El destino como elemento narrativo: ¿por qué es tan increíble?
El destino como elemento narrativo: ¿por qué es tan increíble?
El destino es un elemento que aparece constantemente en las historias, y es un tema tan poderoso que es capaz de llevar complejas y emocionantes narrativas casi por su cuenta. Pero ¿por qué?
Justamente de eso hablaremos en este artículo, además de que te compartiré los elementos que necesitas incluir para construir este conflicto de la manera correcta.
¡Sigue leyendo!
¿Qué es el destino?
El destino, en su sentido narrativo, es una fuerza irresistible que arrastra a los personajes a un fin determinado, del que no pueden escapar.
Es un elemento bastante común en las historias, pero particularmente lo es más en las obras de fantasía, ya que hay muchas más formas de incluirlo en la narrativa, ya sea por la intervención divina, las profecías o la presencia de seres sabios e inexplicables.
Sin embargo, el destino no es exclusivo de este género, y puede aparecer en historias de ficción (como Predestination) o incluso como una subtrama atractiva en historias de drama (como Crimen y Castigo).
¿Cuál es el valor que este conflicto da a la narrativa?
De cierta forma, todas las historias involucran la participación del destino, porque por mero tecnicismo, los personajes siempre están sometidos a la línea narrativa, y pase lo que pase el libro siempre tendrá el mismo final (o finales, como en el caso de los videojuegos y las películas interactivas, por ejemplo).
Dicho esto, es innegable que no todas le dan sentido temático o siquiera manejan esto como algo real.
Por supuesto, esto sucede porque no todas las historias necesitan los aportes que ofrece este símbolo, pero ¿cuáles son esos aportes?
Bueno, el destino es una antítesis al libre albedrío, porque establece de manera implícita que las decisiones de una persona no son completamente de ella, sino que pertenecen a una especia de vaga idea del universo.
Puede tener una cara reconfortante (cuando el destino apunta a cosas positivas como el caso de Kung Fu Panda) o un lado negativo (cuando apunta a cosas negativas como en los Hijos de Húrin), y es importante entender esto para poder manejarlo correctamente.
Sin embargo, entender esa dualidad no es suficiente para escribir una historia sobre el “hombre contra el destino”, porque en su sentido más profundo, este conflicto está más relacionado con la voluntad humana y la tenacidad que tiene para seguir cuando todo se le pone en contra.
Entonces, el valor más grande de este conflicto será que te ayudará a explorar de manera muy profunda los dolores más internos del personaje y ayudarlo a que aprenda superar los horrores de la vida (como en Berserk) o perecer en el intento (como en Edipo Rey).
¿Cómo puedes implementarlo?
Para que el destino realmente pueda formar una parte crucial de la narrativa y la temática necesitas incluir ciertos elementos. ¡Conócelos!
Debe haber una duda todo el tiempo sobre lo predeterminado y lo consecuente
Como mencioné antes, el valor más grande de este elemento es que te ayuda a explorar los dolores internos del personaje, por lo que necesitas que exista una especie de diálogo que involucre una duda constante entre lo que es consecuencia de sus acciones o es un producto inevitable del destino.
Esto no significa que debes entrar de lleno en el territorio de la divinidades y las profecías, sino que tu personaje se pregunte cuál es el verdadero peso de sus decisiones y/o que se cuestione su lugar en el mundo.
A su vez, no cometas el error de hacer que las profecías simplemente se cumplan y ya. Siempre procura darles un twist original, de forma tal que simplemente escuchar la profecía no sea suficiente para saber el desenlace. Esta es una técnica que aparece con mucho éxito en historias com Harry Potter y la Orden del Fénix, Edipo Rey, y Jojo’s Bizarre Adventure.
Esto te ayudará a que el destino se sienta como una parte de la historia y te ayude a trabajar el arco del personaje.
El destino debe sentirse como una fuerza opresora y reivindicadora al mismo tiempo
No olvides que el destino, así como la mayoría de las cosas (por no decir todas) tiene una dualidad inherente que es clave entender para poder manejar el tema con honestidad.
Es decir, el destino no es puro yugo, ni tampoco es pura bondad. Tiene parte y parte, y necesitas explorarla, especialmente si la idea de tu historia es eventualmente llegar a una respuesta temática que defina si el destino es bueno, malo o siquiera existe, algo que es muy probable que haga.
Esta es una práctica que puedes extender a cualquier tema y elemento narrativo, pero en el caso del destino es particularmente importante y no puede faltar.
La historia debe avanzar gracias a las decisiones del personaje principal
Si bien es cierto que el destino, de cierta forma, le quita peso a las decisiones del personaje, no puede ser una excusa para que este se vuelva inactivo y deje de mover la trama.
Si cometes ese error, tu personaje será menos interesante y, como se supone que incluiste el concepto del destino para explorarlo, harás que el tiro te salga por la culata.
El destino no puede ser una excusa para mover la historia, ni tampoco puede apoderarse arbitrariamente de la voluntad de los personajes. Eso hará que se sientan falsos y sin alma, y tu historia sufrirá por eso, además que el destino no funciona así. No es una fuerza que te controla como si fueras una marioneta, sino algo que ni siquiera puedes determinar si está ahí o no.
Esa es su naturaleza y debes entenderlo para que pueda aparecer.
El destino que se cumple (o no) debe tener un gran peso temático
Eventualmente, cuando llegues a la conclusión de tu historia, lo más importante es que el desenlace se sume por completo a la temática y le dé forma.
De nada te sirve estar hablando constantemente sobre el tema si este no se ve reflejado en el mensaje central de la obra.
Por ejemplo, en el videojuego Prince of Persia: Warrior Within, donde el destino forma una parte crucial de la trama (incluso está representado físicamente con el antagonista principal, el Dahaka), el final canónico tiene al protagonista principal superar y vencer el yugo del destino con su voluntad, pero esto luego tiene un costo importante.
Es decir, la temática final es que el destino, aunque pueda parecer inclemente y terrible para un hombre, puede esconder algo positivo, y que enfocarse ciegamente en cambiarlo puede resultar contraproducente.
Es un mensaje interesante al que se le puede sacar mucho jugo, porque atañe directamente la razón principal por la que el destino es imposible de descifrar: el conocimiento humano es, y siempre será, limitado.
Como ves, el destino forma una parte clave del mensaje central, y por eso la historia se benefició muchísimo de utilizarlo.
¡Y ya llegamos al final! ¡Espero que lo hayas disfrutado!
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