¿Por qué deberías hacer personajes viciosos?

¿Por qué deberías hacer personajes viciosos?

¿Por qué deberías hacer personajes viciosos?

Hace poco escribí un artículo sobre por qué te conviene incluir héroes virtuosos en tus historias y ahora me gustaría hablar de la otra cara de la moneda: los personajes viciosos.

Este clase de personajes, precisamente por las fuertes fallas que tienen, pueden ofrecer muchísimo valor temático a una narrativa y de eso me gustaría hablar para que puedas aprovecharlos.

He visto demasiados escritores que crean personajes viciosos, pero actúan como si sus fallas fueran algo “cool” o algo que alabar, lo que impide que tengan un impacto real en los símbolos de la historia.

Si te interesa aprender más sobre el tema, ¡no pares de leer!

¿A qué me refiero con viciosos?

Cuando hablo de un personaje vicioso me refiero a personajes que tienen fallas relacionadas con su moral. No estoy hablando de un héroe cobarde o un protagonista con pocas habilidades, sino de un personaje cuyas principales problemas nacen de una cierta carencia de ética.

Puede ser alguien traicionero, ladrón, alcohólico, oportunista, nihilista, etcétera. El punto es que aquello que le impide crecer esté relacionado con una deficiencia moral.

¿Por qué te pueden ayudar?

Si eres una especie de purista, quizás creas que no conviene que los autores pongan esta clase de personajes, después de todo, pueden invitar a la audiencia a seguir sus pasos, ¿no es así?

Bueno, lo cierto es que eso solo ocurrirá si el personaje está mal construido. En realidad, los personajes viciosos te ayudan a lograr exactamente lo contrario: a demostrar cómo una falla moral puede tener repercusiones terribles en la vida de una persona.

Tiene mucho valor intentar explorar un tema desde la perspectiva de alguien que está del lado negativo del mismo, alguien que se beneficia y sufre por su forma de actuar.

Así como muestras que una persona traicionera puede salir ganando al hacer sus fechorías, también demuestras como esto arruina las relaciones que tiene con los demás y, eventualmente, lo convierte en alguien solitario y miserable.

Esto puede tener muchísimo más impacto que simplemente decir “traicionar es malo” y por eso vale la pena considerar meterlo en tu narrativa.

¿Cómo construirlos?

Antes mencioné que estos personajes solo causarán el efecto deseado si están bien construidos. Entonces, la siguiente pregunta sería “¿cómo se hace eso?”.

¡Sigue leyendo y descúbrelo!

Dales fallas reales

Uno de los errores más comunes de los escritores es que muchas veces se sienten tentados a presentar vicios como si fueran algo bueno, ya sea por un deseo de subvertir expectativas o porque su mismo compás moral se encuentra defectuoso.

El problema de esto no es que su abuelita a lo mejor encontrará sus novelas controversiales, sino que le quitará toda profundidad al símbolo que representan las fallas del personaje.

Así como necesitas que un personaje virtuoso se deba enfrentar a situaciones difíciles que cuestionan su forma de ver el mundo, necesitas que un personaje vicioso sufra por realizar actos que atentan contra sí mismo o las personas que lo rodean. ¡Por algo se llaman vicios!

Si creas uno de estos personajes y lo conviertes en un mujeriego o un drogadicto, pero nada de esto se vuelve un conflicto que amenaza con destruirlo, entonces estás perdiendo el tiempo.

Te quedarás con un personaje falso y, tarde que temprano, tu audiencia se dará cuenta de eso.

Los vicios deben tener consecuencias negativas en la historia y afectar seriamente al personaje en cuestión.

Explora su raciocinio

Por supuesto, no estoy pretendiendo que antagonices a tu personaje solo porque tiene algunos vicios, no se trata de eso. Al final del día, nadie hace cosas malas porque quiere que cosas malas sucedan, sino que, por su forma de pensar, realmente considera que son las opciones correctas que tomar.

Es decir, un alcohólico que se refugia en la bebida cuando algo malo sucede lo hace porque considera que es mejor beber que enfrentar ese problema. Claro está, hay todo un tema de adicción y dependencia química, pero el punto es que hay un raciocinio detrás de su comportamiento.

Lo mismo sucede con un traidor, quien considera que los beneficios que dicha acción le darán superan cualquier cosa que perderá al realizarla o el dolor que producirá al traicionado.

Sin embargo, para que esto esté realmente presente en la obra, necesitas explorarlo. Necesitas que la audiencia entienda la forma de pensar del personaje vicioso y que, aunque no esté de acuerdo, pueda comprender su manera de ser.

Eso hará que se sienta real y único, lo cual es crucial para que la audiencia pueda aprender de él.

Permite que tengan la oportunidad de cambiar

Si un personaje vicioso sufre consecuencias por sus acciones y los conflictos de la historia nacen, en buena medida, de esas acciones, entonces necesitas que haya un momento en el que el personaje realice una mirada introspectiva a sí mismo y evalúe si su camino es el correcto.

No estoy diciendo que necesitas redimirlo, pero sí debes incluir la “oportunidad” de que lo haga. Puede ser algo leve, como un momento de duda o una especie de rito de “reconvencimiento”, pero ese elemento le añadirá muchísima profundidad al personaje.

Es como lo que sucede con Darth Vader o con Joker (2019), a pesar de que uno sí se convierte y el otro no. Ambos pasan por conflictos introspectivos, que los obligan a repensar el camino que han tomado, y es este conflicto lo que los hace más complejos, porque ya sea que decidan salir del hoyo o hundirse más en él, lo cierto es que el resultado vendrá de una decisión consciente y voluntaria.

No incluir este drama limitará muchísimo el potencial de tu personaje y te impedirá explorar el vicio con honestidad.

Si de verdad quieres que tu personaje vicioso tenga mucho peso simbólico y narrativo, ¡no olvides este consejo!

¡Y eso es todo por ahora! Ahora ya sabes por qué te conviene incluir estos personajes en tu historia y también cómo construirlos.

Si quieres seguir aprendiendo más sobre la construcción de historias, no te pierdas este artículo sobre las conveniencias narrativas y cómo evadirlas. ¡Te encantará!

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