¿Se escribe igual una obra de teatro que un cuento?

¿Se escribe igual una obra de teatro que un cuento?

¿Se escribe igual una obra de teatro que un cuento?

Si eres de esos escritores que se aventuran a probar varios formatos narrativos, seguramente has tenido dudas en cuanto a si se escribe igual una obra de teatro que un cuento, ya que el proceso puede sentirse muy similar y dispar al mismo tiempo.

Lo más curioso es que incluso si, por el contrario, solo has intentado escribir en uno de estos formatos y te preguntas cómo deberías aventurarte al otro, lo cierto es que seguramente tienes la misma pregunta.

Por eso, en este artículo me gustaría ayudarte un poco a solucionar estas dudas y tener éxito al escribir tus guiones y tus cuentos.

Si te interesa, ¡no pares de leer!

¿Qué es una obra de teatro?

Las obras de teatro son un género literario que se enfoca en la construcción de historias por medio del desarrollo de diálogos y escenarios que luego serán representados frente a una audiencia.

Las obras de teatro son unas de las estructuras narrativas más antiguas que existen, llegando a remontarse sus orígenes hasta la Antigua Grecia y, muy probablemente, incluso antes de eso.

Grandes figuras de la historia han estudiado la composición de obras de teatro, empezando por el mismísimo Aristóteles, quien hizo muchos estudios sobre la construcción de historias y sus personajes basándose en obras que provenían del medio teatral.

Estas obras se escriben por medio del uso de guiones, que son textos narrativos que ofrecen la información necesaria para construir una escena, sin necesidad de hacer un uso enfocado de recursos literarios, ya que será la actuación lo que transmita los elementos narrativos más profundos y simbólicos.

Es por esto que las obras teatrales tienen un componente que va más allá de lo escrito, y la razón por la que suelen tener directores que se encargan de transmitir una visión clara de lo que la historia debe transmitir y cómo se debe transmitir.

¿Qué es un cuento?

Los cuentos son historias breves que relatan hechos ficticios o reales de una forma relativamente sencilla.

Los cuentos suelen tener componentes fantásticos y presentar historias imposibles que, simbólicamente, logran transmitir valores y enseñanzas que son importantes para una cultura.

De hecho, los cuentos son una de las formas más comunes de formar a los niños y jóvenes, razón por la cual se tienden a considerar historias para este sector demográfico; a pesar de que pueden contener suficiente profundidad para ayudar a los adultos.

Es por esto que nunca deberías subestimar el poder que esta estructura narrativa tiene en realidad.

¿En qué se parecen?

Aunque está clarísimo que la diferencia entre estas historias en cuanto al producto final es bastante grande, lo cierto es que el proceso que se utiliza para escribirlas tiene muchos más parecidos de lo que crees.

Para empezar, a la hora de estructurar un cuento y una obra de teatro, lo mejor que puedes hacer es dividir la historia en actos, ya sea con una estructura de tres o de cinco.

Esto es porque tanto los cuentos como las obras de teatro necesitan estar muy bien enfocadas y hacer uso eficiente de la introducción, nudo y desenlace.

Cada escena, tanto en los cuentos como en las obras de teatro, debe ser extremadamente eficiente y aportar mucho a la narrativa, ya que existen limitantes muy marcadas en el formato, ya sea por su extensión o la complejidad operativa de los escenarios.

Es por esto que obras de teatro basadas en novelas (como Los Miserables o El Gran Gatsby) tienden a recortar muchísimas partes de la historia y reescribir ciertas secciones para que la narrativa logre adaptarse al teatro de forma exitosa.

De la misma forma, es raro que los cuentos se conviertan en obras de teatro porque la narrativa es tan eficiente y corta que el trabajo que lleva agregarle elementos a la historia está mejor implementado creando algo completamente nuevo.

Tl;dr: si piensas hacer la transición de un formato a otro, solo ten presente que la técnica de trabajo es básicamente la misma: enfócate en una estructura de actos.

¿En qué se diferencian?

Ahora, dicho lo anterior, lo cierto es que el desarrollo en sí de ambos formatos si cambia bastante cuando te pones a trabajar.

Los cuentos no utilizan tramas complicadas ni difíciles de entender, mientras que el teatro puede acercarse con mucha facilidad a la complejidad de una novela literaria, tratando temas de una forma mucho más visceral y profunda de lo que un cuento puede hacerlo.

A su vez, la construcción de un guion tiene muy poco que ver con la producción de un texto literario; ya que el guion debe construirse con lo mínimo indispensable para que el equipo de producción sepa lo que tiene que hacer. Después de todo, el guion no es el producto narrativo en sí, sino una herramienta para poder personificarlo sobre el escenario (donde se desarrolla de verdad la obra teatral).

Por lo general, los guiones se escriben con una descripción básica del escenario y un desarrollo en diálogos que expone los elementos más importantes del relato a través de actores que llevan una conversación entre ellos.

Ejemplo:

La escena se representa en el Palacio y Ciudad de Elsingor, en sus cercanías y en las fronteras de Dinamarca.

HAMLET

Acto I

Escena I

Explanada delante del Palacio Real de Elsingor. Noche oscura.

FRANCISCO, BERNARDO

BERNARDO.- ¿Quién está ahí?

FRANCISCO.- No, respóndame él a mí. Deténgase y diga quién es.

BERNARDO.- Viva el Rey.

FRANCISCO.- ¿Es Bernardo?

BERNARDO.- El mismo.

FRANCISCO.- Tú eres el más puntual en venir a la hora.

BERNARDO.- Las doce han dado ya; bien puedes ir a recogerte.

-Extracto de Hamlet de William Shakespeare.

Los cuentos son una estructura literaria que depende en muy alta medida de su escritura y por lo tanto necesita hacer un gran uso de recursos literarios y describir de forma eficiente y estética todos los elementos que forman parte de la misma.

Ejemplo:

“Érase una vez un precioso pueblo llamado Hamelin.

En él se respiraba aire puro todo el año puesto que estaba situado en un valle, en plena naturaleza. Las casas salpicaban el paisaje rodeadas de altas montañas y muy cerca pasaba un río en el que sus habitantes solían pescar y bañarse cuando hacía buen tiempo. Siempre había alimentos de sobra para todos, ya que las familias criaban ganado y plantaban cereales para hacer panes y pasteles todo el año. Se puede decir que Hamelin era un pueblo donde la gente era feliz.

Un día, sucedió algo muy extraño. Cuando los habitantes de Hamelin se levantaron por la mañana, empezaron a ver ratones por todas partes. Todos corrieron presos del pánico a cerrar las puertas de sus graneros para que no se comieran el trigo. Pero esto no sirvió de mucho porque en cuestión de poco tiempo, el pueblo había sido invadido por miles de roedores que campaban a sus anchas calle arriba y calle abajo, entrando por todas las rendijas y agujeros que veían. La situación era incontrolable y nadie sabía qué hacer.” -Extracto de el Flautista de Hamelin de los Hermanos Grimm.

Entonces, como conclusión, los cuentos y las obras de teatro se parecen mucho en su escritura y, desde el punto de vista estructural, se escriben de manera muy parecida; sin embargo, la redacción en sí cambia para acomodarse a los puntos de enfoque de cada formato.

¡Y con eso llegamos al final del artículo! Espero que te haya enseñado algo nuevo. Si te gustó y quieres seguir aprendiendo, este artículo sobre los pases clave para estructurar una historia te puede servir. ¡No te lo pierdas!

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