El statu quo y el complejo episódico de Stranger Things y The Boys

El statu quo y el complejo episódico de Stranger Things y The Boys

El statu quo y el complejo episódico de Stranger Things y The Boys

Este artículo fue escrito por Andrés G, escritor novato de origen mexicano. Tiene dos proyectos en Wattpad donde lo encuentras como Andrés G y es creador de contenido en TL2Bie,  una de las páginas sobre el mundo Kaiju más grandes en Latinoamérica.


Toda historia nace y muere con el statu quo: el viaje, sea cual sea, inicia con la destrucción del balance en la vida de los protagonistas y culmina con el establecimiento de un nuevo equilibrio que integra los cambios generados al superar el conflicto.

Entonces, ¿cómo puede ser una pieza fundamental de la construcción de historias un enemigo de grandes producciones como Stranger Things y The Boys?

Bueno, vamos por partes.

¿Qué es el Statu Quo?

Abordemos primero el elefante en la habitación: No, no lo estoy escribiendo mal. Resulta que se escribe “statu quo” en singular. Sí, yo también me sorprendí. Y sí, me gusta más cómo se oye status quo y probablemente así lo siga llamando.

Bien, con eso de lado, el statu quo se refiere al estado o situación de algo en cierto momento. Se le da una connotación de equilibrio, por lo cual cuando se habla de romperlo o alterarlo se genera la conmoción que da paso al desarrollo de la historia.

El Statu y las series episódicas

Si bien este elemento está presente en todas las historias, las series televisivas de formato episódico son las que más lo aprovechan.

Con toda seguridad alguna vez has visto una serie como NCIS, Dr House o La ley y el orden, donde si bien hay una sutil progresión capítulo a capítulo,  temporada tras temporada, lo cierto es que cada episodio de 50 minutos es una historia autoconclusiva e independiente únicamente relacionada con los demás episodios por elementos en común como los personajes o locaciones.

Este tipo de series son llamadas episódicas y lo que buscan es que al concluir el capítulo de la semana, independientemente de las consecuencias del conflicto presentado, el Statu Quo de los minutos iniciales se haya restablecido casi en su totalidad, permitiendo que la historia de la siguiente semana conserve su independencia para mantenerse accesible tanto para el fan apasionado como para el espectador casual.

El alza de la narrativa serial y las superproducciones

En la narrativa serial la historia se cuenta de manera continua y la progresión es lineal, de modo que el statu quo puede perderse por varios capítulos e incluso a lo largo de varias temporadas.

Las series televisivas de formato serial han existido desde siempre; no obstante, con la llegada del streaming se facilitó en gran medida el dar seguimiento a estas producciones y también, al no estar atadas a una duración por episodio específica, se dio mayor libertad a los creadores para contar su historia, dándonos grandes historias como Daredevil, El juego del Calamar, Dark o Better Call Saul. Y, por supuesto, los más grandes exponentes actuales: Stranger Things y The Boys. Y es justo de estos dos de quienes quiero hablar.

Ni los otros mundos ni los superpoderes

Las últimas temporadas de estas dos series han sido, en mi opinión, bastante buenas. Si bien tienen sus grandes errores, son entretenidas, con buenas dosis de lo que las hace famosas y, sobre todo, emocionantes. Sin embargo, ambas tienen algo en común: sus conclusiones son su más grande debilidad.

La primera temporada de Stranger Things concluyó de forma satisfactoria, restableciendo el statu quo casi por completo pero dejando un par de tramas listas para una segunda temporada. De modo que al iniciar dicha secuela, era lógico encontrarnos con un statu quo similar al del inicio de la serie; no obstante, los creadores han repetido la misma fórmula en sus 4 temporadas, lo que no solo se ha vuelto repetitivo, sino que le resta importancia a eventos que no deberían ser simplemente dejados atrás.

La realidad es que el final de la temporada 4 de Stranger Things habría sido un excelente “cliffhanger” de no ser por todo lo que vino tras el “dos días después” obligatorio para restablecer el statu quo de la serie.

Por su parte, The boys parece no tener miedo a alejarse del material original (el cómic), pero durante toda la serie ha demostrado un absoluto terror por romper el equilibrio de sus personajes. ¿Cuántas veces A-Train no ha escapado de la muerte solo porque se rehúsan a dejarlo ir? Ha llegado el punto en que los personajes, en especial Hughie, parece haber olvidado las atrocidades del “superhéroe”, mismas que le dan toda su justificación al protagonista, solo para mantenerlo en pantalla.

A pesar de esto, el problema no se hace tan evidente hasta esta tercera temporada, donde es obvio que la historia se está precipitando hacia su conclusión; no obstante, los escritores se rehúsan a aceptarlo y ni siquiera hacen un buen trabajo en disimularlo.

El capítulo final de la serie crea un falso drama, que sería fácilmente superable si los personajes pensaran por medio segundo, para sabotear lo que sería una clara solución al conflicto principal.

Al final nos quedamos en el mismo lugar de siempre: Homelander, aunque cada vez más psicótico, ha encontrado algo que lo mantiene a raya y en su posición de héroe; A-train es un idiota; Deep es un idiota; Ashley está atrapada en lo que ella se buscó; Hughie y los muchachos no soportan a Butcher y bueno, Butcher es Butcher.

Oh sí, y al único personaje “principal” que eliminaron durante la temporada ya anunciaron que volverá de todas formas.

Seguimos en las mismas.

Statu quo ante bellum

Esta expresión, utilizada en la política, significa “el estado en que se encontraba todo antes de la guerra” y se usa cuando se acuerda el retiro de las tropas de un territorio sin declarar un ganador ni un perdedor; es decir, se anula la guerra.

Eso es lo que sucede con Stranger Things, The Boys y muchas otras series, al restablecer de manera abrupta el statu quo del inicio de la temporada, ralentizan el progreso de la historia al convertir sus temporadas en un enorme relato episódico con un mínimo impacto para la siguiente entrega, anulando así la importancia de los grandes momentos y avances narrativos de la temporada, la cual, por buena que fuera, termina siendo casi irrelevante para el porvenir del conflicto principal salvo por lo poco rescatado para la siguiente tanda de episodios.

¿El motivo?

Aquí entramos a la especulación, aunque considero que hay tres motivos.

  1. Para las producciones que no son la insignia de su plataforma siempre existe el miedo a la cancelación, por lo cual se intenta dejar las cosas lo más ordenadas posible.
  2. Por otro lado, para las series no cancelables como nuestros dos ejemplos, es la gran cantidad de tiempo real entre una temporada, ya que para cuando el espectador llegue a ver la continuación dentro de dos o tres años, difícilmente recordará todo lo sucedido, por lo cual resulta más práctico iniciar desde un lugar conocido.
  3. Miedo a perder popularidad cambiando demasiado la fórmula.

Nos toca pensar si son estas razones suficientes para arriesgar la calidad de una historia.

El único que considero injustificable es el tercer motivo: miedo a perder popularidad.

Si algo está funcionando, ¿por qué cambiarlo, no? Eso diría la lógica de una serie que no tiene fe en sí misma. Esto aplica más a The Boys, que detiene la progresión natural en favor de dejar a sus personajes iguales.

Imagina que en Breaking Bad (Spoilers de la 4ta temporada), cuando llega la máxima crisis entre Gus y Walter donde es claro que solo uno quedará en pie, de pronto los escritores hubieran decidido que no podían deshacerse de Gus por su popularidad y la excelente actuación de Giancarlo Esposito. Entonces encuentran una solución rápida para mantenerlo en el programa, de pronto la siguiente temporada ambos siguen trabajando juntos ignorando que ya habían pasado un punto de no retorno en su enemistad. Habría sido frustrante, ¿no?

Esto es lo que hizo The Boys en su tercera temporada.

¿Estamos frente al demonio?

Por supuesto que no, como ya hemos visto, el statu quo es una parte esencial a la hora de construir historias, pero puede utilizarse de mejor manera. El problema de estas dos series no es devolver un equilibrio al final, sino que el balance alcanzado, aunque disfrazado, es apenas distinto al mismo que se tenía al comienzo.

No está mal que las series lineales tomen elementos de las episódicas, lo normal es que ocurra lo opuesto en finales de temporada o en los momentos más emocionantes, The Mandalorian incluso combina ambos formatos con excelencia, pero es importante entender tu historia para no perder de vista la coherencia y la calidad de la narración.

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