El sarcasmo en las historias: ¿cómo introducirlo sin hacerlo molesto?

El sarcasmo en las historias: ¿cómo introducirlo sin hacerlo molesto?

El sarcasmo en las historias: ¿cómo introducirlo sin hacerlo molesto?

Si eres medianamente sarcástico en la vida real, existe una altísima probabilidad de que incluyas, queriendo o sin querer, de alguna forma el sarcasmo en tu narrativa.

Si bien esto en sí no tiene nada de malo, abusar de este recurso o introducirlo de forma pedante puede afectar negativamente el flujo de tu historia así como la experiencia de tu audiencia.

Si quieres evitar esos problemas y sacarle el máximo provecho a este elemento, ¡este artículo te ayudará!

¿Por qué introducirías sarcasmo en una historia?

En caso de que no seas una persona sarcástica de forma frecuente en tu vida diaria, quizás en este momento lo que te estés preguntando es: ¿por qué habría de incluir sarcasmo en mi historia? ¿Qué gano con eso?

El sarcasmo es una herramienta que te puede ayudar mucho a aterrizar las conversaciones entre los personajes y hacerlos sentir más vivos, además de que es un elemento con el que se facilita muchísimo introducir comedia en las escenas.

Eso último es particularmente útil cuando quieres mantener un tono ligero en tu historia a pesar de que los eventos que suceden en ella son relativamente oscuros.

Es por eso que personajes como Iron Man y Deadpool siempre te entretienen sin perder la capacidad para el drama. El sarcasmo les permite burlarse de sus propias desgracias y las de otros, pero el hecho en sí de que reconozcan el problema nos ayuda a mantenernos en la historia y no olvidar el conflicto que están viviendo.

Además, presentar a un personaje sarcástico y ocurrente también le comparte a la audiencia la idea de que dicho personaje es inteligente y analítico; es por eso que existe el cliché de que todo sujeto increíblemente inteligente tiene que soltar comentarios abrasivos y sarcásticos que desarman por completo a sus contrapartes menos dotadas.

Otra cosa interesante es que el sarcasmo también se puede utilizar para contrastar el estado anímico de un personaje. Por ejemplo, cuando vemos a Tony Stark tener un momento contemplativo o enfrentar un momento tenso con seriedad, lo vivimos con mucha más intensidad, porque entendemos que si un sujeto así ya no tiene tiempo para bromas o comentarios sarcásticos, es que la situación realmente es de cuidado.

¿Por qué debes tener cuidado con él?

Si bien el sarcasmo puede ser divertido y ocurrente, también tiene la mala fortuna de que la línea que separa un comentario sarcasmo entretenido de uno grosero y agresivo, es bastante delgada.

Esto lo tienes que tener muy en cuenta porque puedes terminar haciendo que la audiencia odie a un personaje que no te interesa que odien; ya que sus comentarios no parecerán algo divertido, sino algo hiriente y fastidioso.

Dicho de otra forma, la forma en que manejas el sarcasmo puede afectar la experiencia de la audiencia y hacer que se cierre hacia un personaje en lugar de apreciarlo por su ocurrencia y lengua afilada.

Esto es especialmente peligroso en historias narradas en primera persona, porque como la narración ocurre dentro de la mente del personaje, podemos caer en la trampa de presentar un sarcasmo sin filtro que hará que la audiencia deteste a nuestro protagonista.

¡Cuidado con eso!

4 tips que te servirán al trabajarlo

Ahora deja que te comparta 4 tips muy sencillos de seguir que te ayudarán a encontrar ese balance que permitirá que tu sarcasmo provoque exactamente el efecto que buscas.

¡No pares de leer!

Cuidado al dárselo a un narrador

Como mencioné antes, el caso de los narradores es muy particular porque, en general, los narradores no deben mentirle a la audiencia. Pueden decir verdades a medias o contar algo que, en el contexto de la historia, se considera cierto hasta que un plot twist revela lo contrario, pero las mentiras son un problema grave.

Por eso, el sarcasmo es un tema delicado en el contexto de un narrador porque, como la naturaleza del sarcasmo es mentir, ya sea en la verdadera opinión de uno mismo o sobre lo que está sucediendo, si la audiencia no se da cuenta que el personaje habla sarcásticamente, puede terminar con una idea equivocada de la historia, llegando a confundirse y ver huecos argumentales donde no los hay.

A su vez, el sarcasmo muchas veces tiende a manejarse en absolutos y eso puede hacer que se convierta en un sermón cuando viene del narrador, ya que esta es la voz que guía la perspectiva principal del relato.

Por ejemplo, supongamos que narrador en primera persona dice algo como “claro, seguro él es uno de los genios que piensa que la religión tiene algo de valor y no es un completo cáncer para la humanidad”. Esto no es un problema cuando un personaje cualquiera lo dice, pero cuando viene del narrador la audiencia se siente presionada a pensar igual que el personaje, lo cual hace que la obra se vuelva propaganda de una idea particular en lugar de dejar que la audiencia piense por sí misma.

Por supuesto, esto se puede contrarrestrar dentro de la trama, presentando una visión opuesta a la que tiene el narrador y, por medio de los símbolos, mostrar ambos lados del argumento. El tema es que, si no tienes planeado hacer esto último, el sarcasmo se quedará como un sermón y la profundidad y valor artístico de tu obra disminuirá.

No dejes que domine toda la realidad de un personaje

Los personajes sarcásticos tienden a mostrar esta característica muy seguido, ya que, de cierta forma, el sarcasmo es algo así como un mecanismo de defensa, algo que utilizas para mantenerte en control de la situación.

Sin embargo, por muy ocurrente y entretenidas que sean las salidas de tu personaje, si solo tiene esta característica, en realidad nada evitará que se sienta plano y falso.

El sarcasmo tiene que ser solamente UNA de las facetas de tu personaje y, además, esta es la única forma en la que podrás sacarle provecho a esa cualidad de “contraste” que mencionamos antes.

Cuando permites que tus personajes sarcásticos también tengan momentos serios, de ira, de preocupación, etcétera, el sarcasmo, aunque no lo estés utilizando, está afectando de forma positiva la escena, dotándola de un valor simbólico que de otra forma no tendría.

Procura que tenga un trasfondo

Repito, el sarcasmo es en sí mismo una especie de mecanismo de defensa y, por lo tanto, debe existir una razón para la que dicho mecanismo exista.

¿Es un trauma del personaje? ¿Un complejo en su personalidad? ¿Un reflejo de su falla central? Pensar en estas cosas te ayudará a que el sarcasmo también muestre las características más idiosincrásicas de tu personaje, y también unir este elemento con su arco a lo largo de la historia.

Así como el hecho de que Tony Stark sea sarcástico con Cap revela las inseguridades que tenía con su padre, y el hecho de que Deadpool sea sarcástico con los que intentan convertirlo en un héroe nos enseña su ambigüedad moral; darle un trasfondo al sarcasmo te permitirá que tu personaje no parezca el “típico sujeto con la lengua afilada”, sino alguien de carne y hueso con sus propios problemas y respuestas a los mismos.

Asegúrate que se note

A veces, con la intención de ser demasiado listos para nuestro propio bien, podemos creer que un sarcasmo muy sutil puede demostrar lo ingeniosos que somos como autores, pero esto no es una muy buena idea.

Recuerda que la audiencia está hasta cierto punto predispuesta a creer todo lo que dicen los personajes, y si el sarcasmo se vuelve muy difícil de captar, terminarán engañados y no vivirán ninguna de las ventajas que este recurso puede ofrecer.

Esto ya es hablando de forma general, no solo en el caso de un narrador. Si quieres que tus personajes utilicen constantemente comentarios sarcásticos, es importante que cada uno de ellos venga con una “seña”, algo que ayude a que sea relativamente fácil identificarlo.

¡No lo olvides!

¡Y con eso termina el artículo! Ojalá te haya servido y hayas aprendido una que otra cosa nueva.

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