La ironía como elemento narrativo: ¡hablemos al detalle sobre ella!
La ironía como elemento narrativo: ¡hablemos al detalle sobre ella!
La ironía es una de las herramientas más interesantes que pueden utilizar los escritores para darle a sus obras un elemento simbólico bastante poderoso y llamativo, y, además, también es una de las más complicadas de utilizar con éxito.
Por eso mismo es que vale la pena aprender un poco más sobre el tema y entender en realidad cuál es el verdadero valor que tiene la ironía como elemento narrativo.
Si te interesa aprender todo al respecto, ¡no pares de leer!
¿Qué es la ironía?
La ironía se refiere a una situación o acontecimiento que resulta ser totalmente contrario a lo que se esperaba o que muestra un fuerte contraste con ello.
Como recurso literario, también se le considera un modo de expresión o una figura retórica que dice lo contrario a lo que se quiere dar a entender. Aquí estamos hablando del clásico “en serio, María, eres TAN inteligente, no sé cómo tu cabeza cabe por la puerta”.
En el día a día, estas definiciones aplican perfectamente con la forma en que el concepto interactúa con nosotros, sin embargo, cuando hablamos de la ironía como elemento narrativo, nos tenemos que ir a un nivel más profundo.
En este caso, la ironía no se utiliza como un recurso para enriquecer los diálogos ni tampoco es una simple subversión de expectativas, sino un elemento que se utiliza para dar profundidad a la temática.
Esta es, de hecho, la aplicación más compleja del concepto y la razón por la que antes mencioné que no es nada fácil utilizarla con éxito.
Eso es porque en este punto lo que quieres es que la ironía fortalezca símbolos temáticos que el personaje ha contradicho a lo largo de la historia. Dicho de otra forma, estás aprovechándote del valor simbólico de la ironía.
¿Cuál es su valor simbólico?
La ironía es un elemento que busca, por medio de establecer una contradicción, darle la oportunidad a la audiencia de interrogar de una forma más profunda una o varias de las ideas que la obra procura trabajar.
Por ejemplo, en la película de El Último Samurai, una buena parte del primer acto se enfoca en establecer a los samuráis como una banda de guerreros sanguinarios y fanáticos que se rehúsan a unirse al mundo civilizado.
Sin embargo, cuando nuestro protagonista es capturado y se ve forzado a interactuar con estos supuestos animales, termina topándose con una sociedad mucho más sublime y civilizada que aquella de la que viene, precisamente porque en lugar de enfocarse en el “progreso”, se enfoca en preservar tradiciones milenarias que están fuertemente arraigadas a los aspectos más profundos de la existencia humana.
En esa misma historia, otra ironía es que el protagonista, un hombre atormentado por los pecados que cometió como soldado en su pasado, termina encontrando la paz junto a sus enemigos, y el amor junto a una mujer que empieza odiándolo.
La ironía es, de hecho, uno de los elementos narrativos cruciales del drama porque hace alusión a la impredecibilidad que caracteriza la vida; donde el individuo constantemente se topa con una realidad muy distinta a sus expectativas y es forzado a aprender una lección como consecuencia.
Dicho de otra forma, el valor simbólico de la ironía depende directamente del contraste que la realidad tiene con la perspectiva del personaje. Mientras más drástica sea la diferencia, mayor impacto tendrá la ironía en la temática.
¿Cómo construir la ironía?
Ahora que entiendes a profundidad lo que es la ironía y su valor simbólico, es hora de que hablemos con mayor profundidad sobre cómo construirla.
¡Sigue leyendo!
Las partes contrastadas deben ser reales
El tema con la ironía y la razón principal por la que no es tan fácil utilizarla con éxito, es que es muy fácil caer en la trampa de creer que simplemente con establecer algo y luego subvertirlo, estaremos aprovechando el elemento.
Lo cierto es que hacer esto es extremadamente complejo porque para que exista una ironía profunda no puedes simplemente “mentir” y luego decir la verdad, sino que debes colocar dos perspectivas reales y trabajar la forma en que se contradicen.
Me explico. En la película de Frozen hay una ironía mal construida que gira en torno a la motivación real del príncipe que pretende a Anna. Al final del día, resulta que este hombre del que ella se enamoró, es un terrible villano que quiere apoderarse del reino.
Primero se establece la mentira de “el príncipe enamorado” y luego se contrasta con la verdad de “el príncipe malvado”. El problema aquí es que la ironía no es profunda porque el hecho de que un príncipe malvado haga algo malvado, no es “irónico”, es exactamente lo que esperas.
Claro, tú no sabías que era alguien malvado, pero eso se vuelve irrelevante una vez que el plot twist aparece. Puede resultar sorprendente, pero tiene muy poco valor temático, especialmente si tu meta es cuestionar la validez del “amor a primera vista”, un concepto que no es fallido porque te pueda tocar un psicópata, sino porque el amor tiene tantas dimensiones que se necesita más que una mirada para permitirle crecer.
Comparemos esto con otra película de fantasía como Encantada. Aquí, nuestra protagonista se enamora a primera vista de un galante, apuesto y valiente príncipe, exactamente la clase de hombre que estaba buscando.
Sin embargo, al final de la historia termina con un sujeto sobrio, común y que está lejos de ser un príncipe encantador. ¿Por qué? Bueno, porque a lo largo de la historia ella experimenta esas otras dimensiones del amor y descubre que incluso alguien perfecto, puede no ser perfecto para ti.
El príncipe es alguien REAL, no una mentira, de la misma forma que el otro sujeto también es una persona que se muestra tal cual es. La ironía adquiere mucho valor simbólico debido a que el contraste está justificado narrativamente y la protagonista debe enfrentarlo de cara.
Si resultara que el príncipe en realidad es un patán que no la quiere, ya no tendría valor la decisión de la protagonista porque, de cierta forma, la decisión se hizo por ella.
En vez de elegir entre un hombre bueno y otro malo, la historia la hace elegir entre un hombre perfecto que nunca le exigirá cambiar y un hombre que, incluso con sus fallas, puede ayudarla a crecer y crecer junto a ella.
Gracias a eso (y otro elemento que mencionaremos a continuación) existe una fuerte ironía que profundiza la temática de la historia.
El set up es la perspectiva inicial del personaje
Ya establecimos que el primer elemento que necesitas para que la ironía tenga poder temático es que las perspectivas que se contrastan tengan bases reales. Ahora, el segundo elemento gira en torno a la forma en que estableces el contenido “irónico” de esas perspectivas.
Vamos, es obvio que el hecho de que un personaje esté equivocado sobre algo no significa que esa equivocación sea una ironía; puede ser simplemente eso, una “equivocación”.
Entonces, ¿cómo estableces la ironía? Pues, deja que te lo explique con un ejemplo muy sencillo.
Revisitemos la historia de Encantada y veamos cómo los escritores establecieron la ironía que mencionamos antes: la protagonista es una ferviente creyente del amor a primera vista, y a lo largo de la historia justifica una y otra vez su postura.
A través de establecer la meta de la protagonista como algo directamente relacionado con encontrar al príncipe perfecto y ese amor vinculante que resulta obvio desde la primera mirada, los escritores prepararon el terreno ideal para desarrollar la ironía, que se ejecuta a la perfección cuando resulta que su “amor verdadero” no solo no es un ideal inalcanzable, sino que tampoco pudo identificarlo a primera vista.
Esto lo que nos dice es que la perspectiva es el lugar en el que debes establecer el set up que finalmente tendrá su pay off en la conclusión de la historia, lo cual nos lleva al siguiente punto…
El pay off ocurre con la perspectiva contraria
Si el set up aparece con la perspectiva inicial del personaje, entonces el pay off tiene que aparecer forzosamente con la perspectiva que hace contraste.
Es decir, algo debe ocurrir en la historia que hace que el personaje ya no pueda aceptar su premisa inicial y se vea forzado a cuestionarla, encontrando una respuesta más completa gracias a la perspectiva que lo contradice.
Esto ofrece una profundidad brutal a la historia porque es el momento en el que el personaje, de cierta forma, junta las dos verdades y crea algo nuevo, más idiosincrásico y maduro.
En Encantada, se trata de una idea del amor mucho más compleja, en donde existe tal cosa como un amor duradero y puro, pero que no nace por arte de magia, sino que es algo que se debe nutrir constantemente.
En El Último Samurai, es la idea de que el progreso, aunque necesario y útil, no puede venir a costa de perder aquello que nos hace honorables y buenos.
La ironía otorga profundidad porque obliga al personaje a navegar ideas contradictorias y este viaje le ofrece una visión mucho más amplia del problema central.
¡Y con esto acabamos! Espero que el contenido haya resultado interesante. Si te gustó y quieres leer otros parecidos, ¡suscríbete al newsletter del blog!
Si has visto Naruto, Itachi es la definición de ironía. Qué maravilla de personaje. Estoy de acuerdo, es un elemento narrativo muy interesante.