Franz Kafka: un gran autor con una trágica historia
Franz Kafka: un gran autor con una trágica historia
Si eres un aspirante a escritor, pero la confianza que tienes en ti mismo y en tu trabajo parece disminuir cada vez que empiezas un proyecto artístico, entonces ven para acá y déjame contarte una historia.
Esta es la historia de una de las figuras literarias más importantes del siglo XX, alguien cuyo estilo literario fue tan fresco y revolucionario que recibió un nombre propio.
Esta es la trágica historia de un hombre con un talento extraordinario, que murió creyendo que en realidad no tenía nada que ofrecer.
Esta… es la historia de Franz Kafka.
¿Quién fue Franz Kafka?
Franz Kafka es conocido como una de las figuras literarias más influyentes del siglo pasado, su particular estilo de escritura se conoce como “kafkiano”, una palabra que también está presente en la RAE para explicar algo que tiene un carácter trágicamente absurdo.
Algunos de los trabajos más famosos de este escritor son Poseidón, Metaformosis, El Proceso o El Castillo.
La gran mayoría de las historias de Kafka son relatos cortos que colocan a los personajes en situaciones absurdas, surrealistas y desorientadoras, muchas de ellas forzando a estos individuos a moverse por laberintos burocráticos donde todo es confuso e innecesariamente complicado.
De cierta forma, el trabajo de Kafka puede considerarse como el nacimiento del arquetipo del hombre moderno, una pieza atrapada en un sistema extremadamente complejo cuyo principal propósito es perpetuarse a sí mismo.
Sin embargo, aunque esto pueda parecer muy sombrío, las historias de Kafka están impresas de un humor negro y astuto, y finalmente establecen que nosotros como individuos tenemos el poder para luchar contra el sistema y mejorarlo a nuestra manera.
Vida de Kafka
Kafka nació en 1883 en Praga, hijo de Hermann y Julie Kafka. Su padre era un hombre de negocios pragmático y exitoso que consiguió salir de la clase obrera gracias a una personalidad asertiva y ruda.
Así se casó con una mujer con un estado social superior al suyo y consiguió elevarse hasta la clase media alta de su comunidad. Como te podrás imaginar, un hombre así esperaría mucho de su hijo, queriendo que fuera alguien ambicioso y fuerte como él.
Lamentablemente, eso no fue lo que consiguió. Franz Kafka fue débil y enfermizo desde pequeño, algo que no cambiaría en toda su vida, por mucho que su padre se esforzara por corregirlo a su manera, con mucho abuso psicológico y decepción de por medio.
Esta decepción, incluso le llevó a impedir que su hijo persiguiera su pasión por las letras, y en su lugar le obligó a estudiar Derecho.
Aún así, la pasión de Franz por escribir continuó en la universidad, donde conoció a su mejor amigo: Max Brod, otro escritor que valoraba en gran medida el trabajo de su amigo.
Max convenció a Franz de que publicara sus escritos. Para tristeza de Kafka, estas publicaciones vendieron muy mal y prácticamente pasaron desapercibidas en las estanterías.
Por un tiempo, Kafka se resignó a continuar el camino planteado por su padre, convencido de que no tenía verdadero talento para escribir.
Una vez que se graduó de la universidad, Kafka aterrizó en trabajos con largas horas de trabajo, llenos de una confusa y frustrante burocracia, y donde la individualidad era subyugada a favor de perpetuar el sistema existente.
Sintiéndose miserable, Franz volvió a refugiarse en las letras, transmitiendo sus experiencias en sus historias y explorando de esa manera las ideas que lo atormentaban, creando así algunas de sus obras más famosas y renombradas.
Sin embargo, Kafka nunca intentaría publicar estas historias, incluso llegando a dejar varias de ellas incompletas considerándolas mediocres y mal construidas.
A los 41 años, Kafka murió de tuberculosis creyendo firmemente que su trabajo no tenía ningún tipo de valor, llegando hasta el punto de pedirle a su amigo Max Brod que quemara su trabajo después de que falleciera.
Para beneficio de todos, Max no le hizo caso y pasó muchos años organizando las notas y los escritos de su amigo para compartirlos con el mundo.
Durante la siguiente década, Kafka pasaría a convertirse en una de las figuras literarias y filosóficas más grandes del siglo, a pesar de que su trabajo pasó la mayor parte de su vida atrapado en un escritorio sin ver la luz del día.
¿Qué hace que un escrito sea “kafkiano”?
Antes de continuar con este segmento, quiero que quede claro que el trabajo de Kafka es extremadamente profundo y emocionante, y realmente no se puede reducir en su totalidad a tres puntos centrales como lo haré yo aquí.
Dicho esto, estas características fundamentales te ayudarán a darte una idea claro de lo que es la literatura kafkiana.
Una burocracia incomprensible y confusa
Muchas de las historias de Kafka muestran de una forma u otra sistemas judiciales, sociales y burocráticos tan complicados, confusos y extraños, que realmente no existe una sola persona que sea capaz de comprenderlos en su totalidad.
Las reglas, a pesar de estar definidas, no se entienden ni parecen tener un verdadero propósito más allá de actuar como obstáculos arbitrarios para los personajes del relato.
Esta idea aparece para reflejar la creciente complejidad que los sistemas modernos han adquirido con el paso de los siglos, convirtiéndose en laberintos que atrapan como ratas a aquellos que intentan moverse a través de ellos.
La reacción de los personajes ante este sistema
Otra de las características curiosas del estilo kafkiano es que los personajes, a pesar de estar en un sistema incomprensible y extraño, deciden intentar hacer sentido del mismo.
Por ejemplo, en su historia Metamorfosis, tenemos un personaje que se despierta una mañana convertido en un gigantesco insecto. Sin embargo, la principal preocupación del personaje es descubrir cómo llegar al trabajo y seguir manteniendo a su familia.
Es decir, el personaje no se rebela contra su extraña situación, sino que la acepta e intenta hacer que funcione.
De la misma forma, en Poseidón, tenemos a un dios griego que está tan atareado revisando documentos burocráticos que no ha tenido jamás la oportunidad de explorar el mar.
¿Acaso este dios todo poderoso se rebela ante su situación? ¡No! Al contrario, él mismo la fomenta rehusándose a delegar su trabajo ya que piensa que los que trabajan para él son unos ineptos; efectivamente convirtiéndose en el principal causante de su aprisionamiento.
Esta característica es especial precisamente porque refleja la lucha del individuo moderno, que constantemente participa en un sistema que no entiende, creyendo que eventualmente las cosas tendrán sentido algún día.
Lo interesante de esto es que, aunque los personajes de Kafka nunca tienen éxito en sus esfuerzos, lo que refleja es que somos nosotros como individuos los que activamente decidimos entrar en un sistema que no entendemos y dejamos que nos someta, partiendo de la premisa de que “por algo existe”.
A pesar de lo opresivas y frustrantes que pueden resultar las situaciones en las historias de Kafka, este mensaje resulta muy optimista y positivo, y es por eso que sus obras tienen una profundidad inacabable.
Situaciones absurdas donde el éxito pierde significado
Si las historias que mencioné antes no te transmitieron este punto de inmediato, quizás esta lo haga.
En la historia de El Proceso, el personaje principal se ve súbitamente aprehendido por las autoridades y sometido a un juicio. A lo largo de la historia, el personaje nunca descubre por qué esta siendo arrestado para empezar, ni tampoco el proceso judicial parece tener la menor pizca de sentido.
Los esfuerzos del personaje por salvarse no solamente no rinden fruto, sino que son enteramente sin sentido, porque el sistema en sí no tiene ningún tipo de lógica.
Esto también lo podemos ver en la historia Ante la Ley, donde tenemos un personaje que pasa toda su vida intentando que el Guardián de la Ley le permita entrar al edificio donde, supuestamente, este concepto se encuentra. El Guardián nunca lo hace, por mucho que este vuelve una y otra vez.
Al final de sus días, le pregunta al Guardián cómo es que él nunca se ha topado con otra persona también interesada en cruzar la puerta, a lo que este le responde: “Esta puerta es solo para ti, ahora voy a cerrarla”.
Este tipo de resoluciones son características del trabajo de Karka. Aquí, los esfuerzos de los personajes por tener éxito terminan sumando poco o nada, porque las preguntas que se plantean ni siquiera tienen respuestas que ellos puedan entender o utilizar a su favor.
¿Por qué su trabajo es tan importante?
El trabajo de Kafka es una reflexión de la lucha del ser humano moderno y una reflexión sobre la existencia humana; sobre los problemas existenciales que nos trae la presión por convertirnos en algo, la culpa por sentirnos incapaces de alcanzar nuestro potencial, la lucha eterna por responder preguntas absurdas o complejas que parecen carecer de toda lógica o sentido.
Los personajes de Kafka no se rinden (al menos al inicio), aunque esto los lleva eventualmente a su derrota. Como seres racionales, intentan resolver problemas que los superan ampliamente y que nunca tuvieron oportunidad de solucionar para empezar; perpetuando el ciclo inherente en intentar resolver lo que no tiene solución, casi admitiendo que lo que se busca es el conflicto en sí mismo.
¿Quizás el punto es que tenemos que simplemente aceptar lo que sucede y ya? ¿Quizás la idea es que la aceptemos, pero nos rebelemos contra la realidad? O, tal vez, ¿el punto es que no hay un punto para empezar?
La respuesta se le deja completamente a la audiencia y la importancia de estas preguntas es lo que demuestra el inmenso impacto que literatura de Kafka ha tenido en el mundo.
¿Qué podemos aprender de su historia?
Quizás sea cierto y tu talento de escritor no sea el más increíble sobre la faz de la tierra, pero la realidad es que NO LO SABES.
Kafka se veía a sí mismo a través de los ojos de su padre, y por eso estaba completamente ciego al hecho de que esas características que le recriminaban, esa extensa sensibilidad que había destruido la relación con su progenitor, era justo lo que permitía que sus escritos exploraran la realidad humana de una forma única y especial.
Sigue trabajando y no escondas lo que crees. Nunca sabrás el impacto que tus historias pueden tener en alguien, incluso si no alcanzas el status literario de Kafka.
Si amas lo que haces, escribes con honestidad e intentas explorar ideas que te transmiten mucho, entonces puedes aportar algo que nadie más podría haber creado.
Si algo podemos aprender de la escritura de Karka, es que a pesar de lo absurdo que es el mundo y la existencia humana, debes continuar tu camino.
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