La deconstrucción en las historias: ¿por qué es tan interesante?

La deconstrucción en las historias: ¿por qué es tan interesante?

La deconstrucción en las historias: ¿por qué es tan interesante?

Con el boom del postmodernismo, cada vez vemos con mucha más frecuencia la deconstrucción de historias como una ruta narrativa.

Películas como The Last Jedi y series como The Boys, han basado buena parte de su fama (o infamia) en este elemento. Sin embargo, como estos dos ejemplos claramente muestran, hay veces en que la deconstrucción puede resultar positiva, y otras en que no es más que un completo desastre.

Por supuesto, la mejor forma de entender la diferencia entre uno y otro, es comprendiendo primero qué es en sí la deconstrucción, para qué sirve y qué utilidad puede tener.

Si quieres aprender más al respecto, ¡no pares de leer!

¿Qué es la deconstrucción?

La deconstrucción es, de hecho, un concepto filosófico desarrollado por Jacques Derrida que cuestiona directamente la idea de que la esencia de los conceptos prevalece por encima de las apariencias.

Dicho de otra forma, es un acercamiento filosófico en el que se asume que los conceptos más complejos del mundo (como la justicia y el amor) son tan difíciles de definir, que no puedes depender de experiencias rutinarias para discernirlos y, por lo tanto, deberías basarte solamente en aquello que puedes observar.

Lo estoy simplificando mucho y hay más por detrás, pero con esta base ya tienes lo necesario para entender la intención de un deconstruccionista al construir una historia.

El propósito es evitar el romanticismo que suele aparecer con ciertos conceptos, y reducirlo a la realidad observable en lugar de tomar en cuenta la simbología más profunda escondida detrás o, más interesante todavía, cuestionar su verdadero significado.

Algunos ejemplos de este concepto siendo utilizado en historias son:

Cuestionar por qué el héroe tiene derecho a ejercer violencia sobre los que considera malos: Esto lo hace My Hero Academia con la Liga de los Villanos que muestra su resentimiento ante el doble estándar social entre héroes y villanos.

Presentar un villano que hace más actos “virtuosos” que el protagonista: Como en Berserk, cuando las monstruosas acciones de Griffith traen una aparente paz y balance que Guts no solo no puede reproducir, sino que su meta directamente atenta contra esa paz.

Ofrecer un enfoque nihilista o de relativismo moral relacionado con las acciones del héroe: Esto lo hace The Last Jedi cuando intenta presentar la idea de que tanto el imperio como la rebelión reciben sus recursos del mismo sitio y, por lo tanto, da igual a quién apoyes.

Cuestionar los elementos típicos de un género en particular desde una perspectiva (más) moderna: Como en Don Quijote donde Miguel de Cervantes constantemente ridiculiza los clichés típicos de las historias de caballería.

Aunque es cierto que lo último también puede considerarse una sátira, de forma práctica, no se separa de la práctica del deconstruccionismo. Por eso lo incluyo aquí.

¿Qué tiene de especial y qué tiene de peligroso?

Como puedes ver, lo interesante de la deconstrucción es que puede darle una vuelta de 180º a un género o situación que hemos visto cientos de veces. Eso puede hacer que la historia se sienta fresca, original y reviva en buena parte el género al que pertenece.

Ahora, sé que todo eso suena muy tentador, pero tienes que tener mucho cuidado al aplicar esta filosofía. Para empezar, es importante considerar que la deconstrucción no debería ser considerada un axioma para enfrentarse al mundo. Más que nada, es una herramienta muy útil para cambiar el punto de enfoque y analizar de una manera fresca un problema importante.

El problema de la deconstrucción es que, desde un punto de vista meramente técnico, es cínica y tiende a ignorar aquellos aspectos de la naturaleza humana que no se pueden reducir a su apariencia.

Por ejemplo, alguien que ve el mundo exclusivamente desde el lente de la deconstrucción, puede ver un bebé que llora y demanda la atención incondicional de la madre, como un tirano que no hace otra cosa que aprovecharse de la compasión de su progenitora. Alguien así, no es capaz de ver más allá y comprender la belleza del vínculo materno ni tampoco el inmenso amor que esa interacción representa.

Dicho de otra forma, su mirada es incompleta y su análisis sobre el tema es parcial e inmaduro. Justo por esa razón, es que vemos tantas deconstrucciones que se sienten más como una evaluación política que como una historia hecha y derecha: los escritores no están tratando la situación con honestidad porque se quedan atrapados en la apariencia, en lugar de la esencia.

Como mencioné antes, existe una utilidad real en usar esta herramienta, pero no caigas en la tentación de creer que tu intelecto es capaz de abarcar la complejidad de estos temas. El hecho de que existan infinitas formas de definir un concepto difícil, no significa que todas tengan la misma validez.

¿Cómo hacer una buena deconstrucción?

Ahora que conoces los peligros de la deconstrucción, hablemos con más detalle sobre cómo puedes asegurarte que lo usarás bien a la hora de crear tu historia.

Solo hay cinco que considerar. ¡Aquí te van!

Asegúrate de que entiendes lo que hace atractivo el género en cuestión

Como mencioné antes, el mayor peligro de la deconstrucción es que es una mirada incompleta del problema: es una que se enfoca principalmente en la apariencia.

Dicho esto, también es una pésima idea que solo estés dispuesto a observar un concepto desde la perspectiva platónica exclusivamente, e ignorar la realidad menos glamorosa a la que está atada.

Justamente, el propósito de la deconstrucción es que seas capaz de superar las barreras romanticistas del concepto en cuestión y agregar aquellos aspectos menos halagadores, pero más realistas que posee.

Por ejemplo, una visión platónica de la amistad, es la del amigo que, sin importar qué tanto le pases por encima, jamás te abandonará. Sin embargo, una deconstrucción de ese concepto es que la amistad se puede llenar de rencor y de constante conflicto.

Si eres un deconstruccionista puro, solo sabrás crear amistades crueles e interesadas; si eres un platónico, crearás amistades falsas y poco creíbles. Si mezclas ambos conceptos, serás capaz de construir una amistad compleja y sincera.

Es decir, incluso cuando estás creando deconstrucciones, necesitas explorar con mucho cuidado aquellas cosas que le dan valor al concepto por encima de la apariencia.

Una de las mejores películas que hace esto es Watchmen, donde tenemos por un lado a los héroes corruptos y atormentados, pero también tenemos otros que son genuinamente virtuosos y, aunque no son perfectos, su preocupación por el bienestar de los demás sale de un sentimiento profundamente altruista.

La historia es lo más importante

Otro de los problemas de la deconstrucción es que fácilmente se puede convertir en una especie de mensaje social. ¿Por qué? Bueno, porque estás tomando elementos que las personas dan por sentado y estás buscando activamente invertirlos.

Por ejemplo, si quieres presentar la idea de que las tradiciones de tu cultura son ridículas y tienen poco valor, puedes construir una historia donde los personajes queman los “textos sagrados Jedi” porque no son más que basura.

Cuando sucede esto en The Last Jedi, sucede a costa de los personajes que están presentes, Luke y Yoda. Esa actitud es extraña y no tiene mucho sentido con lo que conocemos de ellos, y eso es porque no existe para apoyar la narrativa, sino para imponer un mensaje ideológico que no tiene mucho que ver con el contexto de la historia en sí.

La deconstrucción nunca debe convertirse en un arma ideológica que escondes en tu historia para manipular a la audiencia, sino en una herramienta intelectual que te permite profundizar aquellos elementos que tus espectadores simplemente toman por sentado.

Respeta a tu audiencia y no sobreestimes tu inteligencia

En mi artículo de The Last Jedi mencioné que el principal problema de esa película nace de un pecado en particular: el convencimiento de los escritores de que ellos son más inteligentes que su audiencia.

Quizás es cierto que, individualmente, pueden ser más capaces en la construcción de historias que el 90% de los espectadores, pero jamás le ganarán al conocimiento colectivo y mucho menos a la sabiduría inconsciente de las personas.

¿A qué me refiero con esto último? Me refiero al hecho de que puedes ponerle una película como el Rey León a un niño de cinco años, y será capaz de entender perfectamente de qué se trata. Obviamente, lo más probable es que no pueda articularlo, pero de todas maneras LO SABE.

Por eso llora o se entristece cuando Mufasa muere, por eso está nervioso cuando Simba se enfrenta con Scar, por eso se alegra cuando el sol vuelve a salir y la hija de Simba aparece, reiniciando el círculo.

¡Por eso se obsesiona con la historia, te pide que se la pongas todos los días y no se cansa de ella!

No son solo los colores y las canciones, sino esos elementos que están escondidos detrás de la apariencia.

Así como un niño pude entender la esencia clave de los elementos presentes en sus historias favoritas, también lo podrá hacer la mayor parte de tu audiencia. ¡Respétala!

Construye sobre la deconstrucción

Al contrario de lo que creen algunos, la deconstrucción, al menos en las historias, es completamente inútil si simplemente te dedicas a destruir todo lo que los fanáticos del género aman sobre él.

La razón es muy sencilla: si piensas utilizar este concepto filosófico como una herramienta narrativa, su lugar en la historia siempre debe ser el de presentar nuevas rutas narrativas, no reírte en la cara de tu fan y pasar a la siguiente escena.

La deconstrucción es genial cuando te aprovechas de ella para trabajar nuevos símbolos y temáticas desconocidas para el género; para crear tramas inesperadas que le dan un valor distinto a los clichés típicos de esa clase de historias.

¡Utilízala así y tendrás mucho éxito!

¡Y felicitaciones! ¡Ya llegaste al final! Ahora eres un gran conocedor sobre la deconstrucción en las historias, pero todavía hay mucho más que aprender para que te conviertas en un gran autor.

Si quieres seguir aprendiendo, este artículo sobre cómo manejar el odio como elemento narrativo te servirá. ¡No te lo pierdas!

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