La ciencia ficción vs las novelas fantásticas
La ciencia ficción vs las novelas fantásticas
Es innegable que hay muchas personas que se sienten atraídas por la ciencia ficción, pero no son muy fanáticas del género fantástico. Es decir, hay quien disfruta muchísimo Star Trek, pero no aguanta el Señor de los Anillos (y viceversa).
Ahora, considera que no estoy hablando de que le gusta más una que la otra. No, estoy diciendo que les gusta una y la otra la rechazan, casi como si les estuvieras presentando historias de géneros que no tienen nada que ver, como el horror y el romance.
Esto es interesante porque ambos géneros son, de cierta forma, fantasiosos y suelen ser temáticamente muy parecidos. ¡Pensarías que si te gusta uno, también te gustará el otro! ¡Es como decir que te gusta el chocolate, pero no te gusta la Nutela!
Ah, pero ahí está el detalle: la Nutela no es chocolate, es crema de chocolate y avellanas…
Sé que eso te sonará tonto, pero sígueme la corriente por un segundo. En las historias, el orden de los factores (y su origen) altera el producto. En pocas palabras, hay pequeñas diferencias que, si bien son meramente de concepto, juegan un rol importante en la forma que interactuamos con lo que ocurre.
Así que exploremos un poco estos aspectos. ¡Descubramos cuál es la diferencia entre lo científico y lo fantástico en las historias!
La tecnología avanzada vs la magia
Una de las principales cosas que diferencian a las novelas de fantasía de la ciencia ficción clásica es que no tienen que explicar a fondo las razones por las que la magia funciona de la manera que lo hace.
Incluso, hay veces que las explicaciones tienen menos sentido, como en Harry Potter cuando te dicen que las varitas tienen pelos de unicornio dentro y eso les da su poder. Para muchos, esto es un problema y es, hasta cierto punto, ridículo.
Uno de los principales atractivos de las historias de ciencia ficción es que todo lo increíble que sucede tiene que estar basado en la ciencia y los personajes suelen explicar de maneras bastante racionales todo lo que sus aparatos e invenciones logran hacer.
Dicho de otra forma, las bases del funcionamiento del mundo están fundamentadas en conceptos científicos y “realistas”, lo cual ayuda a que sea más sencillo meterse de lleno en el mundo y creer lo que ahí sucede.
Ahora, esto viene con su costo, ya que la ciencia tiene sus límites, y mientras más apegada a la realidad sea la historia, menos libertades tendrá para desarrollar nuevos mundos y aventuras. En todo caso, estas historias constantemente están jugando con fuego, ya que el velo que las está elevando es bastante frágil: el velo de lo que es “técnicamente posible”.
Por eso, cuando historias de este estilo meten un elemento que claramente no funciona, muchas personas las critican porque “la física no funciona así”, “la gravedad actúa de esta forma”, “eso es una estupidez, en realidad pasaría esto”, etcétera.
Es por esto que grandes películas como Interestelar pueden recibir críticas increíblemente negativas a pesar de que genuinamente están muy bien escritas en un 95%: porque ese 5% de inexactitud científica antagoniza directamente toda la temática que sostiene la historia.
La magia tiene este problema, pero llega de otra forma, ya que las limitaciones son pautadas exclusivamente por la imaginación del escritor. El truco aquí es que un escritor jamás podrá salirse con la suya colocando un sistema mágico en el que TODO es posible.
Si bien es cierto que, de entrada, la magia no tiene fronteras porque es completamente ficticia, un mundo fantástico tiene que tener reglas claras de lo que se puede y lo que no, o de lo contrario terminará sintiéndose irreal y ridículo.
Por lo tanto, el reto de un escritor de novelas de fantasía es justamente descubrir el balance adecuado para construir su mundo y tener cuidado de no incluir elementos demasiado inverosímiles que luego destruyan posibles futuras tramas (como el Giratiempo de Harry Potter, por ejemplo).
Lo curioso de esto es que tanto la tecnología avanzada como la magia cumplen el mismo propósito en ambos géneros: el de introducir elementos únicos que le permitan al escritor desarrollar historias que serían imposibles en el mundo que conocemos. Es chistoso que las pocas diferencias que tienen pueden cambiar profundamente la forma en la que experimentamos estas historias.
Símbolos realistas vs símbolos imposibles
Ahora, es una verdad absoluta que estos dos géneros, que son fantasiosos en su núcleo, dependen fuertemente de los símbolos que presentan.
No tiene mucho futuro una historia de ciencia ficción o de fantasía que simplemente explora de manera directa sus temáticas más importantes; las mejores son aquellas que se esfuerzan en desarrollar ideas abstractas de una forma mucho más literal, pero que al mismo tiempo les ayuda a profundizar muchos más.
Por ejemplo, la película de Predestination, maneja temas bastante interesantes sobre la autoestima, el narcisismo y libertad personal, pero nunca lo hace de una manera explícita, sino que aprovecha su particular elemento de ciencia ficción para construir una historia que simbólicamente hace comentarios filosóficos bastante interesantes.
De la misma forma, cuando lees el Señor de los Anillos, es obvio que lo que estás presenciando no son hombres barbudos caminando de un lado a otro, sino que frente a ti se están desarrollando comentarios bastante profundos sobre la naturaleza humana y nuestra sociedad.
La diferencia entre uno y otro es que jamás podremos vivir en la Tierra Media, pero quizás, a lo mejor, podríamos llegar a crear la tecnología necesaria para recrear la trama de Predestination (aunque no tengo idea de quién querría hacer algo semejante).
Por supuesto, si uno es mejor que el otro es algo enteramente subjetivo, pero el punto de esto no es determinar cuál es mejor, sino entender la diferencia. Si eres un ávido lector de estos géneros, ¡entonces ahora podrás disfrutarlos mucho más!
Libertad del intelecto vs libertad de la imaginación
Como mencioné en el primer punto, hay una diferencia muy grande entre lo que la imaginación nos permite obtener, que aquello que el intelecto puede construir.
Quizás, a primera vista, puedas creer que estoy hablando de lo mismo, pero no es así. Cuando hablo de “intelecto” me refiero a conocimientos que están fundamentados en la realidad, en cosas concretas; por el contrario, la imaginación son todas aquellas ideas que están fundamentadas en el mundo que cada uno de nosotros tiene en su cabeza.
Una de las cosas más maravillosas de estos géneros y que los hace tan adictivos, es que nos permiten explorar satisfactoriamente ambos conceptos llevados a su máxima expresión.
Por lo tanto, si eres alguien a quien le fascina el intelecto humano, seguramente disfrutarás profundamente las historias de ciencia ficción que genuinamente te permitan explorar esta faceta. Si te sientes más atraído por historias imposibles que te sorprendan y te lleven a mundos alejados de la realidad, entonces las historias de fantasía que construyen detalladamente universos vastos y complejos son las que deberías tomar.
¡Mira eso! ¡Al final el artículo terminó siendo sobre “cómo identificar buenas historias de ciencia ficción y de fantasía”! ¿Quizás debería cambiar el título? Nah, creo que está mejor así.
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¿Estos dos géneros se pueden mezclar para crear una historia? Algo así como dos facciones o ciudades o mundos que coexistan en un mismo universo o quizá que ambas coexistan y sean parte del mismo mundo. Aunque supongo que sería muy difícil hacerlo funcionar .