Bathos: de lo sublime a lo ridículo
Bathos: un concepto más divertido de lo que piensas
Existen muchísimos elementos en las historias que seguro has visto mil veces, pero no tienes idea de cómo se llaman. Uno de ellos seguramente es el bathos.
Por supuesto, si llevas tiempo leyendo este blog, sabes perfectamente que soy de la opinión de que para poder aprovechar al máximo los elementos narrativos necesitas conocerlos a fondo, y por eso quiero que hablemos un rato sobre este concepto, cómo te puede ayudar y cómo construirlo.
Si quieres aprender más sobre el tema, ¡lee hasta el final!
¿Qué es bathos?
Bathos (del griego “profundidad”) inició como un concepto que buscaba explicar aquellos errores cometidos de forma inconsciente por escritores y poetas con poca habilidad; errores que arruinaban la seriedad de un momento crucial de la narrativa y hacían que se volviera ridículo.
Esa fue la intención de Alexander Pope cuando popularizó el término, sin embargo, con el tiempo evolucionó y los escritores empezaron a utilizar este recurso con toda la intención.
Hoy en día, bathos es un término literario que describe el acto de un autor que introduce metáforas, descripciones o ideas absurdas en la narrativa buscando un súbito cambio de tono.
Un ejemplo de esto sería en Pulp Fiction, cuando Vincent le dispara sin querer a un sujeto en la parte trasera del coche. La escena relativamente seria súbitamente se vuelve ridícula, tanto por lo que ocurrió como por las reacciones de los personajes.
Es un cambio de tono rápido y brusco de tono que busca tener un efecto humorístico que ridiculiza un momento que, en principio, debería ser sublime.
¿Cómo te puede beneficiar?
El bathos puede ser muy útil para impedir que una historia se vuelva demasiado oscura y tome una dirección que no es la que busca el escritor.
Además de eso, es un elemento muy entretenido para la audiencia porque suele agarrarla desprevenida, lo que favorece que el momento se quede impreso en su mente.
Sin embargo, debes tener cuidado, porque un bathos mal implementado puede anular todo el poder emocional de ciertas escenas dramáticas y perjudicar la historia y los arcos de los personajes.
Los elementos que conforman un buen bathos
La verdadera dificultad de construir un bathos es efectivo depende en buena parte de tu propia creatividad. Después de todo, a algunos se les da mejor utilizar el humor que a otros.
Por suerte, todos los bathos siguen una estructura similar y justo de ella te voy a hablar ahora.
El set up
Esta es simplemente la preparación de la escena y del cambio de tono. En pocas palabras, es cuando empiezas a construir la situación con seriedad, generando expectativas en la audiencia para posteriormente subvertirlas.
Digamos que es la preparación del contexto que hará posible la presencia del bathos.
El punto dramático
Imagina que construir un buen bathos es algo así como golpear un balón de volleyball en el punto más alto de tu salto, ese instante en el que la pelota ya no sube y por lo tanto le puedes dar de lleno con todas tus fuerzas.
Ese momento crítico es el punto dramático; es decir, el instante en el que la escena ha alcanzado su punto de seriedad más crucial. Esto no significa que el momento deba ser exageradamente serio y emocional, sino que funciona de forma relativa a la escena en sí.
Si el punto más dramático de la escena será un diez, entonces ahí incluyes el bathos.
Si será un cien, entonces hasta ahí debes llegar antes de hacer el cambio brusco de tono.
La idea principal aquí es que lo ejecutes cuando la audiencia está más involucrada con el drama, de forma que sea mucho más sencillo sorprenderla y que el bathos en sí tenga un impacto poderoso.
El cambio súbito
Aquí ya estamos hablando de la introducción del bathos como tal. Esta es la acción absurda que mencionábamos antes.
¿Recuerdas la metáfora del balón de volleyball? Bueno, ahora imagina que la pelota tiene un rostro. Su expresión es de absoluta felicidad porque siempre soñó con elevarse por encima de la red, acercarse un poco más al cielo que contemplaba desde que adquirió consciencia.
Y de repente, ¡pum! Llega un sujeto de dos metros y le da una cachetada que la envía de vuelta al suelo como un meteoro.
De un momento a otro, pasamos de la exploración sublime de los anhelos del balón a la forma ridícula en que estos sueños son destrozados por un jugador de volleyball que está haciendo exactamente lo que debe hacer.
El drama es ridículo y por eso el cambio de tono es tan efectivo; tanto para causar humor como para lograr que la escena se quede grabada en tu mente.
¡Y tan-tan se acabó! Muchas gracias por llegar hasta el final del artículo. Solo espero que te haya servido para entender este concepto a la perfección.
Si te gustaría seguir aprendiendo sobre otros elementos narrativos, este artículo sobre los arcos de redención te puede servir. ¡Échale un ojo!