Estereotipos en las historias: ¿cómo evitarlos?

Estereotipos en las historias: ¿cómo evitarlos?

Estereotipos en las historias: ¿cómo evitarlos?

Una de las formas más sencilla de hacer personajes aburridos y planos, es construirlos como estereotipos. Esto es una verdad ineludible, sin embargo, lo que no queda tan claro es qué es lo que comprende un estereotipo y qué no.

En muchas ocasiones veo que este concepto se confunde con el de arquetipo, lo cual lleva a ciertas personas a tachar una historia de repetitiva o poco original cuando en realidad no es así.

Si quieres entender a fondo este concepto y descubrir cómo evitarlo en tu historia, ¡no pares de leer!

¿Qué es un estereotipo?

Un estereotipo es un tipo de elemento narrativo que se introduce con características exageradas provenientes de ideas preconcebidas y popularizadas sobre un tema en específico.

Es una versión simplificada de un tipo de personaje cuya construcción gira más en torno a los prejuicios de la audiencia que a un verdadero desarrollo narrativo.

Los estereotipos son predecibles y aburridos después de las primeras veces que los ves, además de que le quitan todo sentido de agencia y originalidad a los personajes, ya que, por definición, los personajes que caen en el mismo estereotipo son narrativamente iguales, completamente carentes de idiosincrasia.

Un ejemplo de estereotipo sería el villano que quiere destruir el mundo solo porque sí, o el sujeto pedante y rico que trata mal a todo el mundo. Su rol en la historia está definido como si fueran herramientas para un fin en lugar de personajes de carne y hueso.

Esto les quita toda posibilidad de actuar como símbolos poderosos para la historia que fortalezcan la temática y profundicen la narrativa. ¡Es por eso que son tan dañinos para una historia!

¿En qué se diferencia de los arquetipos?

Como mencioné antes, muchos caen en la trampa de confundir estereotipos con arquetipos, y lo cierto es que no los culpo del todo; al final del día, los conceptos tienen ciertas similitudes importantes.

Para empezar, tanto los estereotipos como los arquetipos son patrones reconocibles que se repiten en el tiempo, lo cual puede aplicar para un tipo de comportamiento como también un concepto o idea particular.

Por ejemplo, lo que mencioné antes del villano que quiere destruir el mundo, también puede ser un arquetipo que podemos llamar como “el hombre que odia la injusticia de la realidad”. A su vez, en el caso del rico, podemos hablar del arquetipo del “hombre que valora la riqueza más que las personas”.

Sin embargo, en donde estos conceptos se diferencian del estereotipo es que este se quedará “ahí”, con la idea más superficial sobre este tipo de personajes. No explorará la profundidad de sus motivaciones ni el simbolismo que representan sus características particulares; simplemente los usará para avanzar la trama sin que ofrezcan nada relevante a la historia.

Los arquetipos son cruciales para una historia porque permiten trabajar una idea que es muy difícil de articular. Un ejemplo sería el arquetipo de “el elegido”, que explora la idea de que un individuo relativamente normal puede tener un potencial increíble que le permita cambiar el mundo.

Personajes como Luke Skywalker, Moana, Aang o Po pertenecen a este arquetipo, pero cada uno lo explora de forma diferente y, aunque tienen muchas similitudes narrativas, cada quien brilla con luz propia porque no son reducidos al estereotipo, sino que se les ofrece una historia compleja que maneje la idea según las particularidades que vive el personaje.

Al contrario de lo que piensan muchos “mercadólogos”, lo que atrae a las personas a un personaje y les hace relacionarse con él o ella, no son las similitudes superficiales como el género y el color de piel, sino la forma particular con la que enfrenta sus problemas. Después de todo, en lo que todos nos parecemos es que cada uno de nosotros tiene luchas difíciles que librar y fallas que amenazan con arruinarnos.

Un estereotipo se queda en ese aspecto superficial y, por lo tanto, evita que la idea pueda tener verdadero valor temático y simbólico.

¿Cómo evitar la inclusión de los estereotipos?

Ahora que conoces la diferencia entre estereotipo y arquetipo, hablemos un poco sobre cómo puedes evitar que las ideas de tu historia se queden en lo superficial.

¡Sigue estos consejos!

Trabaja la dualidad del elemento narrativo

Todo en la vida tiene un lado bueno y uno malo, desde la compasión hasta el miedo. Al introducir un elemento narrativo que tendrá importancia en el desarrollo de la historia, necesitas forzosamente explorar esa dualidad para darle profundidad.

Por ejemplo, en el caso del personaje rico y arrogante, puede ser que por un lado su riqueza genuinamente le haga sentirse superior por todos los beneficios que le da, pero también ese sentimiento le hará alguien solitario, incapaz de conectar con los sentimientos de los demás.

Entonces, al introducir este personaje, no debes solo manejar su faceta malvada, sino también el lado trágico que revela que él también es víctima de su propia corrupción. Así, no será tan sencillo para tu audiencia ponerle una etiqueta “estereotipada”, sino que se verá obligada a reconocer el arquetipo y analizarlo, incluso si no lo hace de manera consciente.

Este consejo es uno de los más prácticos que hay en relación a este tema porque lo puedes aplicar con cualquier idea que se te ocurra. ¡Procura utilizarlo!

Dales agencia a los personajes

Como dije anteriormente, los esterotipos suelen ser meras herramientas que aprovecha el autor para facilitarse la vida a la hora de construir la trama; esto, especialmente en el caso de los personajes, significa que no tienen verdadera agencia: no toman decisiones basados en sus propias motivaciones, sino de acuerdo a lo que quiere y necesita el escritor en ese momento.

Esta mala práctica es la que evita que los personajes se sientan reales y tengan un verdadero impacto en la historia. Por eso, lo mejor es entender y desarrollar bien el deseo y la necesidad de los personajes, de forma que, a lo largo de la historia, tú como escritor puedas adivinar qué es lo que ellos harían en una situación determinada.

Así, podrás crear una trama que los lleve de forma orgánica por el camino que necesitas que recorran. Esto afectará muy positivamente la evolución de tu historia y le dará profundidad a los personajes.

Dales un arco a los personajes

De la misma forma, así como es importante dejar que los personajes tomen decisiones, también es crucial permitirles vivir un arco que les haga evolucionar a lo largo de la historia.

Esto, junto con el concepto de la dualidad y la agencia de los personajes, te obligará a crear historias idiosincrásicas con personajes complejos y únicos, independientemente del arquetipo en el cual se están fundamentando.

Si piensas incluir un personaje que esté en peligro de convertirse en un esterotipo, asegúrate de darle un arco de personaje que le permita darle un giro único a los prejuicios que la audiencia tenga sobre la idea en sí. ¡Esto le permitirá transformarse en un arquetipo que beneficie la historia!

Solo usa elementos con peso temático

Otra razón por la que los esterotipos aparecen en nuestras historias es que caemos en la trampa de incluirlos solamente porque no se nos ocurre otra forma de avanzar la trama. Esto es una pésima idea y una de las prácticas que define el concepto de “lazy writing”.

Si no quieres que esto te suceda, debes asegurarte que cada elemento que incluyes en la historia tiene peso temático; es decir, apoya el viaje que está viviendo el protagonista y el mensaje central que maneja la obra.

Esto es mucho más fácil decirlo que hacerlo, ya que muchas veces no descubrimos la temática de nuestra historia hasta que ya está bastante avanzada, pero justo por eso es que el proceso de revisión es tan importante.

¡Y ya con eso acabamos! Ojalá este artículo te haya enseñado algo nuevo sobre el tema. Si te gustó, seguramente disfrutarás este otro contenido sobre cómo lograr que la creatividad fluya. ¡No te lo pierdas!

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