Lo bueno y malo de la historias basadas en la vida real
Lo bueno y malo de la historias basadas en la vida real
Admito que uno de los pet peeves más extraños que tengo gira en torno a las historias basadas en la vida real. A pesar de que existen muchas obras de este género que he disfrutado, como las novelas de Louis de Wohl y películas como Blind Side, en muchas ocasiones me encuentro frustrado por ciertas particularidades de esta clase de historias.
Eso es porque constantemente tengo la impresión de que las historias basadas en la vida real tienen deficiencias que terminan por arruinar su impacto narrativo. Si te interesa aprender más al respecto, ¡sigue leyendo!
¿Qué las hace buenas?
Antes de empezar a mencionar los errores que veo seguido en estas historias, quiero primero darles su justo mérito. Como mencioné antes, yo no pienso que TODAS las historias basadas en la realidad son malas; al contrario, pienso que tienen y deben tener un lugar en el ámbito narrativo.
Aquí te van algunos de los aspectos que las hacen historias valiosas y geniales cuando se hacen bien.
El realismo las hace vívidas y creíbles
En el momento en el que una película empieza con “basada en hechos reales”, nuestra suspensión de la incredulidad se eleva drásticamente.
Digo, es natural. A partir de esa frase, de inmediato nuestro cerebro entiende que, si bien los autores se tomarán “libertades artísticas”, no tiene sentido dudar de los hechos porque básicamente son una dramatización de sucesos que ocurrieron, por muy extraños e improbables que parezcan.
Eso hace que vivamos de una forma más vívida la narrativa y dejemos nuestro cinismo de lado al menos por un momento.
Son un testimonio de la realidad humana
Al final del día, lo que hace que las historias sean apasionantes es que exploran elementos interesantes de la realidad humana como el amor, la libertad y la muerte.
En muchas ocasiones, los escritores desarrollan grandes y complejas tramas, con personajes fantásticos y memorables, y aunque esto puede traer simbolismos poderosos, no siempre logra captar de manera cercana el drama del conflicto humano.
Las historias basadas en la vida real no tienen ese problema porque no necesitan un escritor con la capacidad de replicar la realidad humana, sino que su estructura está directamente impresa sobre algo sólido y concreto.
Además, aunque los símbolos en las historias son geniales, es difícil competir con algo “real”. Es decir, podrá resultar inspirador ver Batman sacar a alguien de un edificio en llamas, pero no se le compara a un hombre de carne y hueso que se atrevió a hacer esto mismo, jugándose su vida en el proceso.
Lo primero es un símbolo poderoso sobre el heroísmo; lo segundo es una demostración tangible y concreta de que el heroísmo existe y forma parte de la vida humana.
Nos recuerdan que la realidad supera muchas veces la ficción
No sé si alguna vez te ha pasado al ver esta clase de historias que, si no fuera porque te consta que la película está basada en hechos reales, sería imposible para ti creer lo que está mostrando la trama.
Bueno, si bien es cierto que en algunos casos esto puede ser culpa de una mala construcción de la trama, en muchas ocasiones se debe a que la realidad muchas veces es más interesante, dramática, cruda y fantástica que la ficción.
Vamos, quizás no haya varitas mágicas ni dragones que escupen fuego, pero las vivencias humanas son tan variadas que muchas veces no necesitan esos elementos para resultar atrapantes.
Nota: de hecho, si algún día tienes pensado hacer una historia de dark fantasy, te conviene estudiar un poco sobre historia. Créeme que encontrarás sucesos tan horribles que jamás hubieras sido capaz de imaginarlos por tu cuenta.
¿Qué hace que me desesperen muchas veces?
Ahora hablemos sobre los tres problemas que suelen frustrarme a más no poder con el 90% de las historias basadas en hechos reales.
Está claro que esta es mi opinión, pero la sostengo principalmente porque creo que estos son problemas narrativos graves que bajan la calidad de estas historias.
¡Aquí te las comparto!
Son anécdotas, no historias
Este es probablemente el mayor agravante para mí. La cantidad de veces que veo una película basada en hechos reales que no tienen ningún valor narrativo es bastante exagerada.
Con esto no me refiero a que cuestiono su veracidad o el heroísmo/drama de los involucrados en el suceso. No, el tema está en que, con la excusa de que “así sucedieron las cosas”, la narrativa carece de una progresión fluida, de personajes secundarios con arcos interesantes, un protagonista con una evolución creíble en la historia o un final que cierre de forma satisfactoria las rutas narrativas que se tomaron.
Es como la película de Contra lo Imposible, donde tenemos una historia muy interesante que culmina de la forma más frustrante y narrativamente incoherente que existe (hablo del final, no del resultado de la carrera). Vamos, los escritores no pueden cambiar lo que sucedió y es cierto que en la vida no todos los “arcos de personaje” se completan, pero las historias no son una copia de la vida, son una representación que explora sus dilemas más interesantes.
Y la película que menciono anteriormente es bastante buena, pero si ignoraras que es una historias basada en la vida real, considerarías que termina con un diabolus ex machina ridículo que rompe los símbolos de la obra y tendrías razón.
Obviamente, no estoy pidiendo que los escritores mientan y modifiquen más de la cuenta la obra por un tema de “congruencia narrativa”. Simplemente, estoy exponiendo algo que considero uno de los problemas particulares inherentes en esta clase de historias.
Los personajes no se construyen con cuidado
Quizás por un tema de marketing, no es extraño que las historias basadas en la vida real no sean proyectos nacidos de la pasión de un escritor, sino del dedazo de un ejecutivo que determinó que “esta historia hará dinero”.
Lamentablemente, eso hace que muchas de estas historias se hagan por inercia y no se preste atención a la construcción de personajes, a sabiendas de que cualquier inconsistencia puede ser explicada con “no es mi culpa, así sucedió”.
Esto es un problema precisamente porque estas acciones fueron realizadas por humanos de carne y hueso, y eso, al contrario de lo que podrías pensar, no las hace más irracionales, sino más complejas y con motivaciones más idiosincrásicas.
Las buenas historias de este género se toman su tiempo para construir los personajes y establecer su forma de pensar y actuar, mitigando o neutralizando por completo esta debilidad, pero eso no evita que este fallo aparezca con demasiada frecuencia en estas obras.
No hay temática
Para bien o para mal, las historias humanas muchas veces tienen finales que no tienen ningún sentido para nosotros. En algunas ocasiones, puede ser que el tiempo ponga en perspectiva lo ocurrido, pero no es extraño que esto jamás suceda.
A diferencia de una historia convencional, los escritores que trabajan una obra basada en la vida real, no tienen una completa comprensión del mundo en el que ocurren los sucesos de la trama, no conocen a fondo a los personajes secundarios y quizás no entienden el arco central de los protagonistas.
Estos autores deben hacer todo lo posible por llenar los huecos producto de su carencia de omnisciencia con elementos narrativos, pero esto también es extremadamente complicado justamente porque existen muchos datos que ignoran.
Este proceso es tan demandante que muchas veces los escritores no logran introducir una temática en la historia que sea congruente con los símbolos, arcos de personaje y sucesos de la trama.
Por eso es que sucede tan seguido que una historia basada en la vida real te deja sintiendo un poco confundido, como que la historia está incompleta y no se cerró correctamente.
En realidad, la historia nunca apuntó con claridad a explorar una idea en particular, sino que trastabilló sobre sí misma hasta llegar al final.
¡Y eso era todo lo que quería compartir! Por supuesto, es obvio que esta opinión mía es más que debatible. Si tú eres fanático de este género, me encantaría que me compartieras lo que piensas sobre estas debilidades que yo veo y por qué quizás estoy exagerando demasiado.
¡Estaré encantado de conocer tu perspectiva!