Diálogos extensos: ventajas y desventajas

Diálogos extensos: ventajas y desventajas

Diálogos extensos: ventajas y desventajas de meterlos en tu historia

Algo que veo que los escritores novatos tienden a hacer con mucha frecuencia, es meter diálogos extensos en su historia con mucha frecuencia.

Esto no es una práctica mala en sí, pero definitivamente es algo que debe realizarse de una forma más pensada y concienzuda de lo que usualmente se hace, ya que tiene tanto ventajas como desventajas interesantes.

Si quieres conocerlas, ¡estás en el lugar correcto! ¡No pares de leer!

¿A qué me refiero con un “diálogo extenso”?

Cuando hablo de diálogos extensos, me refiero a las porciones de una novela o relato que, por un periodo extendido, están mayormente estructuradas a partir de diálogos entre los personajes de la obra.

Eso significa que no estoy incluyendo diálogos internos de un narrador en primera persona, por mucho que este se extienda por varias páginas.

Los diálogos extensos pueden venir de dos formas:

Diálogos recurrentes

Esto sucede cuando una conversación entre dos o más personajes tiene varias instancias en las que cada actor ofrece algo nuevo a la conversación. Por ejemplo:

­­—Hola, María.

—Hola, José.

—¿Cómo estás?

—¿Bien y tú?

—Bien, gracias por preguntar.

Estos diálogos son rápidos de leer y dan la sensación de que la lectura está fluyendo velozmente. Se pueden usar incisos para que no se pierda el sentido y el lector siga el ritmo, pero si solo hay dos personajes, puede ser válido dejar que el lector interprete quien habla de forma implícita.

Diálogos extendidos

Esto sucede cuando un personaje tiene una participación bastante larga en la conversación. Por ejemplo:

“—¿El rey? Lo tenía por filósofo: ¿cómo cree que en política haya asesinatos? En política, querido mío, y lo sabes tan bien como yo, no hay hombres, sino ideas; no sentimientos, sino intereses; en política no se mata a un hombre, sino se allana un obstáculo. ¿Quieres que te diga cómo sucedió lo del general Quesnel? Voy a decírtelo. Creíamos poder contar con él. Uno de nosotros fue a su casa a invitarle para que asistiera a una reunión de amigos en la calle Santiago. Accede a ello, se le descubre el plan, la fuga de la isla de Elba, el desembarco, todo en fin; y cuando lo sabe, cuando ya nada le queda por saber, nos declara que es realista. Entonces nos miramos unos a otros; le hacemos jurar, pero jura de tan mala gana que parecía como si tentase a dios… Pues oye, a pesar de esto se le deja salir en libertad, en libertad absoluta… Si no ha vuelto a su casa…, ¿qué sé yo? Habrá errado el camino, porque él se separó de nosotros sano y salvo. ¡Asesinato dices! Me sorprende en verdad, Villefort, que tú, sustituto del procurador del rey, bases una acusación en tan malas pruebas.” Fragmento de El Conde de Montecristo de Alejandro Dumas.

Estos diálogos se usan para establecer opiniones y sentimientos de los personajes de una forma más elaborada. Son perfectos para aportar contexto y exposición, pero también para establecer ideas simbólicas y temáticas, como se demostró en el ejemplo anterior.

Dicho esto, los diálogos extensos alentan la velocidad del relato, algo que puede ser positivo o negativo dependiendo de la intención de la escena y el ritmo de la historia.

¿Qué ventajas y desventajas te pueden ofrecer?

Como ves, cada tipo de diálogo extenso viene con sus propias ventajas y problemas.

En el caso de los diálogos recurrentes, dependiendo de tu historia, puede ser una ventaja o una desventaja que el ritmo narrativo se acelere de repente y que se aporte menos contexto al lector.

En el caso de los diálogos extensos, de igual forma puede ser positivo o negativo que tu historia baje de velocidad por extenso periodo de tiempo y que se le ofrezca mucha información al lector.

Dicho esto, hay que recordar que ambos estilos comparten una desventaja universal relacionada con todos los tipos de diálogos existentes, sean cortos o largos: los diálogos no avanzan la trama.

Incluso si tus diálogos ofrecen contexto e información relevante para los personajes, mientras estén hablando, la historia no está progresando; de hecho, esta no reiniciará su movimiento hasta que el personaje tome una decisión (que, por supuesto, debe estar relacionada con las conclusiones que extrajo de la conversación).

Dicho de otra forma, crear una historia que abusa de los diálogos hará que esta tenga muchos problemas de trama y que, independientemente de la velocidad del ritmo narrativo, la audiencia tenga la sensación de que nada ocurre.

¿Cómo puedo saber si los estoy usando bien o mal?

Como norma, deberías asegurarte de que todas las conversaciones en tu historia son lo más concisas y eficientes posible. Si esa eficiencia solo se puede reducir a dos páginas enteras de diálogos, no pasa nada, puede ser que tu historia lo requiera; pero el punto es que te asegures de que TODO lo que está ahí es absolutamente necesario para la obra.

Procura no meter conversaciones huecas o que repiten una y otra vez información que la audiencia ya conoce, y que cada diálogo invite a los personajes a cometer una acción que, de alguna forma, reactive la historia.

Esto debe ocurrir con TODOS tus diálogos, pero especialmente con los extensos, o de lo contrario terminarás lastimando profundamente a tu obra.

¡Y con eso llegamos al final! Ojalá este contenido te haya resultado interesante. Si fue así y quieres seguir aprendiendo sobre el tema, este artículo sobre cómo crear frases increíbles te puede servir. ¡Échale un ojo!

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