Drama artificial: ¿qué es y cómo evitarlo en una historia?
Drama artificial: ¿qué es y cómo evitarlo en una historia?
¡Oh, el drama! Ese pequeño combustible que nos ayuda a darle mayor intensidad a nuestra historia de una forma tan rápida y sencilla.
Sin embargo, su introducción en una historia puede ser tan fácil de ejecutar, que nos podemos confundir y crear drama artificial que actúa como combustible, pero quemando la narrativa en lugar de beneficiarla.
Entonces, si quieres evitar que esto te suceda, asegúrate de verificar que los dramas más importantes de tu historia no cuentan con estas características. Si lo hacen, ¡es muy probable que sean artificiales!
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El conflicto puede ser resuelto fácilmente
Los dramas, para ser reales y tener verdadero peso en una trama, necesitan tener un cierto nivel de dificultad para resolverse. En general, mientras más difícil sea solucionarlo, mayor drama hay, y es importante tomar en cuenta esta métrica.
¿Por qué? Bueno, porque si tu audiencia se da cuenta que el conflicto en sí tiene poca vida, cada momento en el que los personajes demuestren ser incapaces de solucionarlo estarás creando una experiencia insufrible para el espectador/lector.
Por supuesto, cuando hablo de “dificultad” hablo de forma relativa al personaje. Por ejemplo, si el problema se puede solucionar si el protagonista habla con su papá sobre el dilema que los atormenta, eso puede parecer muy sencillo; sin embargo, si a lo largo de la historia has trabajado la complejidad de esta relación y la manera en que al protagonista le cuesta un universo abrirse con su progenitor, entonces estás creando un drama real para el personaje, algo que requerirá de él crecer como persona para poder superar.
Algo así es lo que vemos en Dead Poets Society, donde la inhabilidad del personaje para comunicarse con su padre lo empuja al suicidio.
Sin embargo, en una película como The Kissing Booth, que la protagonista sea incapaz de tener una conversación con su mejor amigo sobre las estúpidas reglas que definieron cuando eran niños, alguien con quien se encuentra en igualdad de condiciones, es ridículo y solo sirve para crear un drama artificial.
¡Cuídate de esto!
La reacción de los personajes no corresponde con lo que sabemos de ellos
Es importante recordar que el drama no se refleja simplemente con tristeza, sino que la ira, la desesperanza, el cinismo, el sarcasmo, etcétera, también son mecanismos para lidiar con situaciones trágicas y emocionalmente devastadoras para los personajes.
Ahora, la pregunta es: si todas esas reacciones son válidas, ¿no importa la que elija?
¡ERROR! Es crucial la que elijas, porque si bien tú y yo podemos experimentar una tragedia relativamente similar, no somos la misma persona, y nuestra reacción reflejará eso. Nada más lejos que observar como una pareja de hermanos vive de manera muy distinta la muerte de un familiar que ambos querían mucho, o como una pareja de esposos supera el fallecimiento de un hijo.
Estos son ejemplos muy duros, pero también nos ayudan a visualizar que lo más importante en un drama no es el drama en sí, sino las personas metidas en el medio de él.
Eso significa que la reacción de tus personajes debe ser idiosincrásica; completamente basada en su personalidad y la conexión emocional que tienen con el suceso dramático en sí.
Eso engloba tanto el tipo de reacción que tienen como el nivel de drama que liberan, que puede ser un leve sollozo, un llanto imparable o una depresión destructiva.
Todas estas cuestiones son importantes no solo porque hará que tus personajes se sientan como personas reales, sino porque es lo que determina si el drama está tomando el lugar que le corresponde en la historia o está expandiéndose artificialmente sin ton ni son.
Un ejemplo de esto sería en The Last Jedi cuando Rey se entera que sus padres son unos “don nadie”. Vemos que cae en sollozos y se rompe, pero en realidad no tiene sentido. A Rey nunca le importó el cargo o posición de sus padres, lo único que quería era estar con ellos.
El hecho de que sean unos borrachos o no, no debería importar. La película está creando esta reacción artificial en el personaje para que la audiencia caiga en la trampa y se olvide de otra línea argumental que la secuela no estaba interesada en trabajar.
No hay valor en esa escena porque el drama no está construido pensando en el personaje que lo vive.
El drama del personaje no tiene bases sólidas
Si algo me molesta de la película de Tall Girl, es que toda la trama gira en torno a un drama completamente ridículo que no tiene ni pies ni cabeza.
Nuestra protagonista es muy alta y aparentemente está acomplejada por eso. Si bien es cierto que ese complejo es la verdadera falla que el personaje tiene que superar, el hecho de que provenga de algo tan artificial y ridículo, hace que sea imposible conectar con su arco de personaje.
Si quieres que esta premisa funcione, entonces no hagas que la protagonista luzca como una supermodelo; hazla cómicamente musculosa y fea, que realmente tenga razones para llamarse a sí misma un fenómeno y que tengamos algo de lo que aferrarnos.
Por eso es que cuando Quasimodo sufre por su fealdad te lo tomas en serio, porque está claro que el personaje tiene razones para temer que la gente con la que tanto quiere convivir lo rechace por su físico.
Tall Girl no solo no tiene ninguna razón para creer eso, sino que durante la historia vemos que esta condición nunca representa algo nefasto para su vida. Bueno, le harán una que otra vez el chiste de “¿cómo está el clima allá arriba?”, pero vamos, no es suficiente drama para crear una película de más de una hora.
El drama está forzado en la trama y frena su progreso
En las series largas, es normal que se creen conflictos de repente simplemente para alargar una parte de la historia y alcanzar el número de capítulos estipulados en el contrato con la televisora.
Por eso es que es tan común que veamos uno o dos episodios antes del final de temporada donde alguien del equipo de protagonistas se enoja con otro por una tontería y ahora tenemos que sentarnos dos horas a ver cómo lo resuelven.
Dicho esto, también está presente en todo tipo de narrativas, como en One Piece cuando Luffy tiene estas condiciones en las que si usa su poder por tanto tiempo, entonces se vuelve un inútil por cierta cantidad de minutos.
Es un drama forzado que solo sirve para alargar la trama sin que realmente signifique algo para el crecimiento del protagonista. Por eso, no es de sorprenderse cuando los escritores quitan estas reglas casi de improviso y lo venden como “ah, es que el personaje es más fuerte, ahora ya no hay tanto rollo”.
Si vas a introducir estos elementos, dales consecuencias y que signifiquen algo para el arco del personaje, como en My Hero Academia donde Midoriya eventualmente descubre que tiene que dejar de imitar a Allmight o de lo contrario destruirá su cuerpo, colaborando así con su crecimiento en la historia.
Esto es bueno para el protagonista y además no alenta la progresión de la trama, sino que incluye un conflicto interesante para el futuro.
¡Y con eso acabamos! Si ves algunos de estos indicadores en los dramas de tu historia, entonces vale la pena que los revises con cuidado y los modifiques de ser necesario.
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¡Hola! Tu artículo me pareció muy interesante, como todos los demás que he leído en este blog. Actualmente trabajo en una historia donde la protagonista es una persona perfeccionista y estructurada, pero a la hora de desarrollar su conflicto me trabo mucho. ¿Algún consejo acerca de cómo establecer el drama en su historia sin que se sienta demasiado artificial o que parezca que es demasiado fácil de resolver?
Debes dar las razones por las que es tan perfeccionista. Ejemplos: sus padres no permitían que cometiera ningún error, algunas vez cometió un error y eso la lastimó mucho a ella o a alguien que quería, etc.