La corrupción como elemento narrativo: ¿cómo aprovecharla?

La corrupción como elemento narrativo: ¿cómo aprovecharla?

La corrupción como elemento narrativo: ¿cómo aprovecharla?

Si eres un escritor joven frustrado con el estado del mundo y los líderes del país en el que habitas, es muy probable que uno de los elementos que te gustaría explorar en tu historia sea la corrupción, especialmente la gubernamental.

Por supuesto, este elemento puede tener mucho valor en una historia y ayudarte a construir tramas realmente geniales, pero, a su vez, es muy sencillo construirlo de forma superficial e inmadura, impidiendo que adquiera verdadera profundidad.

Si quieres aprender a evitar este problema, ¡no pares de leer!

¿Qué es la corrupción?

La corrupción tiene muchas definiciones, pero la que nos interesa aquí es la siguiente: la corrupción es el acto de pervertir una cosa o una persona y hacerla moralmente mala.

Esto, por lo general, tiende a referirse a un contexto político, en el que un funcionario público utiliza su influencia de forma deshonesta, pero esta no es la única forma en que la corrupción afecta nuestra vida diaria.

De hecho, está mucho más cerca de lo que crees.

¿Qué representa como símbolo?

La corrupción, como símbolo, se utiliza para representar la descomposición moral de un individuo y/o de un sistema, ya sea mientras se produce o una vez que la putrefacción ya está completamente encarnada.

La corrupción nos muestra la propensidad del ser humano a caer en la tentación de facilitarse la vida a costa de los demás, pero, todavía más interesante, nos muestra su capacidad para torcer la moral a medida que persigue sus ambiciones más grandes, sean estas nobles o crueles.

Por ejemplo, un héroe que soborna y engaña a sus oponentes por el bien de su nación o para salvar el mundo, sigue siendo partícipe de la corrupción; simplemente, está estirando su moral para hacerla lo más ambigua posible y así alcanzar sus metas.

El acto sigue siendo inmoral, incluso si el contexto contiene varios atenuantes que lo hacen moralmente “aceptable”.

Es importante comprender esta complejidad porque, al final del día, los sistemas corruptos invitan a las personas a actuar de forma corrupta, perpetuando la inmoralidad intrínseca de la sociedad. Después de todo, es importante recordar cada vez que pensamos en “este país es corrupto” o algo por el estilo, que el país, como tal, no existe, sino que es un concepto abstracto para representar a un gran grupo de personas.

Es decir, la corrupción no la ejecuta un ente sin nombre, sino individuos como tú y como yo; de hecho, lo más probable es que tú seas casi tan corrupto como esos a los que criticas, pero, para bien o para mal, no tienes el poder o la influencia para sacarle provecho.

La corrupción, a su vez, es algo que degrada al individuo mientras más participa en ella. De la misma forma que una fruta o una verdura se pudre si se deja bajo el sol, de la misma forma el alma del personaje se pierde a medida que se esconde en las sombras de la moral.

Esto es algo que nos da una pista de la clase de conflictos que podemos explorar con la corrupción, porque no se trata solo de tener al héroe que hace todo lo posible para romper el sistema corrupto que lo oprime… sino para explorar el sujeto que, ante la imposibilidad de moverse con rectitud en el mundo que le rodea, se ve obligado a abandonar su moralidad y corromperse para salir adelante.

Esto es algo que exploran muy bien historias como Peaky Blinders o Game of Thrones, y es en parte por eso que estas narrativas pueden estar tan cargadas de tensión y profundidad temática.

¿Qué debes tomar en cuenta para construirla con profundidad?

En general, hay tres cosas que debes tomar muy en cuenta a la hora de manejar la corrupción como elemento narrativo. Si te interesa conocerlas, ¡no pares de leer!

La corrupción tiene un propósito

Algo que me desespera ver en las películas con fines sociales que critican la corrupción de un sistema, es que simplifican demasiado la corrupción, pretendiendo que las personas que ejecutan estas acciones son simplemente demonios sin nombre que la realizan casi porque les da placer y nada más.

En realidad, si eliges este camino, no te estás tomando en serio el problema.

La corrupción es atractiva para TODAS las personas precisamente porque es un camino para obtener ALGO. ¿Qué es ese algo? Depende de cada quien. Puede ser dinero, poder, fama, reconocimiento, sí, pero al mismo tiempo puede ser seguridad, protección o cambiar el mundo para bien.

Mientras más profunda y torcida sea la corrupción, más compleja e interesante deben ser las motivaciones que van detrás de ella, o de lo contrario es muy probable que tus personajes corruptos sean superficiales y planos, lo cual le quita todo el peso al elemento.

Si esto te confunde un poco porque, hasta ahora, siempre has creído que esos políticos y empresarios corruptos hacen lo que hacen porque les gusta el dinero tanto como a Don Cangrejo, quiero que hagas este ejercicio.

Piensa un poco en las acusaciones de corrupción que has escuchado. Pueden ser tan terribles como quieras; desde el político que malversó fondos para llevarse más a sus bolsillos, hasta el sujeto que asesinó personas por el simple hecho de que conocían información que no deberían manejar.

Ahora… quiero que pienses en qué es lo que debería pasarte en tu vida para que hagas lo mismo. No huyas de la pregunta. Plantéatela en serio y profundízala. Créeme que encontrarás una respuesta que quizás te asuste un poco, pero lo mejor de todo es que también encontrarás una historia.

Quizás pienses en que tu mamá se enfermó de muerte y no tienes el dinero para atenderla, y te dices a ti mismo “solo lo haré una vez”, pero al recibir el dinero y ver que tu mamá se muere de todas formas, algo muere en ti también y dices “pues, ya, que se salve quien pueda”.

Puede que no todos los corruptos tengan un inicio tan noble, pero evidentemente no fueron corruptos desde que nacieron, sino que se hicieron corruptos por motivaciones propias.

Si olvidas esto, corres el riesgo de presentar personajes caricaturescos que te impedirán explorar la idea con profundidad.

La corrupción tiene propósito, tiene una meta precisamente porque se aprovecha de la necesidad humana de “mejorar” su vida. ¡Recuérdalo!  

La corrupción no es exclusiva de los villanos

Todo lo que mencioné antes debió haberte ayudado a reforzar la idea de que la corrupción no es un vicio que solamente recae sobre los villanos, sino que cualquier personaje que tenga una meta y un propósito es igual de propenso a caer en ella.

Por supuesto, la palabra clave ahí es “propenso”, no te estoy diciendo que todos tus personajes deben ser corruptos para que el elemento se trabaje bien.

Simplemente, todos deben ser tentados de una forma u otra, y cada uno debe responder a su manera, independientemente del lado del conflicto que supuestamente represente.

Si manejas esta idea bien, no solo le darás mucha profundidad temática a tu historia, sino que también permitirás que esté mucho más cargada de tensión y se vuelva impredecible para la audiencia.

La corrupción no es sistémica, sino individual

Una de las peores prácticas que suelen replicar los escritores a la hora de manejar la corrupción, es que se quedan con esa idea ambigua de que “el mundo es corrupto”.

Hablan de la corrupción como si fuera un ente externo con vida propia, que se va moviendo de una institución a otra con el mero propósito de fastidiarles la vida.

La corrupción no es eso, sino algo que está escondido en tu propio corazón.

Si un país es corrupto, lo más probable es que la gran mayoría de los individuos que viven ahí, con distintos niveles de culpa, claro está, participan de dicha corrupción.

¿Alguna vez te has saltado un alto o pagado una “mordida” a un oficial para que te dejara ir? ¿O le has robado dulces a un amigo sin que se diera cuenta? ¿Le has sido infiel a una novia o un novio? ¿O tal vez te has copiado en un examen?

Bueno, felicidades, si lo has hecho, formas parte de ese “mundo corrupto” del que te quejas porque la corrupción solo es sistémica si los individuos, en general, la ejercen; lo cual, inevitablemente significa que la corrupción nace del individuo primero.

Por supuesto, la corrupción invita más corrupción porque cuando las cosas no funcionan como debe ser, los seres humanos se ven obligados a adaptarse como puedan, dejando muchas veces de lado cosas que no deberían abandonarse.

Así es como, gradualmente, una sociedad se puede corromper hasta niveles insospechados, pero siempre es responsabilidad de cada individuo ayudar a que la situación no empeore.

Los personajes de tu historia no son simples víctimas de la corrupción, sino que también juegan un rol en ella. ¡Es importante tener esto presente para que la corrupción sea un elemento narrativo interesante y profundo!

Y con eso llegamos al final del artículo. Si te pareció interesante, aprendiste algo nuevo o estás en desacuerdo con algo, ¡dímelo en los comentarios!

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