Tipos de diálogos: ¿cuáles son y para qué se usan?

Tipos de diálogos: ¿cuáles son y para qué se usan?

Tipos de diálogos: ¡cónocelos y aprende a usarlos!

Una de las habilidades más complicadas y difíciles de desarrollar para un escritor es sin duda la construcción de las conversaciones entre sus personajes, y conocer los distintos tipos de diálogos que existen es sin duda una muy buena forma de empezar.

Si te interesa conocer más sobre el tema y convertirse en un experto en la construcción de diálogos, ¡no pares de leer!

Tipos de diálogos comunes

Si sales de este blog y buscas información sobre los tipos de diálogos en otros lugares, te toparas con la clasificación para diálogos comunes; es decir, los que se llevan a cabo todos los días entre las personas.

Esos no son los diálogos que nos interesan como escritores, pero de todas formas te los explicaré.

Diálogos espontáneos

Los diálogos espontáneos son aquellos que surgen sin una planificación previa. Estos son los que llevas a cabo todos los días con tus amigos, familiares y pareja.

Básicamente, la conversación fluye de manera natural y, a medida que progresa, vas pensando y elaborando tus argumentos.

Ejemplo de diálogos espontáneos:

  • Una conversación.

Diálogos planificados

Los diálogos planificados son aquellos que se preparan de antemano. Estos diálogos son más formales que los demás, aunque no tienen que serlo necesariamente.

Algunos ejemplos de diálogos planificados son:

  • Una exposición de la escuela.
  • Una canción.

Tipos de diálogos narrativos

Todo eso está muy bien, pero sé que si estás en este blog es porque eres un escritor o un lector bastante apasionado por conocer más sobre las historias y su composición.

Entonces, eso que te compartí antes probablemente fue bastante decepcionante, puesto que lo que realmente te interesa es conocer los tipos de diálogos que se pueden utilizar en una historia.

Estos diálogos yo los defino como “diálogos narrativos” y en este momento te los voy a explicar a fondo. ¡Aquí vamos!

Diálogo expositivo

El diálogo expositivo es aquel que comparte información clara y directa de un personaje a otro, y con la intención de informar también a la audiencia.

Los diálogos expositivos son extremadamente útiles para explicar conceptos cruciales sobre el universo narrativo y la trama, aunque también pueden usarse para compartir el estado emocional de los personajes cuando dicen cosas como “estoy triste porque me traicionaste”.

Esto último no es lo más recomendable porque tiende a quitarle idiosincrasia y profundidad a la historia, pero técnicamente se puede hacer y existen contextos narrativos en los que no tiene por qué ser un problema.

Algunos ejemplos de diálogos expositivos pueden ser:

“—¿Tú también tienes una marca?

—No, solo los Jinetes la tienen. Otra cosa que debes saber es que la distancia influye sobre la magia, igual que ocurre cuando se arroja una flecha o una lanza. Si tratas de levantar o mover algo que está a más de un kilómetro, te exigirá mayor energía que si estuvieras cerca.” Fragmento de Eragon de Cristopher Paolini.

“¿Tiene una hija, señora? —inquirió el conde—, será todavía una niña.

—Es la hija del señor de Villefort —replicó la señora—, hija del primer matrimonio, esbelta y hermosa figura.” Fragmento de El Conde de Montecristo de Alejandro Dumas.

Diálogo indirecto

El diálogo indirecto es aquel que comparte información sobre la historia de forma implícita a través del tono, las palabras usadas y el contexto de la conversación.

Los diálogos indirectos son increíbles porque ayudan a los escritores a compartir información mucho más rica y compleja de lo que podrían jamás hacerlo las palabras. En este tipo de diálogos, lo más importante es el contexto y la forma en que los personajes expresan sus emociones.

Esa es, de hecho, la principal utilidad de estos diálogos: darle complejidad a las emociones y opiniones de los personajes y permitirles que las comuniquen de una forma única e idiosincrásica.

Aquí, las acotaciones del escritor también pueden ser muy útiles (aunque no obligatorios) porque ofrecen información crucial para interpretar las palabras de los interlocutores.

Algunos ejemplos de diálogo indirecto son:

“—¿Desde cuándo el señor de Gondor ha de rendirte cuentas de lo que hace? —dijo Denethor—. ¿O ya no puedo mandar a mis propios sirvientes?

—Puedes —respondió Gandalf—. Pero otros quizá se opongan a tu voluntad, si conduce a la locura y la desgracia.” Fragmento de El Señor de los Anillos: El Retorno del Rey de J.R.R Tolkien.

“—Has venido por fin —dijo ella—. Pero he esperado demasiado.

—El camino era oscuro. He venido en cuanto me ha sido posible —respondió él.

—Sin embargo, llegas tarde —replicó ella—, demasiado tarde. Se han perdido.

—Lo sé —dijo Húrin—. Pero tú no.

—Casi —susurró Morwen—. Estoy agotada. Me iré con el sol. Se han perdido. —Aferró con más fuerza la capa—. Queda poco tiempo —dijo—. Si lo sabes, ¡dímelo! ¿Cómo llegó ella a encontrarlo?

Pero Húrin no respondió, y se sentó junto a la piedra con Morwen abrazada; y no volvieron a hablar.” Fragmento de Los Hijos de Húrin de J.R.R Tolkien.

Diálogo temático

El diálogo temático es aquel que comparte información enfocada en explorar la temática de la historia. Este diálogo puede tener elementos expositivos e indirectos, pero lo que lo diferencia es su finalidad.

Son diálogos más crípticos que suelen aparecer en los momentos más importantes de la novela para profundizar las ideas más relevantes de la misma.

Un buen ejemplo sería:

“Pero no pude menos que preguntarme dónde estaban mis amigos y mis parientes. Jamás padre alguno vigiló mis días de infancia, ni hubo madre que me bendijera con sus sonrisas y sus caricias. Y, si los hubo, toda mi vida anterior era una eterna noche, un vacío total en el que no distinguía nada. Hasta donde recordaba mi memoria he sido siempre como lo era entonces, en estatura y en proporciones. Nunca había visto ser alguno que se me pareciera o con quien ligara lazo de ninguna especie. ¿Qué era yo? Presentábaseme una y otra vez la duda, a la que solo podía contestar con gruñidos”. Fragmento de Frankenstein de Mary Shelley.

Monólogo interno

Los monólogos internos son diálogos que un personaje sostiene consigo mismo. La idea es explorar de una manera directa lo que siente el personaje y el conflicto que está viviendo en ese momento.

Los monólogos pueden dar mucho valor a una historia y formar parte de algunas de las escenas más poderosas de una obra, ya que, en un sentido técnico, el personaje está hablando con la audiencia de forma directa.

Un ejemplo sería:

“—Oye, ¿Mitsuha? Quería decirte que sin importar dónde estés en el mundo, te buscaré. Tu nombre es Mitsuha. Mitsuha, Mitsuha, tu nombre es Mitsuha… ¿Quién eres? ¿Por qué vine aquí? Vine a verla. ¿Quién era? ¿A quién vine a ver? Alguien importante para mí. Alguien a quien no quiero olvidar. Alguien a quien no puedo olvidar. ¿Quién? ¿Quién? ¿Quién? ¡¿Cuál es tu nombre?!” Fragmento de la película Your Name.

¡Aprovéchalos todos!

¡Y con esto llegamos al final del artículo! Espero que conocer los distintos tipos de diálogos te ayude a construirlos mejor en tu obra o a apreciar más los que ves en tus historias favoritas.

Si te gustó este artículo, te recomiendo leer este otro sobre cómo evitar diálogos estúpidos. ¡No te lo pierdas!

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