Problemas creativos: ¿Qué hacer si mi historia ya no me convence?
Problemas creativos: ¿Qué hacer si mi historia ya no me convence?
No es nada agradable despertarte un día y descubrir que tu historia ya no te interesa tanto como antes, ya sea porque tienes tanto tiempo trabado en ella que perdiste toda la motivación para continuar o, peor, te diste cuenta que cometiste un error narrativo que te obligará a recomenzarla prácticamente desde cero.
No es fácil mantener la fe en nuestras historias cuando sentimos que no están encaminadas a ningún lado, y justamente por eso quise escribir un artículo que te ayudara a enfrentar esta clase de problemas creativos.
¡No pares de leer!
Señales que indican que ya no te gusta tu historia
Para empezar, estar trabado no necesariamente significa que ya no te gusta tu historia. En realidad, hay otros indicadores mucho más claros a los que sí debes prestar atención.
¡Deja que te comparta cuatro de ellos!
Te sientes perdido y no tienes energías para reencontrar el camino
Es normal que, a lo largo del proceso creativo, encuentres muchas situaciones en las que te sientes perdido, como que no tienes ninguna idea de cómo avanzar la trama. A veces esas lagunas pueden durar horas y, en otros casos más extremos, meses enteros.
Lo que no es tan común es que cada vez que pienses en sentarte a escribir, sientas que tu energía se disminuye a cero de manera instantánea. Cuando ni siquiera tienes la voluntad para solucionar los acertijos de tu obra, entonces tienes un problema importante.
Casi nunca piensas en ella
El proceso creativo no sucede solamente cuando estás sentado frente al computador escribiendo las páginas de tu libro. En realidad, la mayor parte de ese proceso toma lugar a lo largo de tu día, cuando estás en la regadera, comiendo, escuchando música o lo que sea, y no puedes dejar de pensar en tu historia y todo lo que la conforma.
Cuando realmente estamos involucrados con la obra que queremos crear y nos sentimos entusiasmados por ella, nuestra mente disfrutará analizarla una y otra vez, ayudándote a obtener ideas geniales y haciendo que no puedes esperar para sentarte a escribir.
Por supuesto, este sentimiento siempre disminuye cuando estamos trabados, pero no debería provocar que prácticamente borres el libro de tu mente.
Si descubres que llevas varios días sin pensar profundamente en tu obra, entonces es probable que haya problemas graves en ella que no crees poder solucionar.
Te cuesta recordar qué la hace especial
Una de las razones por la que los autores novatos pasan horas y horas escribiendo, aunque nadie les paga por eso, es porque son capaces de ver el gigantesco potencial de la historia que quieren contar y, más allá del éxito y la fama, solamente quieren ver si son capaces de extraerlo.
La mayoría de las historias tienen algo genial que las hace únicas y especiales, y el autor siempre es el primero en descubrir ese “algo”.
Si resulta que ya no sientes que tu historia tenga eso, entonces es muy probable que ya no creas en ella.
No te importan tus personajes
Los personajes son el alma de una historia. Son los que le permiten evolucionar y convertirse en algo que va más allá de un montón de letras que se suceden una tras otra.
Al final del día, son los personajes los que le dan idiosincrasia al relato. Ni la trama, ni la construcción del mundo o la premisa pueden ganarle al impacto que estos tienen en la historia y, por eso, si descubres que ninguno de ellos te importa, entonces será imposible para ti trabajar hasta que soluciones ese problema.
¿Cómo salvar tu historia?
Si descubres que varias de estas señales resuenan contigo, entonces tu historia está en peligro de morir.
Por suerte, es muy probable que todavía no sea demasiado tarde para salvarla. ¡Te mostraré cómo puedes hacerlo!
Léela de nuevo de principio a fin
Como mencioné antes, es crucial que tú, como autor, seas capaz de ver aquello que hace que tu historia sea especial y única. Si te cuesta recordarlo, entonces no hay nada mejor que volver a leerla, pero no como escritor, sino como un lector cualquiera.
Deja que te sorprenda, que los personajes te ganen, que la trama te envuelva. Por supuesto, sé crítico, pero júzgala por lo que es: un trabajo en proceso.
Es muy probable que encuentres cosas geniales que habías olvidado y que vale la pena retomar. Eso también puede ayudar a destrabarte y encontrar rutas narrativas interesantes por las que puedes tomar la historia.
Desarrolla la premisa con más exactitud
Si leíste mi artículo sobre la premisa y su importancia, entonces sabes que es absolutamente necesario que seas capaz de entender la esencia de su historia, la forma más sencilla de explicarla.
Este ejercicio es genial para cualquier etapa del proceso creativo, pero en este caso, cuando ni siquiera estás seguro si vale la pena continuar el libro que empezaste, puede ser todavía más útil, porque te obligarás a ti mismo a darle una identidad a tu obra, algo que la defina y le dé fundamento.
Esto, de buenas a primeras, puede parecer que estás encerrándote a ti mismo, pero es todo lo contrario. Una vez que entiendes “qué es tu historia” de repente los caminos se abren y tus ideas empiezan a fluir. Es algo que te libera, no que te aprisiona.
¡Inténtalo!
Revisa la estructura de la trama
En el 90% de los casos en los que los escritores se encuentran trabados con una historia, esto es una simple consecuencia de no estructurar la trama con anticipación.
El 10% restante está reservado para obras extremadamente complejas, pero, incluso en esos casos, vale la pena volver a revisar el esqueleto completo de la obra y tratar de descifrar qué es lo que le da forma.
Si empiezas una historia sin un norte claro, entonces no te sorprendas si terminas en un lugar que no reconoces en lo absoluto, que está lleno de contradicciones narrativas y que está plagado de problemas creativos.
No subestimes lo difícil que es escribir una buena historia. Hay demasiados elementos, demasiadas cosas que necesitas considerar, y pensar que podrás tener todo “en tu mente” es bastante ambicioso.
De hecho, incluso me atrevería a hacer el argumento de que, si eres capaz de tener todo perfectamente organizado en tu cerebro, entonces no te estás exigiendo lo suficiente. Es decir, tu obra no está a la altura de tu intelecto, y eso significa que te estás limitando a ti mismo sin necesidad.
Ponte a trabajar en la estructura de la trama y revísala con cuidado. Si ya la tienes, entonces reconstrúyela, evalúa cada pieza, la importancia que tiene y la clase de consecuencias que debería imponer sobre la historia.
Eso te ayudará como no tienes una idea a encontrar qué es lo que falla en tu historia y, una vez que lo identifiques, será extremadamente más fácil recuperar tu motivación y salvar tu obra.
Anota todo lo que no te gusta de la historia
Eso último que mencioné es crucial: encuentra lo que falla en tu historia.
Si no te convence tu historia, lo más probable es que sea por una buena razón. Hay algo dentro de ti que te dice que los símbolos están mal, o que los personajes no están bien construidos, o que sus arcos no se cierran bien, o que la trama es dependiente de conveniencias narrativas, o lo que sea.
Ese instinto es bueno y te ayudará a ser un buen escritor, siempre y cuando no dejes que te domine. No es recomendable que deseches lo que escribes cada vez que tengas problemas creativos y notes que hay algo profundamente mal con tu historia. Eso es solo una señal de que tienes la humildad para entender que tu obra no es perfecta.
Aprovecha ese poder para bien. Revisa tu historia con cuidado y anota absolutamente todo lo que no te gusta. Desde cosas tan relativamente sencillas como “la falta de descripciones” hasta cuestiones más cruciales para la narrativa como la construcción de personajes y el desarrollo de la trama.
Haciendo eso, será mucho más fácil que des con la tecla que está trabada en el piano y que arruina toda la música que quieres tocar. Después de todo, un solo elemento mal hecho puede tener un efecto dominó bastante grave en tu obra, que hace que todo se vea peor de lo que es en realidad.
Si lo arreglas, quizás descubras que tu historia está en un estado mucho mejor del que te imaginabas.
¡Y eso es todo! Ojalá esto te ayude a salvar a tu historia y terminar creando algo increíble.
Eso sí, ten en cuenta que existen situaciones en las que conviene dejar que la historia muera. Hay veces en las que es mejor moverte al siguiente proyecto en lugar de obsesionarte con uno que no tiene un futuro real.
¡Lo importante es que no acabes con tu obra antes de hacer todo lo posible por rescatarla!
Si te gustó este artículo, considera leer este otro sobre la disciplina creativa. ¡Te ayudará muchísimo!
¡Muchas Gracias! Me declaró fan de tu blog. Siempre me das nuevas ideas y me haces ver las cosas de diferentes puntos de vista. Esta en particular me a ayudado mucho