroe que siempre dará un sacrificio para una causa noble. Con esto no quiero decir que este tipo de personajes estén mal, sino todo lo contrario. Pueden dar, y, de hecho, han dado buenos resultados en muchas historias, como en Matrix, Gladiator o Daredevil, por ejemplo.
Lo que sí tiene que quedar claro es que el antagonista puede perfectamente ser el villano o el héroe, y el protagonista el héroe (como es común) o el mismo villano. Todo depende de la perspectiva en la que se esté prestando atanción en la historia. Es decir, de a qué personaje se le de más atención.
Un buen ejemplo de esto es Hans Landa, el protagonista de Malditos bastardos, o Inglourious Basterds en inglés, que a su vez es el villano de esta historia, y un gran villano de hecho. Death Note es también un buen ejemplo de esto, donde el protagonista, Light Yagami, acaba siendo el villano, sin dejar de ser el protagonista, y donde el antagonista, Ele, es lo más parecido a un héroe. Otro ejemplo podría ser Ataque a los titanes, (ojo spoiler), donde Eren, el héroe protagonista, se convierte en el villano de la humanidad, en la cuarta temporada.
Y para variar aun más, también se puede incluso tener a un villano como protagonista y otro villano como antagonista, debido a que sus principios e intereses choquen en un conflicto.
En resumen: Los antagonista y los protagonistas pueden ser desde héroes y antihéroes, hasta los villanos. Lo único que importa es que sus motivos choquen y creen un conflicto.
¡Muchas gracias por tu comentario! Todo lo que dices es correcto, pero hay algunos matices. En el contexto narrativo, el villano y el antagonista se utilizan de forma intercambiable, aunque efectivamente no sean lo mismo, ya que el antagonista es simplemente quien se interpone entre el protagonista y su meta (según John Truby). Para el protagonista, independientemente de la alineación moral de su opuesto, este será un “villano” porque, si está bien construido, actúa con una filosofía moral contraria a la suya.
En el caso de Hans Landa, él no es el protagonista. Bastardos sin Gloria es una historia que se centra en dos grupos: Shoshana y los soldados americanos. Shoshana es la protagonista principal y el personaje de Brad Pitt (se me fue ahorita el nombre) es el protagonista secundario. Hans Landa es un villano tan bueno porque actúa como antagonista simultáneamente en ambas narrativas.
Lo comento para que no haya confusiones en caso de que alguien más venga a leer el comentario 🙂
muy interesante
gracias por toda la informacion seguro que me sera muy util
Villano: Que actúa o es capaz de actuar de forma ruin o cruel.
Si nos atenemos a esta definición, el mundo es un hervidero de villanos, y de pocos héroes, según define esta descripción.
Héroe: Persona que realiza una acción muy abnegada (sacrificio) en beneficio de una causa noble.
También entra en conflicto los orígenes. Si un villano se convierte en tal por una sociedad cruel y déspota, ¿es culpable de sus acciones, o sus actos están justificados?. Mary Shelley así lo deja caer en su afamada obra, Frankenstein. ¿Quién es el monstruo, la criatura en si, o quien lo crea?
Pongamos un ejemplo duro, pero diariamente realista. Si un padre pierde a un hijo por un cruel asesinato, y el padre se toma la justicia por su cuenta, ¿Quién es el monstruo, ambos?
Pues el padre podría acabar siendo el antihéroe, o villano, dependiendo de las circunstancias y de lo que acabe haciendo, y el asesino podría también ser una de estas. El asesino tuvo sus motivos para matar al hijo del padre, y, dependiendo de estos y de qué más haya cometido, podría ser antihéroe o villano también. Lo que más diferenciaría al padre del asesino sería que el padre, según como me cuentas el ejemplo, sería el protagonista y el asesino el antagonista. Pero eso no quita que el padre, el protagonista, pueda llegar a cometer actos atroces.
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