Personaje incongruente: ¿qué es y por qué daña tu historia?
Personaje incongruente: ¿qué es y por qué daña tu historia?
Uno de los principales errores que cometen no solo los escritores novatos, sino también la mayoría de los espectadores o lectores de una historia, es creer que es válido para la narrativa tener un personaje incongruente.
La lógica aquí va más o menos de esta forma: “bueno, en la vida te topas con muchas personas que realizan actos sin sentido, ¿por qué no puedes poner a alguien así en tu obra?”.
Esa pregunta parte de una premisa tan equivocada que creo que vale la pena dedicar un artículo entero para corregirla. Con suerte, eso te servirá para construir personajes geniales que siempre aporten algo valioso a la historia y se escapen de las conveniencias narrativas.
Si te interesa, ¡no pares de leer!
¿Qué es un personaje incongruente?
Un personaje incongruente es aquel que realiza acciones que contradicen de forma directa o indirecta su motivación, filosofía de vida, sistema de valores y/o personalidad.
Por lo general, una sola acción mal construida no hace que un personaje se vuelva inmediatamente incongruente, pero cuando estas empiezan a sumarse se vuelve muy difícil defenderlo.
¿Por qué son tan malos para una narrativa?
Quizás estés pensando que tener un personaje así no tiene nada de malo. Después de todo, alguien impredecible puede ser interesante para la audiencia y ayudarte a subvertir expectativas.
Lamentablemente, esa idea parte de la premisa a la que aludía antes: las personas, en general, son impredecibles e ilógicas; ¡nadie puede evitar que cometan locuras!
Muchísimas personas piensan de esta manera y por eso analizan de forma muy superficial los personajes de las historias que ven. Eso está bien si eres un espectador casual, pero si te consideras un crítico o un escritor, entonces no te puedes quedar con esa idea absurda e incompleta.
El tema aquí es que las personas no son “impredecibles e ilógicas”, sino que “parecen” serlo para todo aquel que no está metido dentro de su cabeza.
Nos guste o no, todas las personas que nos rodean utilizan su cerebro tanto como nosotros. La diferencia son las cosas que priorizan y el proceso mental que llevan a cabo para tomar una decisión.
Incluso el sujeto más desquiciado en el manicomio tiene una lógica extraña para comportarse como lo hace. Quizás su mente le hace ver que las sombras de las paredes se mueven o que sus manos son en realidad las patas de un perro.
Si eso le sucede, entonces te puede parecer impredecible e ilógico cuando súbitamente se pone a gritar al ver su sombra o empieza a ladrarle al cartero, pero, desde su punto de vista, lo que está haciendo tiene perfecto sentido.
Coloco esos casos ridículos y extremos precisamente para que entiendas la idea: el ser humano puede, paradójicamente, seguir una lógica ilógica, o algo ilógico que tiene sentido.
Esta complejidad es la que nos hace tan interesantes y únicos, e ignorarla a la hora de construir tus personajes no hará más que hacer que se sientan huecos, falsos y carentes de ese elemento fantástico que posee el ser humano.
Los personajes incongruentes actúan de forma relativamente aleatoria en la historia o tienden a adaptar sus decisiones a los caprichos del autor porque no son personas reales. Son marionetas de madera que no pueden pensar por su cuenta. ¡Por eso son tan malos para las historias!
¿Cómo puedes evitar construir personajes incongruentes?
Ahora que ya sabemos por qué debemos evitarlos, deja que te comparta algunos consejos que te ayudarán a hacerlo.
¡Aquí te van!
Los personajes siempre deben ser fieles a su motivación real y filosofía de vida
Hace como un mes subí un artículo donde hablaba de la motivación multifacética y explicaba la importancia de entender la diferencia entre la motivación externalizada y la motivación real.
Nota: te recomiendo mucho que leas ese artículo porque te ayudará a entender cómo puedes hacer que tu personaje cometa acciones que contradicen lo que dice y aún así lograr que sea congruente.
Básicamente, la idea es que un personaje siempre posee una motivación real que lo inspira, pero no siempre está consciente de ella.
Por ejemplo, puede ser que su verdadera motivación sea destruir al reino que se apoderó de su tierra natal y mató a su familia, pero le diga a todo el mundo que en realidad lo que busca es “liberar a los oprimidos”.
Esta particularidad es la que explicaría, por ejemplo, que este supuesto libertador altruista esté dispuesto a asesinar a personas inocentes y a otros “oprimidos” con tal de alcanzar su meta.
Alguien verdaderamente compasivo no haría eso, pero en este caso el personaje sigue siendo congruente precisamente porque él NO ES COMPASIVO, sino VENGATIVO.
Si entiendes a tus personajes con ese nivel de idiosincrasia, entonces serás capaz de construirlos y manejarlos en la historia sin que se traicionen a sí mismos. ¡Tenlo en mente!
Los personajes no son excusas para mover la trama
Si quieres llevar la historia en una dirección particular, tu trabajo como escritor es presentar de forma orgánica los obstáculos necesarios para que sean los personajes los que guían el barco hacia donde quieres que vaya.
Esta es una regla de oro que nunca debes olvidar como escritor. De lo contrario, terminarás aprovechándote de tus personajes y les robarás su individualidad, casi como un parásito alienígena que se apodera del cerebro de su víctima. Ya no es ella la que actúa, sino el parásito, alguien que no pertenece a ese mundo y tiene una agenda propia.
Dicho de otra forma, lo que hace a un personaje incongruente es precisamente el hecho de que, al menos ocasionalmente, alguien más se mete en su cuerpo. ¡Es incongruente porque no es una unidad para empezar!
Todas las acciones “raras” deben tener una justificación proporcional a la desviación
Ahora, la necesidad por construir personajes congruentes no significa que nunca puedes hacer que los actores de tu historia realicen acciones que serían impensables para ellos. El tema, en realidad, es que debes asegurarte de construir y establecer todos los elementos narrativos que justifiquen esas decisiones extrañas.
Aquí es donde la habilidad de un escritor se pone realmente a prueba: ¿puede o no puede construir un arco de personaje poderoso, impactante y CONGRUENTE?
Mientras más “desviada” de la identidad del personaje esté la acción que quieres que realice, más tiempo debes dedicarle a construir esa acción, a justificarla NARRATIVAMENTE hablando.
Un ejemplo genial de esto lo vemos en El Padrino, donde nuestro protagonista no está de acuerdo con el negocio de su padre porque lo considera inmoral, pero aún así termina sucediendo a su padre y convirtiéndose en un gángster todavía más despiadado.
Esa transformación es exagerada y dramática, pero sucede de forma paulatina y orgánica.
Este mismo respeto lo debes tener CON TODOS TUS PERSONAJES. Desde el personaje principal hasta el secundario más irrelevante.
¡Y con eso acabamos! Espero que hayas aprendido algo nuevo con este contenido. Si fue así (o no), ¡asegúrate de dejar un comentario!