Dinámicas antagónicas: ¿cómo trabajarlas?
Dinámicas antagónicas: ¿cómo trabajarlas?
Si una historia tiene conflicto entre personajes, tendrá más de una dinámica antagonista en su desarrollo. Este tipo de dinámicas se crean muchas veces de manera orgánica y natural, pero eso no significa que no haya valor en aprender más sobre su funcionamiento.
Si quieres descubrir más sobre el tema, ¡lee este artículo hasta el final!
¿Qué es una dinámica antagónica?
Una dinámica antagónica es una interacción entre personajes en la que uno o ambos tienen un choque emocional, de ideas, perspectivas o metas, y en el que se ven obligados a antagonizarse.
¿Cuál es la diferencia entre esta interacción y la de un héroe con el villano? ¡Ninguna! Realmente, lo interesante de entender el funcionamiento de esta dinámica pasa por comprender que no se reduce exclusivamente a las interacciones entre estos dos personajes.
Por ejemplo, en una película romántica, cada vez que el interés romántico reta al protagonista se está desarrollando una dinámica antagónica; lo mismo sucede cuando el mejor amigo del personaje principal se pelea con él y se separa momentáneamente.
Como ves, el valor de este tipo de dinámica va mucho más allá de trabajar el conflicto entre héroe y villano. En realidad, ¡puede dar pie a explorar el arco de cualquier personaje de la historia!
¿Por qué introducirla en tu historia?
Las dinámicas antagónicas son una consecuencia de un conflicto narrativo que la historia está tratando de desarrollar. Por ejemplo, esto es lo que aparece cuando tu protagonista comete un error que obliga a un aliado a ponerse en su contra; algo parecido a lo que sucede en Capitán América: Guerra Civil entre Cap y Iron Man.
De la misma forma, trabajar estas escenas también puede permitirte explorar con más detalle el choque ideológico entre héroe y villano, y darle una inmensa cantidad de tensión al relato intercalando constantemente el balance de poder de la historia.
Esto es algo que vemos muy seguido en los animes shonen donde las peleas en realidad son dinámicas antagónicas en las que constantemente el héroe y su oponente están haciendo todo lo posible por superarse mutuamente.
La palabra clave ahí es “dinámica” porque nos revela que los mejores conflictos no tendrán a un solo lado de la balanza teniendo todas las probabilidades de ganar, sino que la victoria se acercará y alejará en distintos intervalos para cada bando.
Digamos que esta es la diferencia entre ver un partido de ténis en el que uno de los jugadores no pierden ningún juego, y otro en el que desde el inicio ambos atletas están luchando a muerte por cada punto.
La forma en la que desarrollas ese balance y le permites evolucionar no solo tiene el potencial de hacer que tu historia sea mucho más interesante, sino que también hará que se sienta única y fresca porque el conflicto cambia y crece según las habilidades, personalidad y filosofía de vida de tus personajes.
Cabe destacar, a su vez, que mientras más complejas e idiosincrásicas hagas las dinámicas antagónicas, más sencillo será introducir y justificar narrativamente la evolución de ciertos personajes de villanos a aliados inesperados y viceversa. ¡Considéralo si este elemento te interesa!
¿Qué debes tener en cuenta?
También es importante considerar que una dinámica antagónica no siempre será una buena aliada para la historia. Nada más hay que sentarse a ver una serie como Gossip Girl para darse cuenta que este elemento fácilmente puede desencadenar en drama falso, mal construido y que no sirve de nada para la historia.
Si quieres evitar que eso te suceda, hay ciertas cosas que debes tener en cuenta. ¡Aquí te las comparto!
Trabaja con cuidado la dinámica de poder
La dinámica de poder es una de las partes más importantes de la dinámica antagónica, ya que, curiosamente, no siempre el personaje que toma el control es el mismo.
Por lo general, estamos acostumbrados a que en este tipo de dinámicas haya una víctima y un victimario, pero esos roles son más variables de lo que piensas.
Por ejemplo, en las clásicas historias de detectives, usualmente tenemos una interacción final en el que el héroe explica con peras y manzanas al villano cómo es que lo atrapó. En esa dinámica antagónica, el que actúa como víctima es el villano quien sucumbe ante la inteligencia del heroico detective.
Entonces, ya que entendimos este dinamismo, es importante que consideremos quién es el tiene la batuta en nuestras interacciones. Si vemos que constantemente el peso lo lleva un solo personaje, entonces nuestra dinámica de poder es plana y aburrida, y necesitamos añadirle complejidad.
De la misma forma, si tu dinámica salta de manera demasiado aleatoria, quizás exista una incongruencia grave en la historia; algo así como lo que sucede en la serie The Flash donde la velocidad de Barry sube y baja dependiendo de lo que los escritores necesiten, haciendo que interacciones entre el héroe y ciertos villanos (*tos* Doctor Cold *tos*) sean artificialmente tensas.
Recuerda, estamos hablando de “dinámica”, y eso significa que debe evolucionar y cambiar a medida que la historia avanza. ¡Así también es como creas momentos épicos e inesperados!
Ten cuidado con las acciones antagónicas que realiza el héroe
A veces, con el afán de querer que nuestro protagonista se vea más cool de lo que es, terminamos por cometer el error de creer que, por ser el bueno, sus acciones están justificadas.
Dicho de otra forma, que tu héroe humille y torture al villano, o que le mienta a todos los que están a su alrededor, si bien puede generar dinámicas antagónicas interesantes, también puede romper los símbolos de tu personaje.
Si no tienes pensado explorar un arco inverso de personaje, un arco de redención o trabajar un héroe trágico, tienes que tener mucho cuidado al incluir este tipo de acciones.
Asegúrate que avancen la trama
El conflicto es una de las herramientas más útiles que tenemos los escritores para asegurarnos que nuestra historia avance, y por eso no se nos debe olvidar que el verdadero propósito de estas dinámicas antagónicas no es introducir drama solo porque sí.
No te olvides que, técnicamente, estas dinámicas son una consecuencia que se detona gracias a un conflicto narrativo previamente establecido. Son un medio que te permite llegar a un fin narrativo definido.
No se trata de hacer que la pareja se enoje porque sí con el protagonista, o que el héroe se pelee con su padre. El punto es que utilices estas interacciones para mover el arco de los personajes e invitarlos a que realicen acciones que fortalezcan la progresión de la trama.
¡Y con eso acabamos! Espero que este tema haya resultado interesante para ti. Si fue así, ¡no olvides dejar tu comentario! ¡Me encantaría escucharte!