La libertad como elemento narrativo: ¡conócela!

La libertad como elemento narrativo: ¡conócela!

La libertad como elemento narrativo: uno de los más importantes y complejos

La libertad, junto a la muerte y el amor, es uno de los tres temas cardinales de las historias, lo cual quiere decir que todas las obras en existencia deben hablar de las distintas dimensiones de al menos uno de esos elementos.

Es por eso que sin duda vale la pena que conozcas más sobre este elemento narrativo y el impacto que puede tener en tus historias.

Si quieres aprender más sobre el tema, ¡sigue leyendo!

¿Qué es la libertad?

La libertad se define como la facultad y derecho de las personas para elegir de manera responsable su propia forma de actuar dentro de una sociedad.

Al contrario de lo que piensan algunos, la libertad no es “hacer lo que me dé la gana”, eso no es más que libertinaje, y es importante entender la diferencia.

La libertad es un derecho humano extremadamente complejo porque lo interesante es que, así como nuestra libertad es un derecho, la libertad de los demás es nuestra responsabilidad, y por eso debemos interactuar constantemente con otras personas para definir qué significa exactamente “elegir de manera responsable” nuestra propia forma de actuar.

Los seres humanos no vivimos en una burbuja, sino en una sociedad que nos mantiene conectados y nos protege a la vez que nos regula. Si esa “regulación” es demasiado liberal, se cae en la anarquía y el caos; si es demasiado cerrada, cae en la tiranía y el abuso.

Este es un balance delicado y complicado de encontrar porque la voluntad de cada individuo puede afectarlo. Es por eso que, en una historia, la relación que cada personaje tiene con la libertad y la forma en que la ejerce o la busca afectará drásticamente el impacto temático del elemento.

¿Cuál es su valor narrativo?

Así como la muerte y el amor, el valor narrativo de la libertad simplemente aparece porque se trata de una cualidad tan central en la existencia humana que explorarla te ayudará a sumergirte en lo más profundo de lo que somos.

Dicho esto, la libertad se enfoca en el actuar, en el poder “ser”; y con ello también hace que sea un elemento ideal para explorar el alcance, importancia y complejidad de la voluntad humana, así como los conflictos que nacen por culpa de la misma.

Ahora, al momento de explorarla, la libertad suele manejarse de dos formas distintas: la libertad física y el libre albedrío.

Libertad física

La libertad física es aquella que está directamente ligada con la libertad del “cuerpo y mente” del personaje; es decir, está relacionada con la esclavitud, ya sea en una plantación como en 12 años de esclavo o en una sociedad distópica como 1984.

El personaje es oprimido por elementos tiránicos que lo privan (o buscan privarlo) de su libertad y constantemente se interponen entre él y lo que quiere conseguir.

Por supuesto, esto solo aplica cuando el personaje está buscando verdadera libertad, con lo que quiero decir que está eligiendo de forma responsable y ética.

Un hombre que es obligado a trabajar en una plantación de algodón y es torturado todos los días, está eligiendo de forma responsable cuando dice “ya basta” y el monstruo es aquel que quiere impedir que alcance esa meta.

Sin embargo, un sujeto que quiere asesinar a otros por diversión, no ve su libertad menguada cuando la policía se lo evita.

Ahora, lo interesante es cuando empiezas a meter complejidad moral en este elemento y es difícil determinar si lo que el personaje está haciendo es ético o responsable.

Un ejemplo sería en Attack on Titan cuando Eren planea aniquilar a todas las personas que estén fuera de Eldia, matando a billones de inocentes. ¿Es un tirano el que intenta evitarlo sabiendo que es probable que Eren y toda su raza esté condenada a la muerte si el plan genocida fracasa?

Precisamente por esta complejidad es que la libertad es un elemento narrativo con una profundidad inacabable, y eso que todavía no hemos llegado a la otra forma de explorarla.

Libre albedrío

El libre albedrío, por otra parte, se refiere más a la exploración filosófica de si siquiera existe tal cosa como la “capacidad de decidir”. Aquí entran teorías como el determinismo o, más sencillo todavía, el concepto del destino.

¿Hacemos lo que hacemos porque estamos en control o porque algo más nos controla? Si somos controlados, ¿entonces cuál es el punto de decidir? ¿Significa eso que todo lo que hago es exactamente lo que me toca hacer y, por lo tanto, no existe tal cosa como la moralidad?

Es un debate interesante que de nuevo se mete en lo más profundo del ser humano porque no podemos entender la vida sin la capacidad de decisión; eso viene con el despertar de nuestra consciencia.

¿Cómo trabajar la libertad física?

La libertad física es extremadamente compleja y básicamente existen formas infinitas de trabajarla por lo que me es difícil ofrecerte tips llanos y cerrados para lograrlo.

Lo más que puedo hacer es recomendarte que no te vuelvas el tirano de tus personajes. No los utilices para forzar tus opiniones o ideas en la historia, sino que permíteles respirar y acompáñalos de la mano a donde quieren llegar.

Puedes colocar obstáculos en su camino, pero debes permitir que los superen a su manera, incluso si eso significa tomar una ruta narrativa que no formaba parte de tu plan.

Cuando suceden esa clase de situaciones, no te sientas mal, ¡significa que te estás tomando en serio tu trabajo y la complejidad moral de tu historia!

Vuelve a trabajar en la estructuración de tu historia y ponte más creativo con los obstáculos, ¡quizás encuentres uno que te permita tanto respetar el libre albedrío de los personajes como ayudarte a tomar la ruta narrativa que más te gusta!

¿Cómo trabajar el libre albedrío?

El libre albedrío es mucho más sencillo que la libertad física en cuanto a estructura, pero eso no significa que no sea complejo.

Aquí, hay solo tres tips importantes:

  1. No partas de la premisa de que sabes si el libre albedrío existe o no.
  2. Enfócate en las decisiones que realizan tus personajes.
  3. Explora el concepto del destino.

Como dije, la estructura es sencilla, el problema es que te estás enfrentando a una pregunta milenaria imposible de responder, muy similar a otras como “¿cuál es el punto de la vida?” o “¿Dios existe?”.

Justamente por eso es difícil mantenerse fuerte y resistir la tentación de dar una respuesta definitiva que termine arruinando la historia y la convierta en un vomitivo propagandístico.

Debes dejar suficiente espacio para que sea la audiencia quien defina si existe o no el libre albedrío. ¡Esa es tu meta como escritor!

¡Y con eso llegamos al final! Espero que este artículo te haya ofrecido información interesante sobre la libertad como elemento narrativo y ya la estés viendo con otros ojos.

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