Hill House: cómo escribir una historia de horror
Hill House: cómo escribir una historia de horror
Como casi todo el mundo en esta época moderna y plagada de servicios de streaming, también soy fanático de las series y paso una buena cantidad de mi tiempo libre viéndolas. Sin embargo, hace poco vi una en Netflix que genuinamente me sorprendió: The Haunting of Hill House.
Mi esposa (aunque lo niegue rotundamente) y yo somos fanáticos de las historias de terror. De hecho, nos gusta tanto que incluso nos hemos animado a jugar videojuegos de este género juntos y los hemos disfrutado bastante.
Sin embargo, como cualquier fanático del cine de horror/terror, sufrimos de un problema muy grave: es extremadamente difícil conseguir buenas historias en este género.
Siempre hay algo que sale mal:
- La historia no tiene sentido;
- Los personajes son unos idiotas;
- Los efectos son una basura;
- No hay ningún interés en generar una sensación de miedo, sino que la película depende enteramente de jump scares para asustarte;
- El final no consigue cerrar nada.
Me atrevería a decir que el 80% de las películas y series de terror que hemos visto caen en dos o más de estos defectos y nos decepcionan por completo. El 15% restante está muy bien y lo disfrutamos sin más; pero hay un 5% que genuinamente adoramos, que nos hacen recordar por qué nos gusta tanto este tipo de historias.
Una de esas campeonas es sin duda Hill House. Honestamente, cuando empezamos a verla no teníamos muchas esperanzas, pero después del primer capítulo estaba claro que estábamos presenciando algo especial.
Primero que nada, una breve sinopsis
Hill House es la historia de la familia Crane, compuesta por una pareja y sus cinco hijos, quiénes se mudaron a una casa vieja con la esperanza de remodelarla y venderla posteriormente.
La familia solo pasó un verano en la casa, pero ese tiempo fue suficiente para traumarlos a todos puesto que, además de las experiencias sobrenaturales que ahí vivieron, su madre se suicidó misteriosamente la última noche que estuvieron en la casa.
Años después, los niños son adultos con bastantes problemas internos que jamás han podido superar, y esto solo empeora ahora que parece que el mal que estaba en Hill House amenaza con ir por ellos y cobrarse las vidas de aquellos que sobrevivieron.
La serie está llena de misterio y no le faltan escenas que te pongan los pelos de punta. Si te interesa, ¡créeme que no te arrepentirás (excepto por las pesadillas que puedas tener, claro está)!
Pero, ¿qué es exactamente lo que hace Hill House tan bien? ¿Por qué es una historia de terror tan efectiva? Pues, ¡justamente vamos a hablar de eso a continuación!
Nota: este artículo estará libre de spoilers, ¡así que no te preocupes si no has visto la serie!
Enfoque total en los personajes
Una de las cosas que más me gustó de Hill House fue cómo me recordó las mejores novelas de terror de Stephen King por la forma en que se enfoca permanentemente en los personajes.
De hecho, Hill House se toma este punto tan en serio que cada capítulo está dedicado a un personaje en particular. De esa forma, cada episodio sirve para conocer más a fondo la personalidad, forma de pensar, carácter, traumas y lamentos de cada uno de los individuos que forman parte de la historia.
Eso nos permite enriquecer sobremanera la historia porque llegamos a conocer cómo los distintos eventos que tuvieron lugar en la casa afectaron a los distintos personajes. Esto le da muchísima profundidad a la trama y a los protagonistas, ya que se sienten genuinos y únicos, casi como personas reales.
Esto es algo que muchas historias de terror no entienden, especialmente las que intentan incluir elementos sobrenaturales. Si los personajes no están bien desarrollados, es difícil creerse la historia y meterse de lleno en la piel de la víctima.
Me he cansado de ver películas que intentan tener momentos trágicos, como la muerte de un familiar, sin que ese momento se haya construido apropiadamente.
Hace mucho tiempo, vi un meme de la película Soy Leyenda que era algo así como: “se muere una persona en una película de terror, no me importa; se muere el perro de Will Smith, lloro como una nena”.
Por mucho que creo (y espero) que esta persona estaba exagerando cuando decía implícitamente que nunca le importaba cuando se moría una persona en una película, entiendo a qué se refiere.
El perro de Soy Leyenda fue desarrollado como personaje. Durante la película hay varias escenas que te dan a entender el profundo vínculo que existía entre él y el protagonista, hasta el punto que llegabas a sentir un afecto parecido por el animal como si fuera tu mascota.
La escena en la que muere es desgarradora , no solo por el hecho en sí, sino por el contexto: murió porque se infectó… tratando de salvar a su dueño… y fue este quien, con el dolor de su alma, se vio forzado a romperle el cuello.
Los escritores se ganaron esta escena a pulso, porque la trabajaron y la construyeron con cuidado desde el inicio.
En Hill House, por suerte, contamos con escritores del mismo calibre que además cuentan con la ventaja de que ellos no están trabajando para una película, sino para una serie, lo cual significa que tienen mucho más tiempo para construir a sus personajes y crear escenas todavía más impactantes.
Y créeme cuando te digo que aprovechan al máximo esta ventaja. Hill House está repleta de momentos que se te quedarán grabados a fuego en tu mente por lo que te hacen sentir y te transmiten. Esta serie no solo intenta asustarte con caras feas y cambios súbitos de música, sino que intenta meterse dentro de tu corazón y jugar con él.
Lo importante no es el peligro, sino la vulnerabilidad
Algo que nunca me ha gustado de las películas de zombies es que tienden a dar a los protagonistas demasiadas formas de defenderse y, después de un rato, no se sienten vulnerables.
El problema de esto es que es difícil sentir miedo cuando los personajes son capaces de arrasar con hordas de zombies y están armados hasta los dientes. Incluso cuando mueren no puedes evitar sentir que están algo idiotas. “¿De verdad? ¿Traes una ametralladora en la mano, matas a los zombies de un tiro, y aún así te agarran? ¿No se te ocurrió disparar y huir al mismo tiempo?”
Pero este no es un problema de los zombies en sí (después de todo, hay películas de zombies muy buenas), sino con los creadores no entendiendo que la forma del peligro es irrelevante, lo importante es el sentido de vulnerabilidad.
¿Alguna vez te has preguntado por qué dan tanto miedo las historias de terror en las que las víctimas son niños? Pues es porque sientes que en cualquier momento les pueden hacer algo y no podrán escapar.
Una de las películas que mejor hace esto (aunque no es particularmente muy buena) es Actividad Paranormal: Origen. En esta película, la víctima principal tiene ambas piernas rotas, lo cual hace que cada escena en la que está involucrada esté cargada de tensión.
La forma en la que Hill House maneja esto es incluso más brillante, porque hace que cada personaje se enfrente con aquellas cosas que más le hacen daño. Cada uno se enfrenta a su kriptonita particular, por decirlo de otra forma.
Esto también logra que tú como audiencia te sientas sumamente aterrado, porque sabes que si estuvieras en su lugar, verías algo muy distinto, algo diseñado exclusivamente para aterrarte a ti.
Además, también logras entender qué es lo que están sintiendo los personajes, sabes por lo que están pasando y no puedes evitar alegrarte cuando salen ilesos tanto como desesperarte cuando son derrotados.
En cada escena ves a un ser humano luchando contra sus mayores miedos y eso es algo poderoso, porque realmente no se diferencia mucho de lo que vives todos los días en tu propia rutina.
La diferencia entre las historias de terror y el resto, es que estas se enfocan en el miedo, el cual puede ser una representación del miedo al fracaso, a la muerte, a la soledad, etcétera. No manejan problemas que puedan ser solucionados por medio de la razón o la lógica. Los personajes tienen que descifrar el misterio para salir vivos o no lo lograrán, pero para que su lucha sea realmente terrible, tienen que tener todas las de perder. Tienen que ser vulnerables.
Tu monstruo debe representar algo más que el miedo
Si has leído La Niebla de Stephen King, entonces entenderás perfectamente este punto. Si no, déjame resumirte la idea de la manera más rápida que se me ocurre: el monstruo no es a lo que le tenemos miedo, sino a lo que representa.
Es importante entender esto porque, de lo contrario, surgen películas ridículas como Freddy vs Jason o Alien vs Depredador que, si bien son entretenidas hasta cierto punto, no son muy efectivas como películas de terror.
Sí, claro, a nadie le gustaría cruzarse con un tipo con manos de cuchillas y la piel como chicharrón, pero eso no es lo que realmente da miedo de Freddy Krueger: es el hecho de que puede apropiarse de lo que es más tuyo, tus sueños, y corromperlo hasta convertirlo en una pesadilla de la cual no saldrás vivo.
Freddy no representa a un asesino serial demoníaco, sino al potencial que tiene cualquier influencia externa a destruirte. Es por algo que las víctimas de Freddy son adolescentes que apenas están definiendo el tipo de personas que quieren ser.
Cuando estás en esta etapa de tu vida hay cientos de cosas que no puedes controlar, por lo que te aferras a aquellas que sientes que tienen sentido y te hacen sentir independiente: tus amigos, tu novio/a, tus metas, etcétera.
Freddy ataca todas esas cosas y las tergiversa, las vuelve en tu contra o las destruye directamente. ¡Cómo no tenerle miedo!
Sin embargo, si le quitas eso, se vuelve un simple actor maquillado con una risa ridícula y guantes imprácticos.
Hill House desde el inicio entiende que la casa (el monstruo en esta historia) no es más que un símbolo, una representación de lo que ellos quieren manejar como pavoroso. Lo que ellos intentan desde el inicio es darle un sentido ominoso a aquello que nos debería hacer sentir seguros.
Al mismo tiempo, es una alegoría a las familias disfuncionales y cómo estas, sin querer, pueden dejar heridas de por vida en sus miembros, incluso cuando procuran lo mejor para sus parientes.
Esto es brillante, porque el primero es un terror profundo para los niños, y el segundo es el temor más grande de los padres o los que se plantean serlo algún día. Ambos actúan como las herramientas perfectas para crear una historia en la que todos tienen algo que temer y la audiencia puede entenderlos a todos.
¡Es simplemente genial!
El final debe cerrar el arco de todos los personajes
Una de las razones por las que me desesperan muchas películas de terror es porque están tan enfocadas en sacarte sustos baratos que se olvidan por completo de los arcos de los personajes.
Una que me molesta sobremanera, justamente porque me parece que hace todo bien excepto eso, es El Títere. No quisiera spoilearte el final si no la has visto, pero tiene uno de los plot twists más ridículos que he visto en mi vida y por completo destruye el arco del protagonista. Todo para sacarte un último susto y, quizás, un “no puede ser”.
Lamentablemente, estas películas, aunque quizás te sorprendan en el momento, mientras más las analizas, más inverosímiles se vuelven, lo cual es una lástima.
Por suerte, este no es el caso de Hill House. El final cierra todos los arcos de todos los personajes y le atina perfectamente a la temática de la serie.
Tiene ese tono agridulce que las historias de terror tienen que tener, pero es sin duda el final perfecto para sus personajes.
Y no era algo fácil de lograr, porque los personajes estaban tan bien construidos que la audiencia rápidamente se hubiera dado cuenta si algo quedara fuera de lugar, ¡pero lo lograron!
¡Y eso es todo! Estas son las cosas que Hill House atina a la perfección y que explican por qué es un vivo ejemplo de cómo escribir una historia de terror.
Quizás te sorprenda ver que escribo sobre este género, pero yo diría que el terror y la fantasía no son muy distintos en ciertos aspectos. En pocas palabras, creo que si eres un fanático de historias de fantasía deberías darle una oportunidad al género de terror/horror (siempre y cuando puedas aguantarlo).
Si te gustó este artículo, quisieras darme tu opinión sobre la serie o hacerme alguna pregunta, ¡no dudes en utilizar la caja de comentarios!
Uff si la serie te dió miedo, con la película de 1960 es que te mueres de miedo. Y ni se diga el libro, un clásico del terror psicologico