¿Cómo saber si tu historia necesita un final feliz, triste o agridulce?

Escribir un buen final es probablemente una de las partes más difíciles de hacer una historia, y lo peor de todo es que el final puede tanto arruinar la obra como salvarla.

¿Cuántas veces no te ha sucedido que ves/lees/escuchas una historia increíble y, de repente, el final te deja insatisfecho y enojado (*tos* Game of Thrones *tos*)? Pues, eso en parte se debe a que no es nada sencillo entender qué es lo que la historia te pide como conclusión.

Si quieres descubrir exactamente cómo lograrlo, ¡no puedes perderte este artículo!

¿Qué es un final feliz?

Un final feliz es aquel en el que los personajes principales obtienen lo que necesitan. En pocas palabras, es cuando el protagonista consigue a la chica, la heroína derrota a sus enemigos o cuando el papá logra reconciliarse con su familia y entender lo que es importante.

Toma en cuenta que estoy diciendo “lo que necesitan”, no estoy diciendo “lo que quieren”. Esas cosas no serán necesariamente las mismas. Por ejemplo, nuestro personaje puede querer convertirse en rey, pero a lo mejor lo que necesita es crecer como persona; o nuestra protagonista puede querer salir con el chico más guapo de la escuela, pero en realidad lo que necesita es estar con alguien mucho más sensible y compatible con ella.

Lamentablemente, muchas personas ven los finales felices como algo cliché y tonto, pero la realidad es que no tienen por qué ser así. Un final feliz solamente se sentirá así cuando la historia es genérica, los personajes son predecibles o la victoria final se siente falsa, ya sea por venir de un Deus Ex Machina o carecer de símbolos que la fortalezcan.

Se vale que les des a tus personajes finales felices, así que no te dejes llevar por lo que dicen los pseudo-críticos que hay por ahí.

¿Cuándo te conviene?

Un final feliz te conviene principalmente cuando lo que quieres es darle sentido al sufrimiento de los personajes y ofrecer una visión optimista sobre el conflicto existencial humano.

En una historia como 12 años de Esclavo, el final feliz lo que hace es premiar a nuestro protagonista por mantenerse fuerte y aguantar tantos años de terribles dolores y agonías, así como para reivindicar a la porción de la humanidad que no está de acuerdo con lo que le sucedió.

La injusticia se pone en perspectiva y el mensaje de la historia pasa de ser algo oscuro y deprimente, a algo profundo y complejo, lleno de capas e idiosincrasias que hacen que sea mucho más rico su análisis.

Recuerda que el final de tu historia es lo que eventualmente le da sentido a tus símbolos. Al final del día, los resultados hablan por sí solos, y necesitas entender eso muy bien cuando escribas la conclusión de tu historia.

Grandes historias con finales felices:

La Historia Interminable

Full Metal Alchemist Brotherhood

About Time

¿Qué es un final triste o trágico?

Como te lo podrás imaginar, un final triste es aquel en el que los personajes principales no consiguen lo que necesitan o terminan en un lugar peor que en el que estaban antes.

Estos finales suelen atraer a muchas personas porque, por lo general, son sorpresivos y nos permiten explorar una faceta complicada del ser humano. Después de todo, una buena historia logrará que ese final triste llegue, en parte, como consecuencia de los errores de nuestros protagonistas, lo cual aporta mucha complejidad a las decisiones que tomaron a lo largo de la trama.

¿Cuándo te conviene?

Este tipo de finales son muy efectivos si lo que buscas es aportar una temática que ponga a reflexionar al lector/espectador o quieres exponer la crueldad que muchas veces caracteriza la vida.

Una obra como Romeo y Julieta debe tener un final trágico, porque la idea de Shakespeare era mostrar cómo un amor puro e inocente puede ser arrastrado al infierno por el odio circundante; un odio del que no es ni culpable ni cómplice.

Esa historia pudo acabar con que los enamorados escapaban y vivían felices para siempre, pero el sentido temático sería otro muy distinto y la conclusión a la que llegaríamos también sería otra. No es que estaría mal, simplemente sería otra cosa tan diferente, que no podríamos considerarlo Romeo y Julieta.

Los finales tristes nos permiten explorar una parte de la realidad que los felices no nos dejan, y eso también tiene mucho valor.

Como dato adicional, si estás pensando en construir un arco inverso de personaje, tu final debe ser forzosamente triste y trágico. Eso no significa que tu personaje deba terminar llorando, pero debe estar en un estado más profundo de miseria, ya sea porque se convirtió en un monstruo o porque perdió todo lo que antes valoraba.

Si no lo haces, entonces los símbolos de tu historia cambiarán y los elementos que usaste tendrán un sentido tan distinto que ya no lo podrás llamar un arco inverso de personaje, sino más bien el de un héroe trágico. Digamos que esa es la diferencia entre Joker (que nunca se redimió) y Sasuke (que sí lo hizo).

Grandes historias con finales tristes:

Edipo Rey

Breaking Bad

Gilgamesh

¿Qué es un final agridulce?

Un final agridulce es aquel en el que la mayoría de los personajes principales consiguieron lo que necesitaban, pero conllevó un precio tan grande que cargarán un sufrimiento profundo hasta su muerte o dejarán el sufrimiento atrás para aquellos que los amaron.

Este es el final de El Señor de los Anillos, donde la victoria de Frodo viene a costa de su alma y su eventual partida deja rotos e incompletos a sus amigos. También historias como Crimen y Castigo cuentan con este tipo de final, porque Raskolnikov logra recuperar su humanidad, pero quedó marcado para siempre y tiene la carga de compensar sus pecados hasta el día que muera.

Estos finales suelen ser bastante comunes en sagas largas, donde los personajes han sufrido tanto que es prácticamente imposible que se recuperen de todo lo que les ha sucedido, pero eso no significa que no puedan estar en otro tipo de obras.

¿Cuándo te conviene?

Un final agridulce más que nada llega cuando quieres encontrar un punto medio en tu temática, y quieres exponer, hasta el último momento, las dos caras de la moneda que manejaste a lo largo de la historia.

Volviendo al ejemplo de El Señor de los Anillos, este final muestra los dos extremos de la lucha contra la maldad: por un lado, te permite hacer del mundo un lugar mejor, pero, por el otro, te desgasta y destruye, casi hasta el punto de hacerte irreconocible.

Este final es más común de lo que crees, aunque construirlo bien es tan difícil y requiere entender tan bien las idiosincrasias de tu historia y personajes, que casi nunca verás una conclusión de este estilo y la sentirás igual a otra.

Grandes historias con finales agridulces:

Code Geass

El Conde de Montecristo

Los Miserables

¡Y eso es todo! Espero que este artículo te sirva para determinar cuál es el final ideal para tu historia. Si es así, ¡asegúrate de dejarme un comentario!