La guerra como elemento narrativo: ¿qué significa?

La guerra como elemento narrativo: ¿qué significa?

La guerra como elemento narrativo: ¿qué significa?

El conflicto entre Ucrania y Rusia tiene al mundo aguantando la respiración y con justa razón. La guerra nunca es algo que deba recibirse con los brazos abiertos y la probabilidad de que escale siempre es aterradora.

Sin embargo, algo que veo mucho en Internet y me resulta muy preocupante es la cantidad de personas que creen que Rusia está haciendo esto por ego y que, como este conflicto salió de la nada, la solución más sencilla es que, bueno, Rusia simplemente pida disculpas y se eche para atrás.

Entonces, ¿qué mejor forma de ayudar que poniendo posts en redes sociales diciendo “no a la invasión” y “no a la guerra”? ¿O defender que a los deportistas rusos se les penalice por haber nacido en el país equivocado?

Con esas presiones, pues claro que Rusia decidirá acabar ese conflicto sin sentido y se devolverá a su casa como el niño regañado su madre por comerse una galleta antes de la comida.

Lamentablemente, el problema de la guerra es que rara vez es “sin sentido”. Puede tener razones inmorales y egoístas, sí, pero tiene sus razones; motivaciones tan humanas que, si realmente las comprendieras, probablemente estarías tomando la misma decisión que aquellos “belicosos” a los que rechazas.

Obviamente, no estoy haciendo una invitación a la guerra ni justificando lo que hace Rusia; lo que estoy tratando es que, como escritor y lector, te tomes en serio lo que este tipo de conflictos representan en tus historias.

Si quieres que la guerra tenga valor narrativo en tu obra, ¡este artículo es ideal para ti!

¿Qué es la guerra?

La guerra es una lucha continúa entre varias personas (por lo general, naciones) y que suele dar lugar a actos de violencia extrema.

Si eres un pacifista, quizás pensarás que es “estúpido” que los seres humanos peleen entre ellos, que el hecho de que seamos capaces de matarnos los unos a los otros demuestra que no somos más que monstruos que no merecen existir en este mundo… pero esa es una visión extremadamente superficial del ser humano y la moralidad.

El ser humano se caracteriza por la búsqueda de la verdad, y esa búsqueda lo lleva a sacar distintas conclusiones, y esas conclusiones lo llevan a desarrollar diversas perspectivas que, a su vez, se convierten en formas particulares de vivir y progresar.

El idealista te dirá que, siempre y cuando todo el mundo se preocupe por su propio jardín, no existe razón por la cual no podamos coexistir con cientos de formas de pensar de forma simultánea sin la necesidad de pelearnos entre nosotros… lo cual es una idea estúpida.

¿Por qué? Porque muchas formas de pensar y vivir son tan contrarias que una no puede existir mientras la otra esté con vida.

¿Te parece extremo? ¿Crees que esto no aplica contigo? ¿Quieres que te demuestre que eres igual de propenso a la guerra que cualquier presidente de cualquier nación que se te ocurra? Aquí te va.

Supongamos que en tu país se aprueba la esclavitud, pero solo aplica para la mitad de tu nación, una mitad en la que conveniente no estás tú personalmente. Sin embargo, muchos familiares y conocidos que están del lado equivocado son forzados a plantaciones y a situaciones paupérrimas propias del esclavo.

Nota: imagínate la situación, pero en serio; no me des el avión. Es importante que lo hagas porque es la única forma de entender cómo es que se llega a la guerra.

Ahora, estás en esa situación y estás viendo que por mucho que se habla y se exige al partido que lleva el movimiento, estos siguen ejerciendo la esclavitud justo frente a tus narices. ¿Qué vas a hacer? ¿Dejar que ocurra para que todos seamos felices y comamos perdices? Lo más probable es que no lo harás, porque en el momento en el que intentes hacer la vista gorda, pensarás en todas esas personas que están sufriendo y no podrás dormir ni tener la consciencia tranquila.

Tu forma de entender el mundo, una que no acepta la esclavitud, no te lo permite, y por lo tanto no puedes soportar que tu país haga eso.

Nota: y que puedas hacerlo también pone en tela de juicio tu carácter moral. Después de todo, hacer nada también tiene un precio.

¿Y qué te queda si hablar no sirve de nada? Pues, los puños y las metralletas.

Quizás pienses que no todas las guerras tienen metas tan nobles, y eso está claro, pero eso no cambia que quien activa la guerra lo hace porque busca algo importante que, considera, no se puede obtener por otro medio que la fuerza, y está dispuesto a arriesgar su vida y la de sus camaradas para alcanzarlo.

Eso es la guerra y mientras el mal y el bien existan entre tonos de gris, será una realidad de la que el ser humano no podrá escapar jamás.

¿Por qué aparece en las historias?

La guerra aparece en las historias precisamente porque es un elemento que permite mostrar de forma directa cómo las filosofías de las distintas facciones de la historia colisionan entre sí.

Es un elemento narrativo espectacular para introducir en la trama los conflictos filosóficos, así como mostrar el efecto que dichas filosofías tienen en el mundo. Por ejemplo, la guerra entre una facción que quiere modernizar al mundo y otra que quiere mantener su conexión con la naturaleza mostrará el choque de estas filosofías en el campo de batalla, pero también lo hará la forma en que cada bando pelea nos habla.

Quizás unos utilicen armas de fuego y ataques directos, mientras los otros usarán flechas y emboscadas.

Tal vez unos tengan un consejo militar que planea lejos de la batalla mientras los otros tienen a sus líderes al frente de sus escuadrones.

Dicho de otra forma, la guerra es un evento cultural, filosófico e histórico, y toda esa complejidad puede ayudar muchísimo a que una historia explore los aspectos más importantes de su temática y arcos de personaje.

¿Cómo construirla?

Ahora que entiendes la complejidad y profundidad de la guerra, hablemos de forma resumida sobre aquellos elementos que debes asegurarte de incluir para construirla correctamente.

¡Aquí vamos!

Las guerras tienen razones para existir

Como mencioné antes, olvídate de la idea de los conflictos “sin sentido”. La guerra aparece por razones claras y, más seguido de lo que crees, no hay bandos buenos en ninguno de los dos lados. Hay excepciones, por supuesto, pero esta no es la norma.

Lo normal es que tanto uno como otro tengan buenas y complejas razones para ir a la guerra, ya sean políticas, sociales, económicas o filosóficas.

Asegúrate que todos los bandos en tu obra tengan ideas claras para ir a la guerra y, en la medida de lo posible, que al menos varias de esas ideas tengan sentido y estén fundamentadas en la realidad (es decir, que no sean simplemente mentiras propagandísticas o algo por el estilo).

Ningún bando es santo en una guerra

En su núcleo, la guerra es un acto que le dice a tu oponente “me sirves más muerto que vivo”. Es decir, ambos lados ya aceptaron que la solución para sus problemas es aniquilarse mutuamente hasta que uno de los dos sea erradicado o sometido.

Esta es la meta de los dos bandos de la guerra, independientemente de quién la empezó, quién tiene mejores razones o quién tiene una brújula moral mejor calibrada.

La guerra es terrible precisamente porque invita al ser humano a conectar con la peor faceta de su ser con la esperanza de que eso traiga algo bueno. Es una paradoja aterradora, pero no por eso es menos cierta.

Tu historia debe demostrar esto si quieres que tu guerra sea realmente profunda y compleja. Un ejemplo genial de esto lo vemos en Attack on Titan, donde es completamente imposible determinar quién tiene la razón.

Todos los bandos están repletos de vicios y virtudes, lo cual los hace humanos y complejos. ¡Por eso es que esta serie te tiene en una montaña rusa todo el tiempo! ¡Nunca sabes quién quieres que gane!

Los héroes y los villanos se separan por su moral, no su bando

Si bien es cierto que ningún bando es santo, entonces está claro que no puedes colocar a todos los villanos de un lado de la línea y a todos los héroes del otro.

Por la complejidad que presupone la guerra, la realidad es que estos arquetipos de personaje están entremezclados entre los bandos. Sin importar qué tan “tiránica” hagas a una de las facciones, debes ser capaz de presentar personajes virtuosos en ella que tienen sus propias razones morales para apoyar la filosofía torcida de su nación. Es complicado, lo sé, pero es crucial para que el elemento tome profundidad.

En una historia de este tipo, lo que define a un héroe y un villano es la forma en la que decide actuar cuando se le presenta una situación difícil. ¿Actúa como monstruo o cómo héroe? ¿Es capaz de perdonar y ayudar incluso a un enemigo? ¿Está dispuesto a destruir vidas para ganar o incluso procura evitar muertes innecesarias en su oponente?

Lo mejor de todo es que entender esto te ayudará a crear dinámicas entre personajes realmente interesantes, y darle a tu audiencia la sensación de que nunca sabe qué sucederá porque en ambos bandos hay personajes impredecibles que en cualquier momento pueden tomar una decisión sorpresiva.

¡Y eso es todo! Este fue un artículo un poco largo, pero espero que lo hayas disfrutado bastante.

Es un tema un poco controversial, pero es importante que como escritor te puedas mantener un poco lejos de las conclusiones cliché que suenan por ahí y veas el problema como lo que es: un elemento multifacético y complejo.

Si te gustó este contenido, te recomiendo que leas este otro sobre cómo crear escenas de acción dinámicas. ¡Seguro que te gustará!

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