Romper la cuarta pared: ¿un recurso válido?
Romper la cuarta pared: sus ventajas y desventajas
Desde que salió la película de Deadpool, pareciera que romper la cuarta pared y hacer uso del “meta-humor” se está volviendo una práctica cada vez más popular. Ahora parece que los escritores piensan que este recurso los hace ver inteligentes y modernos, y muchas veces se incluye sin que haya mucha profundidad detrás.
Si quieres evitar que eso te ocurra a ti, entonces lo mejor es empezar por entender bien lo que significa romper la cuarta pared, qué es lo que puede aportar a una historia y también cuáles son las desventajas de abusar del recurso.
Si te interesa saber más, ¡no pares de leer!
¿Qué significa romper la cuarta pared?
“Romper la cuarta pared” es una expresión que proviene del teatro y se refiere a la práctica de hacer que los personajes de una historia le hablen directamente a la audiencia o hagan alusión al hecho de que son seres ficticios participando en una representación narrativa.
La expresión viene del hecho de que el escenario de un teatro suele tener tres muros (la parte de atrás del escenario y los costados), pero en frente se encuentra un cuarto muro invisible que separa a la audiencia de los actores y que permite que, en ese espacio reducido, la imaginación de los espectadores se pueda transportar al mundo narrativo.
Cuando un actor se dirige a la audiencia y la saca de ese mundo, se dice que “rompió la cuarta pared”.
No es una práctica particularmente común en la literatura, pero suele aparecer con cierta frecuencia en los medios visuales como el teatro, el cine, los cómics y las series; eso es porque suele ser más efectiva cuando la audiencia puede darle rostro y forma fácilmente al actor que se dirige a ella.
Dicho esto, sí suele aparecer de forma más “disfrazada” en las obras que utilizan narradores en primera persona (con el clásico, “querido lector”) o a través de los monólogos de un narrador en tercera persona que quiere transmitirle ciertas ideas a la audiencia (algo que vemos en Los Miserables de Víctor Hugo).
Esto nos demuestra que la práctica puede ser muy invasiva o poco invasiva, y es importante entender esa diferencia para saber hasta qué punto debes llevarla en tu historia.
De la misma forma, es crucial recordar que SIEMPRE será invasiva; en mayor o en menor medida, pero nunca cero.
¿Qué le aporta a la historia y qué le puede quitar?
Romper la cuarta pared puede aportar dos cualidades a una historia, aunque no necesariamente de manera simultánea. Estas son:
- Agregar un humor inesperado que haga cómplice a la audiencia.
- Crear una dinámica de interacción con la audiencia que le haga sentirse más involucrada con la obra.
En una historia como Deadpool, estas dos aportaciones son muy útiles porque ayudan a acentuar la comedia de la historia y permiten que la audiencia constantemente recuerde que está viendo una película y, por lo tanto, no debe tomarse demasiado en serio los asesinatos y masacres humanas que realiza el protagonista.
Esto funciona muy bien aquí… o por lo menos lo hace para aquellos miembros de la audiencia que no tienen problema con que los saquen constantemente de la narrativa.
Esto nos lleva a las desventajas del recurso que pueden aparecer. Estas son:
- Disminuye drásticamente la tensión de la historia y minimiza su impacto temático.
- Rompe la inmersión de la audiencia.
Quizás te podrá parecer que estoy siendo incongruente con el segundo punto porque antes mencioné que el recurso hace que la audiencia se sienta más involucrada, pero no es así. En realidad, que esté involucrada no es lo mismo a que esté “inmersa”.
Involucrada significa que participa del show y está presente. Aplaude, canta y, de cierta forma, se vuelve un actor más. Es el clásico “necesito que una persona de la audiencia pase al escenario”, excepto que no te paras de tu asiento.
La inmersión, por otro lado, es cuando la audiencia se olvida por completo del lugar en el que está o del hecho de que está presenciando algo ficticio. Su mente y su alma están metidas en la historia y la siente casi como si le estuviera sucediendo en la vida real.
Esto es lo que experimentas cuando lloras como bebé al ver la muerte de Mufasa o la marcha de Guido al final de La Vida es Bella.
Romper la cuarta pared siempre te hace correr el riesgo de toparte con estas dos desventajas y por eso es un recurso que debes manejar con cuidado.
En el caso de Víctor Hugo, sus “conversaciones” con el lector son tan abiertas y profundas que no hacen otra cosa que enriquecer su comprensión del conflicto narrativo e involucrarlo intelectualmente con la obra.
En el caso de Deadpool, la obra se enfoca 100% en el progreso de Deadpool como personaje para que la conexión de la audiencia con él siga teniendo valor narrativo. De esa forma evita la pérdida total (aunque no parcial) de la inmersión del espectador.
En el caso de House of Cards, lo monólogos del protagonista sirven para que la audiencia se mantenga emocionalmente desapegada de lo que ve justamente para que sea más fácil de digerir. Aquí, los escritores no quieren que estés demasiado inmerso porque saben que muchos no aguantarán.
Dicho de otra forma, te las tienes que ingeniar para que, al romper la cuarta pared, tengas elementos a tu favor que te permitan disminuir su impacto negativo y potenciar sus aportaciones.
Entonces, ¿es un recurso válido?
Sí, efectivamente lo es, pero no para todas las historias. Si ninguna de las aportaciones que te comenté antes realmente representan algo de valor para tu obra y las desventajas, por otro lado, son terribles; entonces claramente este no es un recurso que deberías utilizar.
¡Y con esto acabamos! Espero que hayas aprendido algo interesante. Si fue así y quieres leer otros artículos parecidos, ¡considera leer este otro sobre cómo construir monólogos internos!