El ritmo narrativo: dale un buen pacing a tu historia
El ritmo narrativo: dale un buen pacing a tu historia
No hay nada más terrorífico para un escritor que un lector tome su obra y diga que “se le hizo lenta y aburrida”. Por supuesto, si esto llega a suceder, muy probablemente es culpa de la forma en la que se manejó el ritmo narrativo de la historia.
Claro está, este no siempre es el caso. Existen todo tipo de lectores, y cada uno tiene distintas formas de experimentar e interpretar una historia, pero hay técnicas que te ayudarán a disminuir las probabilidades de que el ritmo de la obra se vuelva aburrido o confuso.
Si quieres descubrir más al respecto, ¡estás en el lugar indicado!
¿Qué es el ritmo narrativo o pacing?
Para empezar, definamos lo que es este concepto.
Si eres un lector frecuente de críticas de películas, seguramente has escuchado la palabra pacing y cómo muchas veces se utiliza para criticar la estructura de una historia. Sin embargo, también es probable que te quedes un poco confundido por lo vaga que resulta ser esta definición, y no sepas muy bien a qué se refiere el crítico.
En pocas palabras, cuando hablamos de ritmo narrativo o pacing, estamos hablando de la velocidad con la que la trama se presenta ante el espectador o lector.
Es decir, una película puede parecernos lenta cuando no sentimos que las escenas avanzan la trama, o podemos sentirla caótica y rápida si nos da la impresión de que hay demasiados acontecimientos importantes al mismo tiempo o que suceden uno tras otro sin que podamos apreciarlos del todo.
¿Por qué es importante?
Pongámoslo de esta forma, un escritor es algo así como el conductor de un coche que va por el camino que es la historia. Una buena historia no será una línea recta y predecible, sino un camino con curvas, baches, subidas y bajadas.
Como todo conductor sabe, en un camino así no puedes mantener la misma velocidad todo el tiempo. Necesitas saber cuándo acelerar y cuándo frenar para que el auto se mantenga en el camino y los pasajeros no sufran náuseas.
En las historias es lo mismo: un buen escritor sabrá manejar los tiempos de su obra, de forma tal que la experiencia no solo no se vea afectada, sino que mejore como consecuencia.
¿Cómo puedes asegurarte que tu historia tiene un buen ritmo?
No existe una forma única de lograrlo y, como mencioné antes, al final del día quien decide si tu ritmo narrativo está bien es el lector/espectador, pero deja que te comparta algunas buenas prácticas que definitivamente te ayudarán a tener un pacing más exitoso.
¡Aquí te van!
Planea tu historia
Este es el consejo cardinal, el que debes asegurarte de seguir sí o sí. La planeación de la historia es vital desde muchos otros puntos de vista, pero si hablamos específicamente del ritmo narrativo, esto es lo que le dará sentido a las escenas de tu obra.
Dicho de otra forma, hacer una planeación previa te ayudará a interpretar la importancia de cada escena y el peso que tiene en la historia, de esa forma serás capaz de eliminar el relleno y quedarte solo con escenas importantes que avancen la trama.
De la misma forma, tendrás una mejor idea de cómo debes repartir las grandes revelaciones y momentos de la historia, de forma tal que el lector reciba suficientes refuerzos para continuar la lectura hasta el final.
Utiliza la descripción y los diálogos para manejar la velocidad de la narración
En caso de que no lo sepas, la descripción y los diálogos cumplen una función más profunda en la narrativa: manejan la sensación de velocidad de lectura.
La descripción demanda más atención del lector y suele pintar imágenes estáticas que ayudan a construir una escena. Digamos que cuando le transmites esta información al lector, le estás dando lo que necesita para armar el rompecabezas escénico e imaginarse con claridad lo que sucede.
Este esfuerzo representa algo así como un periodo de “Cargando”, como una computadora que está descargando una imagen poco a poco. Esto, obviamente, baja la velocidad de lectura, pero ni se te ocurra pensar que esto es negativo.
Hay veces en las que quieres que tu lector se tome su tiempo en establecer una escena. Un ejemplo sería cuando quieres que sienta emociones poderosas. Al contrario de lo que podrías pensar, las historias no te hacen sentir cosas de golpe, sino que van instalando pistas poco a poco que te indican cómo te deberías emocionar en un momento determinado.
Es por eso que cuando una película inicia con una muerte, por lo general, te da igual, porque no están los elementos necesarios para que te impacte.
La descripción le da tiempo al lector para procesar estas pistas y le permite meterse de lleno en la historia. Es por eso que las historias con pocas descripciones se sienten huecas y aburridas, porque incluso si escondían emociones y mensajes profundos, no te dieron tiempo de entenderlos.
En el caso de los diálogos, sucede lo contrario. Por la misma estructura de esta herramienta narrativa, las líneas tienden a ser más cortas y el lector obtiene información directa, de forma tal que no tiene que pasar mucho tiempo interpretando lo que se dice ni tampoco haciéndose una imagen de lo que sucede.
Es por esto que las páginas con muchos diálogos se nos acaban tan pronto, porque nuestra velocidad de lectura aumenta sin que nos demos cuenta, así como la rapidez con la que comprendemos todo.
Por supuesto, esto tiene la desventaja mencionada anteriormente: si vas muy rápido, tus lectores no conseguirán conectarse con lo que sucede.
Es por esto que el manejo de la descripción y los diálogos es tan importante para las historias, y por qué nunca debes subestimar el poder que te otorgan.
Lo ideal siempre es entender qué es lo que queremos sacar de una escena en particular, y utilizar estas herramientas de forma tal que nuestros objetivos se cumplan.
Toma práctica, no lo puedo negar, pero cambiará radicalmente la calidad de tu escritura y, por supuesto, mejorará como no tienes una idea el ritmo narrativo.
Mezclar la acción con el desarrollo de personaje
Es inevitable que historias que son guiadas fuertemente por sus personajes tengan que dedicar escenas largas a explorar el estado psicológico y emocional de los personajes.
Es por algo que novelas como el Conde de Montecristo y Don Quijote son tan largas. Después de todo, la mayoría de las escenas tienen como propósito mostrar la filosofía de los personajes, sus aprendizajes y el razonamiento de sus decisiones.
Sin embargo, demasiadas escenas con un personaje pensando y reflexionando pueden dar la sensación de que no sucede nada (y esto es particularmente cierto en esta era moderna donde los lectores/espectadores necesitan estar constantemente estimulados).
Para evitar eso, lo mejor es procurar que las escenas de acción también ayuden a desarrollar el personaje, encargarse de que representen algo más que adrenalina pasajera.
Esto no quiere decir que toda tu historia debe estar hecha de escenas de acción, simplemente que aproveches el dinamismo para continuar el desarrollo del personaje, de forma que no necesites darle una pausa a la trama cada vez que vayas a explorar a tu protagonista o personajes secundarios.
¡Y listo! Espero que estos consejos te sirvan para manejar de mejor manera el pacing de tus historias.
Si te gustó el artículo, seguramente disfrutarás este sobre la temática en las historias y cómo construirla. ¡No te lo pierdas!
¡Hola JEFS! Muchas gracias por tu blog.
¿Tienes algún correo o contacto para hacerte algunas preguntas? En lo posible, ya que prefiero no hacerlas públicamente jeje
¡Claro que sí! En esta página puedes escribirme directamente ^^. ¡Saludos!
https://jefsescritor.com/contacto