¿Cómo mostrar monólogos internos de personaje?

¿Cómo mostrar monólogos internos de personaje?

¿Cómo mostrar monólogos internos de personaje?

Una de las mejores técnicas para presentar la evolución de un personaje son los monólogos internos que estos llevan, sin embargo, esto no siempre es fácil de incluir de forma natural en el texto.

Si quieres aprender más sobre este recurso y cómo introducirlo en tu historia, ¡este artículo te servirá!

¿Qué es un monólogo interno?

Un monólogo interno es un diálogo que un personaje mantiene consigo mismo, eventualmente llegando a un descubrimiento relevante para la trama y/o para su arco de personaje.

Eso sí, quiero que quede claro que aunque utilicé la palabra “diálogo”, un monólogo interno no tiene que necesariamente llevarse en palabras. También se pueden utilizar imágenes, expresiones y gestos para transmitir ese debate interno del personaje. Algo así como en Kung Fu Panda 2 cuando Po está en el proceso de descubrir la paz interior.

El monólogo interno es un recurso genial para explorar la forma de pensar de un personaje en particular y justificar las acciones que tomará a continuación. Es particularmente útil en historias repletas de misterios como en aquellas que buscan explorar a profundidad un dilema filosófico o moral.

Dicho esto, también es un recurso que puede volverse invasivo y molesto si se utiliza mal, porque puede sentirse manipulador y fastidioso; como que el escritor está constantemente tratando de justificar lo que sus personajes hacen.

Tipos de monólogos internos

Como seguro ya te pudiste dar cuenta, la definición de monólogo interno sugiere que existan dos tipos de monólogos que tienen propósitos ligeramente distintos. ¡Aquí te los comparto!

Monólogo interno enfocado en la trama

Este monólogo interno está principalmente enfocado en un descubrimiento que resulta crucial para reinterpretar un evento de la trama. Básicamente, es el momento en el que el detective de la historia junta las pistas que ha encontrado y logra deducir quién es el asesino.

Este tipo de monólogo busca responder un misterio de la trama para permitir que esta pueda continuar su progreso y evolución.

Monólogo interno enfocado en el arco del personaje

Como su nombre lo sugiere, este monólogo busca trabajar la falla central que caracteriza el arco narrativo del individuo., obligándole a reflexionar sobre ella y empujarlo a un aprendizaje definitivo.

Este monólogo busca trabajar o cerrar el arco del personaje, provocando un crecimiento en él o ella y permitiendo que realice una acción compleja que sin esta evolución no hubiera sido posible antes.

Esto es, por ejemplo, lo que sucede en Los Miserables cuando Jean Valjean debate si revelar su identidad o permitir que un hombre inocente se condene en su lugar.

Por supuesto, cabe destacar que estos tipos de monólogos internos también pueden juntarse, permitiendo que el personaje aprende una lección central para su arco y que al mismo tiempo descubra un secreto crucial para el avance de la trama.

¿Cómo evitar que se sienta invasivo?

Ahora que conoces los tipos de monólogos internos, hablemos un poco sobre cómo puedes evitar que se vuelvan invasivos y molestos. ¡Aquí te van tres tips que te servirán!

Procura que no detenga la escena

Uno de los errores más comunes que comenten los escritores novatos con este elemento es que se sienten constantemente tentados a incluirlo en el medio de otros diálogos con personajes externos.

Si bien este es un recurso que puede resultar útil, es importante que el enfoque se mantenga en aquello que está moviendo la trama. Dicho de otra forma, si el enfoque de la escena no es el dilema interno del personaje, entonces no lo fuerces ahí.

Deja que las escenas fluyan de forma natural y no utilices los monólogos internos como paréntesis para explicar de manera más digerible los puntos de tu historia. De lo contrario, afectarán el ritmo narrativo, haciendo que las escenas se alenten o se detengan por completo durante la duración del monólogo.

Este es, de hecho, una de mis principales quejas del juego Control, donde los monólogos internos de la protagonista aparecen con una frecuencia excesiva que constantemente pone en pausa la narrativa.

El monólogo debe añadirle profundidad al conflicto

La presencia del monólogo debe ayudar a que la audiencia analice con más profundidad uno de los dilemas de la narrativa, independientemente de si se trata de uno relacionado con un punto de la trama o con algo directamente relacionado con el personaje.

Estos momentos deben permitir que la audiencia se involucre intelectualmente con la historia, escuchando la perspectiva particular del personaje y tratando de discernir en su propia cabeza cuál es la verdad.

De nada te sirve crear un monólogo que solamente repite información que la audiencia ya conoce o que es redundante con los símbolos de la historia. Es por eso que muchas películas no nos muestran el diálogo interno, sino que lo transmiten con imágenes, como en Endgame cuando Iron Man observa a Doctor Strange y entiende qué es lo que tiene que hacer.

Esto no significa que el monólogo no sea importante o que no exista, sino que simplemente se muestra de la forma más eficiente posible.

Incluso si se te ocurren frases geniales para incluir en tu monólogo, asegúrate que estas son necesarias para la historia.

Debe ayudar a avanzar la trama

Los monólogos internos no deben utilizarse para transmitir información sin propósito o simplemente para que conozcamos más al personaje, sino que deben presentarse como un conflicto narrativo que debe resolverse de forma activa.

Es decir, los monólogos internos, si bien por lo general solo muestran al personaje pensando sobre lo que debería hacer, en realidad son escenas que están avanzando la trama, porque la resolución del diálogo interno es necesaria para que la historia pueda continuar.

No los debes incluir en medio de una escena cuyo principal enfoque no es ese conflicto que se libra, sino presentarlo justo cuando se vuelve más importante para la historia.

Es por eso que ves que muchas de las historias de misterio usualmente incluyen estos monólogos después de un descubrimiento interesante o justo antes de que llegue el desenlace de la historia.

En esos puntos, es cuando el conflicto central del diálogo es más relevante para la narrativa y el debate en sí es lo que avanza la historia.

¡Y ese ya es el final! Ahora sabes cómo mostrar los monólogos internos de tus personajes. Si te gustó este contenido, seguramente disfrutarás este otro sobre cómo manejar dilemas filosóficos en tus historias. ¡Échale un ojo!

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