La honestidad como elemento narrativo: ¿cómo aprovecharla?
La honestidad como elemento narrativo: ¿cómo aprovecharla?
En este blog hemos hablado mucho sobre “escribir con honestidad“, pero creo que hasta ahora no me había dado a la tarea de hablar sobre la honestidad como elemento narrativo en las historias.
Es curioso porque creo que todos hemos visto muchas obras en las que el conflicto de los personajes nace por una falta de honestidad, ya sea porque están mintiendo para obtener algún beneficio o porque no tienen el carácter para decir lo que realmente piensan.
Esto es algo con lo que muchos nos podemos identificar, y justo por eso vale la pena que analicemos cómo se puede trabajar en una historia.
Si quieres aprender más, ¡no pares de leer!
¿Qué es la honestidad?
La honestidad se define como la cualidad de hablar y actuar con sinceridad, sin mentir, engañar, robar o realizar algún tipo de trampa.
Entre las muchas virtudes que puede tener una persona, la honestidad es una de las que más valoramos porque las personas así son rectas, congruentes y confiables. Por lo menos, siempre podemos contar con que nunca actuarán con mala intención, incluso si están equivocadas.
Dicho esto, y aunque sea extraño pensarlo, también existe tal cosa como ser “demasiado honesto”, algo que tal vez ya sabes si tienes un hermano o un amigo que te dice las cosas a la cara como le sale y cuando le sale.
Esto también es una forma de explorar la honestidad en una historia y es importante que lo tengas en cuenta.
¿Qué puede aportar en una historia?
Cuando exploras la honestidad en una historia, al final del día, lo que estás explorando es la “verdad” como concepto narrativo, aunque, para ser más específicos, estás explorando la relación de las personas con la “verdad”, ya sea que estén equivocadas o no.
Digamos que la honestidad es el aspecto más subjetivo de la verdad, lo cual no significa que la parte objetiva del concepto deba ser ignorada. Después de todo, cuando una persona actúa basada en una mentira, esto se ve reflejado tarde o temprano en la realidad y le hará pagar por ello.
Un ejemplo muy tonto, pero bastante claro, sería si un día pretendieras que todos los vasos de tu casa en realidad son sillas, y convences a toda tu familia de ello. Sacas las verdaderas sillas de tu casa y en su lugar pones vasos de vidrio en el suelo. Todos estarán muy felices… hasta que les toque sentarse.
En nuestra vida ocurre exactamente lo mismo, aunque el golpe puede llegar a demorarse hasta décadas si de verdad tenemos muy mala suerte.
Entonces, en una historia, la honestidad ayuda a que los personajes tengan un conflicto a la hora de alinear sus creencias con la realidad, con la parte objetiva de la verdad; algo que puede ser particularmente interesante en escenarios donde identificar la “verdad” sea muy difícil.
Ahora, en el caso de los personajes extremadamente honestos, lo que se explora aquí es la parte de la verdad que es “buena” o que se comparte con la intención de ayudar a la persona que tenemos en frente.
Decirle a tu mamá o a tu hermana que efectivamente parecen más gordas que una vaca cuando se ponen un vestido en particular, puede ser brutalmente honesto desde tu punto de vista, pero el problema es que la “información” carece de bondad y cariño, por lo que es un tipo de honestidad incompleta.
Eso es lo que terminan aprendiendo estos personajes, los cuales no tienen un problema con la verdad en sí, sino que no saben cómo utilizarla para el bien.
¿Cómo emplear la honestidad con efecto temático en tu obra?
Aunque es cierto que la honestidad es un tema bastante complejo, lo cierto es que no tengo demasiadas cosas complicadas que explicarte para que lo manejes en una historia.
Lo único que debes mantener en cuenta es lo siguiente: la falta de honestidad o el “abuso” de la verdad SIEMPRE deben tener consecuencias negativas para el personaje.
Estas consecuencias no tienen que ocurrir de inmediato (de hecho, es perfectamente válido que mentir o evadir la verdad tenga un resultado positivo a corto plazo), pero el comportamiento deshonesto del personaje necesita ser castigado tarde o temprano en la historia.
De lo contrario, jamás podrás activar el arco del personaje que se supone debe mejorar en este aspecto, ya que siempre será recompensado por su mal actuar y no existirán fundamentos narrativos que lo lleven al cambio.
Al mismo tiempo, corres el riesgo de que se convierta en una “falla fantasma” del personaje, algo que le quitará profundidad simbólica y puede, potencialmente, hacer que tu misma historia sea deshonesta.
Esto es lo que vemos en Sierra Burguess is a Loser, donde la protagonista termina siendo premiada por sus acciones deshonestas (una de las tantas razones por las que esta película es bastante mala).
Lo más importante al manejar la honestidad es el desarrollo de consecuencias, algo que incluso puede obtener mucha profundidad si procuras que incluso tus villanos sufran por mentir.
¡Y con eso acabamos! Espero que este artículo te haya servido. Si fue así y quieres seguir aprendiendo sobre el tema, deberías leer este artículo sobre la mentira en las historias. ¡Échale un ojo!
Que hay jefs. Esto sonará ridículo. Pero quisiera saber que te pareció re zero