La violencia como elemento narrativo: ¿cuál es su función?
La violencia como elemento narrativo: ¿cuál es su función?
La necesidad de introducir conflicto en una historia muchas veces lleva a los escritores a incluirlo de una forma mucho más visceral y directa, es decir, por medio de personajes que ejercen la violencia de forma directa contra sus adversarios.
Esto es algo que vemos tanto en villanos como en héroes y, al contrario de lo que pueden pensar algunos, la violencia no siempre es algo malo ni tampoco su uso representa una falla moral del personaje. Esa particularidad, de hecho, es lo que hace que sea un elemento narrativo con muchos más matices de lo que parece y que, si sabes trabajarlos, pueden darle una gran profundidad a tu historia.
Si quieres aprender más sobre el tema, ¡sigue leyendo!
¿A qué nos referimos con violencia?
Cuando hablamos de violencia, nos referimos al uso de la fuerza para obtener objetivos que van en contra de la voluntad de aquel que recibe la agresión. La violencia puede ser aplicada de forma física o psicológica, ofensiva o defensiva, o proactiva y reactiva.
Ninguna de estas aplicaciones puede calificarse objetivamente como mala en todos los contextos, aunque es cierto que la violencia siempre tiene como propósito afectar a alguien más. La cuestión es que las relaciones humanas son tan complejas, que incluso algo tan oscuro como la violencia debe ser tratado con filosofía.
Seguramente pensarás que una persona que apuñala a otra siempre será algo malo, pero si consideras quién apuñala a quién y por qué, entonces el contexto ético se vuelve mucho más interesante. Es decir, una mujer que apuñala defensivamente a un hombre que buscaba “pasarse de la raya” no se convierte en una asesina desalmada ni en una mala persona; al contrario, en realidad está cumpliendo su responsabilidad ética de protegerse a sí misma.
Ahora, si esta misma mujer, al ver que el apuñalado sigue vivo, decide torturarlo… bueno, ya entiendes por dónde voy.
Estoy plenamente consciente que el tema que estoy tocando es bastante tétrico, pero es una realidad del ser humano que las historias pueden explorar con profundidad siempre y cuando el autor esté dispuesto a sumergirse en los matices de las situaciones violentas que crea.
Lo cierto es que este es un elemento que varía según el contexto, y las líneas que separan la “violencia buena” de la “violencia mala” muchas veces son difíciles de definir.
Una visión tan superficial y simplona como “la violencia nunca es la solución” es solo un reflejo de nuestra vida cómoda y civilizada que rara vez se ve en la necesidad de ejercer la fuerza para obtener lo que quiere, así como de una interpretación incompleta de la idea cristiana de “poner la otra mejilla”.
Esta idea se refiere a no responder al mal con otro mal, lo cual tiene repercusiones morales que varían según el contexto, porque no siempre responder con la fuerza es inherentemente malvado, ni tampoco huir de un enfrentamiento es objetivamente bueno.
El bien se debe buscar incluso cuando se sufre algún mal, pero lo que significa “bien” es mucho más difícil de interpretar de lo que parece.
Por supuesto, estoy resumiendo algo muy complejo que nos podría dar para horas de plática. El punto aquí es que la complejidad moral de la violencia es algo que debes asumir si quieres trabajarla con profundidad en tu obra.
¿Qué representa?
Narrativamente, la violencia tiene dos propósitos dependiendo de la forma en que se ejerza:
- Para establecer abuso y/o superioridad (cuando se usa para el mal).
- Para establecer valentía y/o resistencia al mal (cuando se usa para el bien).
Esto aplica tanto para la violencia física como la psicológica y también con la proactiva y la reactiva. La idea es que los personajes que ejercen violencia están incluyendo estos conceptos en la historia, lo cual a su vez afecta su arco y tiene consecuencias graves en la trama.
Ahora, lo interesante aquí es que no siempre es fácil determinar cuando la violencia se “usa para el mal” y cuando se “usa para el bien” y justo ahí es donde se encuentra la verdadera profundidad narrativa.
Por ejemplo, en Watchmen, el villano logra detonar una catástrofe que acaba con la vida de millones de personas; sin embargo, este hecho detiene (como estaba planeado) la crisis nuclear que amenazaba con acabar con el mundo, probablemente salvando una cantidad incontable de vidas como consecuencia.
Si este uso de la violencia no te parece lo suficientemente ambiguo todavía, déjame decirte que, poco después, uno de los héroes que sabe la verdad de lo sucedido se rehúsa a mantener el secreto, lo que causaría que esas vidas se hayan perdido en vano, pero evitando que la paz del mundo se forje en una mentira.
Este héroe es asesinado, pues esa era la única forma de garantizar su silencio.
Las líneas morales de lo que está bien y está mal en este contexto no son tan fáciles de colocar, y por eso resulta apasionante analizar el valor simbólico de estos hechos que comento. Está claro que hay maldad en cada uno de ellos, pero ¿es todo lo que hay? Si estos eventos no se llevaran a cabo y el resultado causara más sufrimiento, ¿sería correcto decir que el error fue evitarlos para empezar?
La intención del autor no fue darnos una respuesta clara y objetiva, sino ofrecernos la oportunidad de hacernos preguntas difíciles y reflexionar sobre el tema. ¡Así de poderoso puede ser el uso de la violencia como elemento narrativo!
¿Cómo no pasarte de la raya?
Ahora, quiero que quede claro que existe tal cosa como poner demasiada violencia en tu historia y que, muchas veces, este elemento es propenso a pasarse de la raya.
Si quieres evitar este problema, ¡sigue los siguientes consejos!
La violencia debe avanzar la trama
La violencia no debe aparecer de gratis en una historia, sino que siempre debe tener como meta avanzar la trama de alguna forma. Obviamente, aquí no estoy hablando de las clásicas escenas de entrenamiento en los que el personaje golpea un saco de boxeo o corta bambú con su espada. La violencia solo aplica cuando se realiza sobre otros seres vivos, y en el contexto narrativo esto casi siempre aplica sobre criaturas con un raciocinio claramente humano.
Cuando un personaje sufre un abuso o resiste por la fuerza algún mal, esto siempre tiene que tener consecuencias en la historia que ayuda a su progreso, que permiten que la escena en sí tenga relevancia.
Sin este elemento, la violencia se vuelve redundante y carece de profundidad.
Debe generar un conflicto que da profundidad a la temática
La violencia es una de las herramientas más útiles que tienen los autores para introducir conflicto en sus historias, pero estos conflictos solo pueden tener valor cuando se relacionan con la temática.
Esto aplica tanto con la violencia ejercida por villanos como la que ejercen los héroes, ya que tanto una como otra establece símbolos que pueden afectar la temática de forma grave.
Un ejemplo de esto lo vemos en Avengers: Infinity War, donde Thanos está dispuesto a asesinar a la mitad de la población del universo para, según él, garantizar la supervivencia del resto, mientras que los Avengers se rehúsan con tanta fuerza a sacrificar la vida de una sola criatura (Visión) que salen a pelear contra el mal, poniendo a más guerreros en peligro.
Quizás te parezca que critico a los Avengers, pero nada más lejos de eso. Al contrario, temáticamente el mensaje es poderosísimo porque marca la diferencia entre ellos y el villano: su amor por la vida les empuja a defenderla a toda costa.
Los Avengers pudieron haber asesinado a Visión y asegurarse la victoria, pero, si lo hacían, ¿en qué se diferenciarían de su adversario?
Ese conflicto que nace del uso filosófico de la violencia es justo lo que hace que esta película, por muy taquillera y dominguera que sea, tenga su muy merecida complejidad temática.
Debe decir algo sobre el personaje que la ejerce y el que la sufre
La forma en la que un personaje ejerce la violencia y los momentos en que decide usarla, nos debe decir mucho sobre su personalidad, motivaciones y filosofía de vida.
Al final del día, no todos reaccionamos igual cuando alguien nos agrede, ni tampoco le damos el mismo peso a todos los tipos de agresión. Esto es importante saberlo porque te ayudará a aprovechar a tu elenco de personajes para explorar distintas formas de lidiar con la violencia como elemento narrativo.
Puede ser que un personaje la utilice a diestra y siniestra como herramienta para su venganza, mientras que otro se rehúse a usarla cuando se da cuenta que sus motivaciones son impuras. Quizás otro la rechace por completo mientras el último sufre por el hecho de que, aunque quiera, no tiene la fuerza para rebelarse contra sus oponentes.
Todo esto te ofrece un contexto narrativo muy interesante que, si lo atas a los arcos de personaje, te dará unas bases increíbles para darle profundidad a tu obra.
¡Y con eso acabamos! Espero que este artículo y estos consejos te sirvan. Si te gustaría leer otros contenidos parecidos, ¡no olvides suscribirte al newsletter del blog!