La locura como característica de personaje

La locura como característica de personaje

La locura como característica de personaje: ¿cómo trabajarla?

No es nada extraño que algunos de los personajes más memorables que hay por ahí tengan como principal característica una locura desquiciada. Lo vemos con personajes como Joker, Harley Quinn, Gollum, Jinx, Arthur Shelby, Norman Osborn, Donnie Darko, etcétera.

El estado mental de una persona es tan importante como su personalidad y filosofía de vida, y cuando existe demasiado fluctuación en este aspecto, podemos encontrarnos con dinámicas de personaje bastante interesantes y atractivas.

Si te interesa entender cómo la locura actúa en una historia, ¡este artículo te encantará!

¿A qué me refiero con “locura”?

La locura se define como un trastorno o perturbación patológica de las facultades mentales. En el contexto narrativo, estamos hablando de un personaje con un estado mental volátil y errático que afecta significativamente su forma de percibir e interactuar con el mundo que lo rodea.

Esta es una característica que define el rol que un personaje tomará en la narrativa, y por eso es algo que debes incluir con un propósito específico, tanto para considerar las rutas narrativas que le abre a tu historia como el valor temático que te puede aportar.

A su vez, es importante destacar que la locura es algo que también afecta al personaje que la sufre. No es una ventaja, es una enfermedad que, si no se trata, llevará al personaje a una inevitable caída, pero, curiosamente, tampoco es una falla crítica en sí.

La falla crítica de estos personajes es aquello que le impide superar su locura, ya sea un resentimiento que guarda desde hace años (como el caso de Jinx en Arcane) o la obsesión de sembrar caos (como el caso de Joker en la saga de Batman).

Mientras el personaje no pueda solucionar su falla crítica, su locura dominará su vida y evitará que pueda llevar una existencia plena.

Esto es distinto a un personaje que simplemente tiene una obsesión agresiva y poco racional como Thanos. En realidad, Thanos no está loco porque está en pleno control de sus facultades mentales; él simplemente tiene una filosofía de vida extrema y equivocada.

¿Qué tiene de especial?

La locura es genial para introducir conflictos psicológicos en una historia y atar los traumas que han deshecho el estado mental de un personaje con la trama de la obra.

Por supuesto, también es una buena excusa para que el personaje tome decisiones exageradas y dramáticas, pero esto solo es positivo para la historia si se trabaja dentro de ciertos parámetros lógicos.

Así como lo escuchas. Existe tal cosa como una “razón dentro de la locura”, y esto necesitas entenderlo a fondo si quieres que tu personaje sea capaz de aportar valor narrativo sin perder credibilidad.

Nota: a su vez, la locura no tiene que ser forzosamente ruidosa e impulsiva, sino que también puede ser callada y tímida como sucede con Casca en Berserk, alguien que pierde por completo noción de su persona después de vivir un evento traumático. El punto es que no quiero que te imagines a un personaje loco como si fuera el clásico estereotipo de sujeto impulsivo y agresivo.

4 elementos que debes tener en mente

Constantemente veo historias que utilizan de una manera bastante superficial la locura de los personajes (uno de los mejores ejemplos que se me ocurren es Birds of Prey) y usualmente es porque ignoran uno o varios elementos que debes asegurarte de incluir.

¡Aquí te los comparto!

La locura no es random

Como mencioné antes, siempre debe existir una “razón dentro de la locura”, algo que explique por qué el personaje loco realiza todas y cada una de las acciones que lo caracterizan.

Por ejemplo, si tu personaje se pone en cuatro patas, se amarra una manguera a la nariz y se asusta fácilmente con los ratones, seguramente parecerá bastante aleatorio para el que no sepa que el problema está en que el tipo jura que es un elefante.

¿Está loco? Sí. ¿Lo que hace tiene sentido? Pues, para él sí, porque la razón dentro de la locura es justamente su creencia de que es un elefante. Nada de lo que hace es aleatorio en realidad, simplemente es raro porque está basado en su percepción extraña de sí mismo y el mundo que lo rodea.

Este concepto es básico para poder trabajar la locura con profundidad en una historia y, además, evitar que se convierta en una conveniencia narrativa que el escritor utiliza para avanzar la trama como sucede con el anciano de Squid Game.

Que tu personaje esté loco no significa que puedes hacer lo que le da la gana; al contrario, como escritor estás obligado a pensar con mucho más cuidado en lo que haría en cada situación, en cómo su mente desquiciada interpretaría algo con lo que una persona normal no tendría mayor problema.

Para entender al loco, debes pensar como él. Así verás que de loco no tiene tanto como creías.

La locura no es una motivación, es un conflicto

La locura no es una “razón” para hacer cosas (¿viste lo que hice ahí?), no es una motivación y, por lo tanto, no sirve como justificación narrativa para avanzar la trama.

Por ejemplo, en Arcane, uno de los momentos más críticos de la serie nace gracias a la locura de un personaje, Jinx, pero la locura en sí no es la causa, sino la chispa que activa un conflicto interno que detona en el momento impactante de la trama.

El estado mental errático del personaje hace que sus profundas inseguridades se salgan de control, llevándola a tomar una decisión drástica que ninguno de los personajes cuerdos es capaz de entender (y aun así no carece de lógica, cabe destacar).

Lo importante es que nunca permitas que la razón de un personaje para hacer lo que hace sea “bueno, es que está loca, ni modo”. ¡Eso le quitará mucho valor a esta característica de personaje!

La locura debe tener justificaciones narrativas

Si quieres explorar la locura de tu personaje a fondo, necesitas trabajar de alguna forma la manera en que la desarrolló para empezar. Al final del día, la mente de una persona no se rompe solo porque sí, y entender las causas también ayudará a que tu audiencia entienda al personaje y lo que representa.

Volviendo al ejemplo de Jinx, el personaje cae en la locura al cometer un error terrible que terminó asesinando a las personas más cercanas a ella lo cual causa que su hermana, la única persona que confiaba en ella, la rechace y le diga que su presencia es de mala suerte, un “jynx”.

Esto, aunado al frágil estado mental del personaje, termina destrozando su ser, que queda dominado por la culpa, la tristeza, la necesidad de valoración y la depresión.

La narrativa justifica la locura de Jinx y eso hace que todos sus conflictos sean significativos para la audiencia, además de que pone en perspectiva los actos terribles o buenos que desarrolla. Recuerda que, al final del día, estamos hablando de una enfermedad en la que el personaje no tiene pleno control de sí mismo.

Esto no excusa sus pecados, pero los pone bajo una luz distinta y más idiosincrásica.

¡Y con eso acabamos! Ahora ya sabes el valor narrativo que tiene la locura como característica de personaje.

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