El Hobbit: cómo construir una aventura literaria épica
El Hobbit: cómo construir una aventura literaria épica
Hay pocos libros tan divertidos y profundos como El Hobbit de Tolkien, hasta el punto que creo que este libro da una clase magistral de cómo se debe construir una aventura literaria épica.
Obviamente, no estoy diciendo que El Hobbit es la mejor historia de fantasía épica que existe (aunque está allá arriba). Simplemente, me refiero a que los elementos que construyen esta historia son la base que toda aventura literaria debe implementar.
Si quieres descubrirlos, ¡sigue leyendo!
Presenta una meta palpable
Las aventuras épicas tienden a incluir muchísimos elementos de un vasto mundo fantástico y complejo, y, precisamente por eso, es importantísimo que desde el inicio se plantee una meta clara y fácil de recordar.
Esto permite que el lector/espectador pueda disfrutar todos los extraños eventos que suceden en el relato sin tener la sensación de “¿cuál es el punto de eso?”. Además, este elemento le da la oportunidad al escritor de ser tan creativo como quiera en cuanto a los tipos de escenarios que puede construir.
Por ejemplo, puedes llevar a tus personajes de una ciudad hermosa y fantástica como Rivendel a que compartan su tiempo con un extraño hombre que puede convertirse en oso.
Este cambio tan drástico de ambiente y personajes nunca se vuelve confuso porque el “norte” de la historia está clarísimo: llegar a Erebor y vencer al dragón que custodia sus riquezas.
Dale al protagonista mucho espacio para crecer
Una aventura literaria épica siempre debe tener un protagonista que tenga muchas áreas de mejora y cosas que aprender. ¿Por qué? Pues, es muy sencillo.
Dado que, por concepto, las aventuras épicas siempre incluyen una gran cantidad de lugares, personajes, contextos políticos y lore antiguo. Por lo tanto, para que cada elemento tenga peso narrativo, es importante que todos estos sean asimilados por el protagonista y muevan su arco de personaje.
Esto es imposible de lograr si tu protagonista desde el inicio es una Mary Sue/Gary Stu. Al contrario, arruinará la historia porque cada evento tendrá, a lo mucho, relevancia para la trama, pero no para el arco y, por ende, la temática.
Creo que no hay una persona sobre la faz de la tierra que pueda defender la posición de que Bilbo es un Gary Stu. Desde el inicio, las debilidades de Bilbo son mucho más aparentes que sus fortalezas, y esto fue hecho 100% a propósito.
Verás, una de las cosas que contribuye a que El Hobbit sea una historia inolvidable, es que el “Bilbo del inicio” es muy distinto al “Bilbo del final”. El contraste entra cada una de las “etapas del protagonista) está tan marcado que es imposible no impresionarse cuando la historia acaba.
Crea personajes secundarios con mucho peso en la trama
Ahora, otro de los temas importantes es que una historia no puede sentirse épica si todo el peso de la trama recae sobre un solo personaje (como en Memorias del Subsuelo, por ejemplo).
Es decir, en líneas generales, la mayoría de las historias se fortalecen al tener buenos personajes secundarios, pero en las aventuras literarias épicas esto es una necesidad inapelable.
La cuestión es que los grandes conflictos, por concepto, suelen tener muchísimos actores con distintas motivaciones y metas; de hecho, estas deben ser justamente las que explotan el conflicto central en primer lugar.
El Hobbit maneja este elemento a la perfección, porque tanto los antagonistas como las distintas facciones que forman parte del relato tienen sus propias razones para perseguir el bien que creen merecer: las riquezas de Erebor.
Si la historia solamente se enfocara en la forma en la que Bilbo interactúa con estos grandes eventos, tendríamos en nuestras manos una buena historia, pero no tendría el mismo sentido gigantesco y épico que tiene ahora.
Si quieres ambas cosas, necesitas grandes personajes secundarios.
Haz que el conflicto involucre una buena porción del mundo
Otro de los elementos más importantes de las aventuras literarias épicas es que debe haber al menos un sentido de la amplitud del mundo. Incluso historias tan antiguas como La Odisea han manejado colocado este elemento en la narrativa.
Por supuesto, El Hobbit lo lleva hasta el extremo con esa genial Batalla de los Cinco Ejércitos que tiene lugar en los últimos capítulos del libro.
La razón por la que esta batalla es tan brillante es porque surge como consecuencia de los actos de nuestros personajes principales y nos muestra cómo el mundo responde a los acontecimientos del libro.
Esto es una técnica genial para darle profundidad y realismo al mundo, además de que cautiva muchísimo al lector y le hace disfrutar mucho más su experiencia.
Si piensas en las mejores aventuras épicas del a literatura, sin lugar a dudas te darás cuenta de que todas tienen estos elementos, pero lo que hace especial a El Hobbit es la facilidad con la que los incluye a todos en tan pocas páginas. ¡Por eso creo que es el mejor lugar para aprender a utilizarlos!
¿Y tú qué piensas? ¿Crees que se me pasó por alto algún elemento? ¿Tienes alguna duda? ¡Dímelo en los comentarios!