La arrogancia como elemento narrativo
La arrogancia y lo que le puede ofrecer al arco de tu personaje
A nadie le gusta una persona que se cree mucho, independientemente de si se ha ganado el derecho a restregártelo en la cara o no. Eso es porque esta falla también es una demostración de que hay otras cualidades que faltan como la humildad, el amor por el prójimo, la sabiduría, etcétera.
Es en parte por esto que la arrogancia es un elemento narrativo muy interesante: una vez que lo colocas en un personaje, de inmediato causas emociones fuertes en la audiencia y preparas el camino para un arco de redención increíble o, simplemente, un rol antagónico emocionante.
Por supuesto, no es fácil extraer la profundidad total de este concepto en una historia, y si te interesa lograrlo, entonces hay algunas cosas que debes saber.
¡Sigue leyendo y conócelas!
¿Qué es la arrogancia?
La arrogancia es la sensación de superioridad que demuestra un individuo en su relación con los demás. Esta sensación se basa en una creencia mal formada de que merece mayores privilegios u oportunidades que el resto.
Desde cualquier punto de vista, la arrogancia es un defecto de la persona, que muchas veces está ahí precisamente porque hay otras cualidades deficientes que el individuo está intentando esconder.
¿De qué sirve en una historia?
Si tienes cierto conocimiento sobre la construcción de historias, seguramente captaste de inmediato que precisamente lo que hace que la arrogancia sea tan genial desde el punto de vista narrativo, es lo obviamente negativa que es para el personaje que la sufre.
Vamos, una de las máximas que nos explica John Truby en su libro Anatomía del Guión, es que la falla central que detona el arco de un personaje debe ser algo que amenaza con destruirlo si no logra resolverlo.
Claro, él hablaba principalmente de protagonistas, pero mi punto es que la arrogancia puede cumplir ese rol a la perfección, lo que demuestra su habilidad innata para generar conflicto e interacciones interesantes entre personajes.
Ahora, es cierto que existen otros elementos narrativos que pueden lograr ese mismo propósito, como la venganza, los celos o la ira, así que la pregunta crucial es: ¿por qué usarías específicamente la arrogancia para lograrlo?
Bueno, eso sería porque, además de lo mencionado anteriormente, la arrogancia también es un vehículo para meterse de lleno en la raíz de los defectos del protagonista, ya que, casi por mero concepto, esta falla es en realidad una consecuencia que surge por otras razones.
Para “curar” a un personaje de su arrogancia, necesitas llegar a aquello que la produce, y eso te da la excusa perfecta para explorar a fondo al personaje en cuestión.
Por ejemplo, en las Locuras del Emperador, Kuzco es arrogante y soberbio, pero esto es un producto de una vida solitaria y egoísta, donde siempre ha vivido llenando el vacío de su alma con lujos y caprichos.
La arrogancia facilita que la audiencia entienda de inmediato el camino que la historia debe tomar con respecto al arco del personaje y que el escritor se meta de lleno en el corazón del problema, dando pie a transformaciones realmente emblemáticas y memorables.
¿Cómo construirla?
Está claro que la arrogancia no tiene que ser el centro de tu historia ni tampoco es un elemento que, si lo colocas, estés forzado a trabajar a fondo. Sin embargo, si tu trama y temática gira en torno a este concepto, hay ciertos elementos que deben estar presentes.
¡Aquí te los comparto!
Dale una razón para existir
Algo interesante sobre la arrogancia es que, a pesar de que se basa en una falsa creencia de que se merece más, lo cierto es que una moral equivocada puede ofrecer justificaciones “lógicas” para que exista.
Por ejemplo, una persona racista puede creer que es mejor que alguien de otra raza por su color de piel, una persona rica puede creer que es mejor que una pobre, un jefe mejor que su empleado, un genio mejor que una persona menos dotada, etcétera.
Estas creencias son falsas desde un punto de vista moral bien formado, pero estos individuos no cuentan con esta faceta, así que se engañan a sí mismos y permiten que estas características les ofrezcan un valor agregado que en realidad no tienen.
Esto de hecho es crucial para que la arrogancia sea creíble y tenga peso narrativo, porque el personaje arrogante debe tener una “razón” para pensar de esa manera. La razón puede ser la que tú quieras, pero debe estar ahí.
¿Por qué? Bueno, para empezar, si esto no está presente, entonces tu arrogancia no será capaz de generar el conflicto que buscas y crear dinámicas interesantes entre los personajes.
Piénsalo así, ¿por qué te duele que un vecino rico te trate como menos solo porque tienes menos dinero? Porque, en parte, es verdad. Sabes que la medida de tu persona no está en cuánta fortuna has adquirido, y por eso te duele que se te reduzca a eso.
Entonces, la razón de la arrogancia es uno de los principales factores que mueve el conflicto y permite que el elemento aporte a la trama; sin embargo, todavía hay algo más importante.
Verás, lo curioso de la situación mencionada anteriormente, es que es muy probable que, incluso si consigues hacerte más rico que tu vecino, este siga considerándose superior a ti.
Eso se debe a que la verdadera raíz de su arrogancia no eres tú ni tu fortuna o carencia de ella, sino otras deficiencias en su autoestima, en la forma que se ve a sí mismo.
Que te vuelvas rico no solucionará el problema, porque estamos hablando de una consecuencia, no de la causa.
Esto es crucial en una historia, porque llevar al personaje hasta esta realización, permitirá que profundices en el concepto de la arrogancia y lo llenes de simbolismo e impacto.
¡Por eso es tan importante!
No dejes que sea lo único que define al personaje
Una de las razones por las que Draco Malfoy, a pesar de ser un personaje arrogante muy famoso, no es un ejemplo de cómo profundizar el concepto, es que a lo largo de siete libros, la arrogancia es por mucho lo único que lo define.
La historia nunca profundiza en esta falla y le permite evolucionar con ella, sino que se mantiene adherida a su personaje hasta que, eventualmente, la realidad le obliga a superarla.
Ojo, no es una mala idea, ni tampoco es un error narrativo. Al contrario, para el contexto de Harry Potter y la clase de villano que Malfoy es, ¡es perfecta! Al final del día, la temática de la narrativa no sufre ni se beneficia de explorar la arrogancia del personaje, así que no hay mayor problema.
Sería un factor negativo en el caso de que la historia sí esté buscando explorar a fondo al personaje en cuestión y darle peso simbólico a la arrogancia.
En ese caso, necesitas que haya otras cosas que le den forma al individuo, ya que es de esa construcción que serás capaz de atacar aquello que está detonando su actitud arrogante y añadirle idiosincrasia y valor al conflicto.
Como dije antes, parte del propósito de la arrogancia es preparar un camino que facilite explorar a fondo al personaje. Si este resulta ser unidimensional, entonces no hiciste más que empeorar las cosas para ti mismo.
Permite que genere consecuencias negativas
Algo que es crucial entender es que la arrogancia vive y muere como elemento narrativo dependiendo de la forma en la que su existencia genera consecuencias en la historia.
El conflicto es la vía que obligará al personaje a generar ese cambio, a darse cuenta que es su arrogancia e ignorancia lo que está arruinando su vida; que es él mismo el que está saboteando su existencia y no aquellos a los que consideraba inferiores.
Por ejemplo, en la película Lo que Ellas Quieren, la arrogancia es un elemento narrativo excelente, porque es su existencia lo que habilita al personaje a cometer los actos inmorales que realiza, y de las consecuencias que esas acciones generan es que el arco de personaje puede suceder y la temática cerrarse.
Esto es tan importante para darle profundidad a la arrogancia que, si lo ignoras, podrías evadir por completo todo el peso que este elemento aporta.
Un ejemplo sería la trilogía original de Star Wars, donde la arrogancia de Han Solo genera muy pocas consecuencias. Claro, quizás le hace discutir con otros, pero al final él siempre termina haciendo lo correcto y no sufre por su actitud.
A pesar de que este personaje es arrogante casi de principio a fin, no lo percibimos como tal, porque el elemento tuvo muy poco impacto en su arco. El enfoque se dirigió a otras cosas.
Esto tampoco es un error porque el arco de Han Solo no giraba en torno a la arrogancia, sino a la responsabilidad, pero lo coloco como ejemplo para que veas cómo no incluir las consecuencias puede cambiar drásticamente el vaor simbólico de la arrogancia.
¡Y con eso acabamos! Espero que este contenido te haya servido. Si fue así o tienes alguna duda, ¡asegúrate de dejarme un comentario!
¡Hola JEFS ?!
Tengo una pregunta. Este artículo me recuerda a un recurso relacionado con la arrogancia, en la cual los escritores hacen que el villano diga y quiera matar a los protagonistas a lo largo de la historia, pero cuando tienen incluso más de una oportunidad de matar a los heroes de forma definitiva, dicen que “No son una amenaza para mí” o “No vale la pena que gastar mi tiempo en ustedes” ¿Que opinas de estó? Es algo repetitivo que veo en varias historias que me parece muy conveniente… tal vez demaciado.
¡Hola, Edward! Eso es básicamente lo que se conoce como Plot armor, que en sí es un tipo de conveniencia narrativa. Como bien identificas, es algo que puede romper muchísimo la suspensión de incredulidad de la audiencia yse debe mantener con cuidado. Dicho esto, es posible que esas situaciones vayan con la personalidad del villano y su meta, como en The Dark knight donde el joker no quiere matar a Batman por su propia filosofía de villano. Siempre y cuando eso se respete, en realidad no es un error narrativo.