Los Hijos de Húrin: ¿cómo frustrar a tu lector y que te ame por eso?

Si no eres un fanático de la fantasía, es muy probable que solamente conozcas a Tolkien por El Hobbit y la trilogía del Señor de los Anillos y, si solamente has visto las películas, entonces quizás crees que Tolkien era un escritor que se dedicaba a hacer historias para niños, con finales felices y héroes victoriosos.

Pues, déjame decirte que no es tan simple. Si bien la escritura de Tolkien no es tan edgy como un manga de Berserk o una novela de George R.R Martin, la razón por la que este increíble escritor dejó un legado espectacular, es porque sus habilidades llegaban hasta donde él quería.

El mejor ejemplo de esto es el libro de Los Hijos de Húrin, una de las novelas más amadas por los fanáticos de la fantasía, pero que rara vez escuchas mencionar fuera de ese círculo.

Este libro, probablemente, jamás vea la luz del día en formato de película (en parte porque sería increíblemente difícil adaptarlo), pero es una obra maestra de la cual podemos aprender mucho, empezando por esa cualidad que parece ser una inquietud de los escritores modernos, pero que no terminan de entender: la capacidad de frustrar a tu lector y que aún así disfrute cada instante de la historia.

De eso hablaremos en este artículo. Si te interesa, ¡sigue leyendo!

Definamos algo primero…

Como es costumbre en este blog, primero quiero asegurarme de que estamos hablando de lo mismo cuando decimos “frustrar al lector”.

Si leíste algunos artículos de los defensores de la película The Last Jedi, entonces seguramente has escuchado algo así como:

“La película es una obra maestra porque está hecha para decepcionarte, por eso no te gustó. No es que sea mala, es que no la entendiste”.

La verdad, es que tengo muchos problemas con ese argumento, en parte porque no justifica la inmensa cantidad de técnicas narrativas mal ejecutadas (o ignoradas) de los escritores ni tampoco resuelve los huecos en la trama.

Sin embargo, el principal problema que tengo es que es mentira. Algunos críticos tratan de actuar como si TLJ es única en este sentido, pero la idea de frustrar al lector no es para nada nueva. Historias como Cumbres Borrascosas y Joker están hechas para crear una sensación negativa en el espectador, con la esperanza de compartir un mensaje que una obra más positiva simplemente expresaría de otra forma.

Cuando hablo de “frustrar a tu lector” de la manera correcta, me refiero a eso: a causarle una gigantesca cantidad de sentimientos negativos a lo largo de la lectura, pero no porque la trama está mal construida y no hay un payoff para los hilos narrativos que se construyen, sino por medio de su conexión con los personajes y las situaciones en las que se ven involucrados.

Esto es algo que solo los mejores pueden lograr de forma efectiva, y Los Hijos de Húrin es un ejemplo perfecto de cómo se hace.

¿Qué elementos usó Los Hijos de Húrin para lograrlo?

No te preocupes que no pienso spoilearte nada, este es un libro que necesitas experimentar por tu cuenta. Puede que mencione detalles menores que no arruinarán para nada tu experiencia, ¡así que puedes leer sin pendiente alguno!

¡Sigamos!

Subversión de expectativas (bien hecha)

Una de las cosas que Tolkien supo hacer a la perfección en este libro, fue identificar las típicas tropes que encontramos en historias de fantasía, entender el núcleo que las conforma, preparar un camino familiar para el lector y luego destrozarlo por completo.

Esta técnica es la infame subversión de expectativas, algo que ahora es polémico a pesar de que no hay nada particularmente especial o vanguardista en su existencia, principalmente porque ahora las autores pueden defender sus obras y hay una plataforma para que los fanáticos más apasionados justifiquen lo injustificable.

El problema de la subversión de expectativas es que fácilmente puede convertirse en un fin, en lugar de una herramienta que permite al autor cubrir las necesidades de la trama.

Tolkien entendía esto a la perfección, mejor que cualquiera de nosotros, y es por eso que, por increíbles, trágicos e inesperados que fueran los desenlaces de los conflictos de la historia, el lector siempre tenía esa sensación dentro de su pecho que le hacía creer fervientemente que cualquier otro final hubiera sido todavía más extraño.

El truco estuvo en el manejo de los símbolos, en la forma en la que, sin que te dieras cuenta del todo, tu subconsciente era capaz de captar la clase de historia que estaba presenciando, y de principio a fin tienes una sensación fea en tu pecho, de que todo va a salir mal en cualquier momento.

La subversión no sale de la nada ni está enfocada 100% en sacar al lector de su área de confort, sino que tiene una confianza casi ciega en el lector y la construcción de los personajes; confía plenamente en que están tan bien desarrollados que, si los conoces, no podrás evitar temer por ellos y rogar que puedan superar sus propias deficiencias.

Tragedia pronta y memorable

Una buena razón por la que este libro maneja la frustración del lector de manera tan efectiva, es por medio del tono que manejó desde el inicio.

Los Hijos de Húrin dedica una buena parte de la introducción a construir a varios personajes que serán vitales para el relato, y luego hace que todos sufran una tragedia terrible.

En ningún momento intenta pretender que la historia es feliz, y eso hace que el lector de inmediato identifique que lo que está por presenciar es siniestro y triste.

Esto es un elemento crucial porque, como sabes dentro de ti, un libro así no puede terminar bien. Se vuelve imposible para ti creer que la felicidad durará mucho y, por lo tanto, no la disfrutas.

 Otras historias, como Berserk, Game of Thrones y Goblin Slayer (sí, Goblin Slayer también), también utilizan este recurso para marcar el tono de la historia, y asegurarse que la audiencia prepare ciertas expectativas sobre lo que puede esperar de la obra.

Uso del héroe trágico

Ahora, para este tipo de historias, lo cierto es que el héroe trágico tiene un rol crucial, porque su arco, por definición, está directamente ligado con su caída, una caída provocada por una falta de juicio, que solamente hace que todo sea más triste, porque fácilmente podríamos armar un argumento para excusarlo.

Una de las características del héroe trágico es que, a pesar de que cometa errores y actos reprochables, la audiencia sigue estando de su lado, porque saben que en el fondo no es una mala persona, sino alguien que perdió el camino.

Es como si viéramos un amigo con un gran potencial para el bien, arruinar lentamente su vida por una adicción que se salió de control. Nos rompe y nos entristece, y cada vez que sale del hoyo nos cuesta alegrarnos, porque en el fondo sabemos que puede caer de nuevo con todavía más fuerza y ya no ser capaz de salir.

Además, el héroe trágico tiene un final, valga la redundancia, trágico, y eso es clave porque no puedes crear una historia terrible y luego darle un final feliz y tierno. Es por eso que a casi nadie le gustó el final de Game of Thrones, porque se siente falso, como que no queda con el resto de la historia.

Uso de la esperanza

Otra cuestión importante es que no puedes frustrar a alguien que ya ha aceptado su destino. En el momento en el que te resignas, ya no puedes sentir frustración, sigues teniendo un sentimiento negativo, pero es algo distinto que evoca reacciones y conclusiones distintas.

Los Hijos de Húrin es una obra que entiende esto a la perfección, y eso por eso que juega eternamente con la esperanza del lector, porque, aunque este sabe en su corazón que no hay forma de que las cosas terminen bien, la actitud de los personajes, el arco y las cualidades que tienen, el ritmo de la trama y las promesas fantásticas que se llevan a cabo, juegan con su necesidad de creer que el vaso está medio lleno, y que su amado protagonista verá que su dolor valió la pena.

Si no cuentas con este elemento, entonces empiezas a sentirte predecible y aburrido, y el lector, más que frustrado, empezará a insensibilizarse al sufrimiento presente en la obra y perderá el interés.

¡Léete este libro!

Espero que este artículo te haya inspirado a leer esta obra maestra de nuestro queridísimo Tolkien. Créeme que hay muchísimas más cosas que puedes aprender de esta novela y que sin duda te permitirán convertirte en un mejor escritor.

Además, ¡el libro es simplemente una delicia de leer!

Si quieres ver otros clásicos de la literatura que te ayudarán a convertirte en un gran autor, ¡lee este artículo!

?”10 clásicos de la literatura que tienes que leer si quieres convertirte en un escritor profesional“