Gandalf: ¿cómo construir el personaje paragon perfecto?

Gandalf: ¿cómo construir el personaje paragon perfecto?

Gandalf: ¿cómo construir el personaje paragon perfecto?

Si eres un fanático de El Señor de los Anillos, entonces eres un fanático de Gandalf, tan sencillo como eso. Después de todo, Gandalf es probablemente uno de los mejores personajes que existen en la literatura fantástica… mentira, en la literatura en general.

Esto tiene muchas razones apasionantes de explicar (como el hecho de que Tolkien es un genio sin par), pero la clave está en que Gandalf es el personaje paragon perfecto.

¡Sigue leyendo y descubre más al respecto!

¿Qué es un personaje paragon?

Si has jugado Dungeons and Dragons, es muy probable que estés familiarizado con la palabra “paragon”, sin embargo, no es un término muy popular.

Dicho esto, aunque quizás no sepas cómo explicar este concepto, créeme que lo conoces bastante bien.

En pocas palabras, un personaje paragon simplemente representa la cúspide moral, física y de sabiduría que puede alcanzar una persona. Esto no necesariamente significa que el personaje en cuestión es el ser más poderoso de la historia, sino que él o ella ya no tiene lugar al que crecer.

Es algo así como cuando en un videojuego de rol maximizas todos los atributos de tu personaje al máximo de lo que su clase te lo permite. A partir de entonces, no importa que hagas, tu personaje no puede hacerse más fuerte, ni más veloz, ni más inteligente. Ya es todo lo que puede ser.

Gandalf es justamente ese tipo de personaje, pero no es el único. El señor Miyagi de Karate Kid, el maestro Oogway de Kung Fu Panday Dumbledore de Harry Potter son todos personajes paragon.

Como ves, estos personajes suelen ser bastante sabios, poderosos, carismáticos y tienden a convertirse en tus favoritos bastante rápido. Sin embargo, no es tan fácil como parece construir un personaje paragon de la manera correcta.

El problema está en que las reglas del juego deben ser bastante claras así como las limitaciones que sufre el personaje. Es decir, no puedes simplemente escribir un personaje que tiene todas las respuestas y las habilidades necesarias para derrotar al villano, pero por alguna razón tonta no lo hace.

Por eso casi todos los paragon suelen ser viejos que están muy lejos de su mejor versión o tienen algún tipo de impedimento moral/fantástico que les impide derrotar al antagonista. Si falta este elemento, tenemos problemas.

Por supuesto, el otro detalle es que, aunque no lo creas, los personajes paragon son muy efectivos en dosis pequeñas, pero a la larga se vuelven aburridos.

Quizás creas que serías capaz de ver una película que tenga como personaje principal a Gandalf y que la disfrutarías muchísimo, pero lo cierto es que probablemente te arrepientas de verla. Esto es porque los paragon, justamente porque ya alcanzaron su máximo potencial, no tienen forma de crecer como personajes. Eso hace que su historia sea fundamentalmente estática y te deje con un mal sabor de boca.

Por eso no hay que abusar con este tipo de personajes y ser muy cuidadoso al meterlos en una historia. Dicho esto, es hora de que hablemos de los elementos que hacen que estos personajes, y en particular Gandalf, sean una fuerza positiva para la narrativa.

Siempre debe estar rodeado de un aura de misterio

Una de los aspectos más interesantes del personaje de Gandalf es el misterio que lo rodea.

Como quizás ya sepas, Gandalf es en realidad un ser increíblemente poderoso en el lore de la Tierra Media. Su poder, incluso, podría rivalizar con el de los seres más increíbles y fantásticos del mundo de Tolkien, pero su misión tiene un propósito mucho más trascendental que le impide revelar su verdadero potencial.

Esto, además de justificar las increíbles habilidades de Gandalf que aparecen casi de la nada y los “nerfeos” súbitos que experimenta a lo largo de la historia, nos ayuda a sentirnos profundamente intrigados por la naturaleza de su ser.

Todo lo que hace Gandalf es interesante porque él es interesante; su historia y pasado están llenos de preguntas que solo te crean más una vez que te las responden.

Siempre que descubres algo sobre Gandalf sientes que apenas estás arañando la superficie de algo muchísimo más grande y no puedes dejar de admirarlo.

Es por eso que yo jamás querría que alguien hiciera una película sobre la juventud de Gandalf o alguna ridiculez parecida. ¡No quiero saber todo sobre él porque el misterio es parte de lo que le hace interesante!

Sus diálogos siempre deben tener más contenido del que se aprecia a simple vista

Esta es probablemente la parte más difícil para cualquier escritor: expresarse como lo haría el personaje paragon. Después de todo, tiene que darle diálogos a alguien que está rayando la perfección.

Por suerte, Tolkien es un escritor con una capacidad lírica incuestionable, y esto le permitió construir frases hermosas e inolvidables que inmortalizaron a Gandalf hasta el punto que estoy seguro de que la mayoría de las frases célebres que recuerdas de las películas o los libros, ¡las dijo él!

Por supuesto, esto sucedió porque Gandalf siempre suele ser el personaje que suelta las frases profundas que expresan la temática central de la historia. Eso le permite dar la sensación de que siempre está un paso adelante y que cada cosa que dice debe ser tomada como una absoluta verdad. ¡Ese es el chiste de un personaje paragon!

Piensa en tus películas, novelas y series favoritas y te darás cuenta que siempre es el paragon el que más te marca. ¡Nada más mira la frecuencia con la que los fanáticos de Star Wars mencionan a Yoda y repiten sus diálogos!

Debe ser un mentor

Ahora es muy probable que te estés haciendo una pregunta clave: si no pueden haber historias que se centren en un personaje paragon, ¿cuál es el punto de estos personajes?

Bueno, el uso primordial de un paragon es que sea un mentor que ayude al verdadero protagonista a encontrar su camino. En pocas palabras, un paragon lo que busca es hacer que los otros personajes también se vuelvan paragon. ¡Dime si eso no está genial!

Por esa razón, Gandalf es simplemente increíble. Él no solo ayuda al protagonista principal en las historias en las que aparece, sino que actúa como guía para todos y toma un rol crucial en su conversión.

Eso hace que cada interacción que los personajes tienen con Gandalf se sienta importante y te sumerja más en la lectura, incluso si al final de la escena resulta que no sucedió nada del otro mundo.

No debe robarle mérito al protagonista

Si bien en el punto anterior vimos que el paragon debe tener un rol crucial en el desarrollo del resto de los personajes, es muy importante que no les quite el crédito. Es decir, si Gandalf hubiera aparecido mágicamente en el Monte del Destino y arrojado el anillo al fuego por Frodo, hubiera arruinado por completo el increíble viaje y los terribles sufrimientos que vivió nuestro querido hobbit.

De esa misma forma, si Gandalf hubiera provocado la coronación de Aragorn en lugar de ayudarlo a que él mismo se diera cuenta de lo que tenía que hacer, el arco de Aragorn hubiera sido muchísimo menos interesante.

Lo más increíble de Gandalf es que siempre dejó que todos a su alrededor tomaran sus propias decisiones, incluso si estas eran malas. Esto es lo que lo convierte en alguien admirable y sabio en lugar de una niñera privilegiada.

Quizás es en el Hobbit donde se ve más claramente esto, ya que la evolución de Bilbo es directamente influenciada por Gandalf, pero los momentos clave del personaje son exclusivamente mérito de Bilbo. Gandalf tuvo que ver, pero jamás tomó ninguna decisión por el Hobbit, simplemente le dio un empujón en la dirección indicada.

Tiene que tener una personalidad memorable

Otro de los grandes problemas que suelen sufrir los personajes paragon es que es demasiado fácil que se vuelvan un cliché.

Ya sabes, el típico viejito que sabe todo, incluyendo la técnica milenaria mortal dimensional de las mil muertes fantasmales de los ancestros tibetanos, que casualmente es la única que necesita aprender nuestro protagonista para superar a su adversario.

El problema de esto es que en cuanto se acabe la historia, ya no recordarás a este personaje en lo más mínimo porque se mezclará con el 95% de los paragon que has visto en tu vida.

Un ejemplo de esto es Qui-Gon Jinn de Star Wars que, si bien tiene una muerte épica que ayuda a construir de una manera increíble el personaje de Obi Wan (quien eventualmente se hace paragon, cabe destacar), no tiene nada memorable en su actitud.

De hecho, es difícil separar la personalidad de Qui-Gon Jinn de la del mismo Obi Wan cuando culmina su arco, y esto sucede porque además de ser poderosos y sabios, no tienen nada más.

Lo mejor de Gandalf es que él mismo tiene arrebatos de ira, insulta al resto de los personajes, se ríe, fuma pipa, hace amigos y enemigos, en fin, actúa como una persona real.

Gandalf no es simplemente un conducto para los otros personajes, sino que él mismo tiene características muy particulares que lo definen y lo separan del resto.

Quizás esto te pueda parecer algo superficial, ¡pero es lo más importante! Si el personaje paragon no se siente real, entonces es muy difícil que el lector se crea que el protagonista puede llegar algún día a alcanzar su máximo potencial.

¡Y listo! Estas son las razones por las que Gandalf es el personaje paragon perfecto (y uno de los mejores personajes secundarios que hay). Por supuesto, si se te ocurre alguna otra no olvides dejarme un comentario al respecto. ¡Me encantaría escuchar tu opinión!

6 thoughts on “Gandalf: ¿cómo construir el personaje paragon perfecto?

  1. Hola , quería decir dos cosas :
    Me gustaría que me dijeras si un personaje paragon tiene que ser obligatoriamente anciano o puede ser una persona joven que cumpla todas las condiciones que has nombrado.
    La segunda cosa es que yo , un niño de 11 años , tiene un blog de libros de fantasía . Te mando el enlace para que le eches una ojeada y m das tu opinión :
    martinegnanie.blogspot.com

    1. ¡Hola, Martín!

      No tiene que ser un anciano, pero sí debe haber una buena justificación de por qué a una edad tan temprana el personaje ya fue capaz de alcanzar la cima moral y de sus habilidades. Es extraño pensar que un joven, por muy bueno y habilidoso que sea, no tenga fallas que mejorar, así que podrías arruinar la credibilidad del personaje.

      Por supuesto, se vale hacer que sea alguien de apariencia joven, pero que en realidad es muy viejo, algo así como un ser inmortal que no envejece.

      ¡Saludos y seguro que me pasaré por tu blog! ^^

  2. Muy de acuerdo contigo en la definición de Gandalf, si bien tu artículo esta enfocado en libros de genero de fantasía, ¿Qué personajes de literatura de un genero más cercano al mundo real consideras que sería un paragón? a mi el primero que se me viene a la mente es el abate Faria de la novela de El Conde de Monte Cristo

    1. En las novelas realistas es más difícil (y menos útil) crear un personaje Paragon porque parte de lo que genera el conflicto son las fallas de los personajes, pero como buenos ejemplos (aparte del que mencionas que está genial) también está el Padre Myriel de Los Miserables, D’Artagnan en El Vizconde de Bragelonne y Sherlock Holmes.

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