¿Cómo introducir a un villano?
¿Cómo introducir a un villano?
En este blog hemos hablado muchísimo de antagonistas, sobre cómo construirlos, cómo darles una filosofía e, incluso, sobre cómo manejar varios de ellos al mismo tiempo, pero todavía no hemos discutido otro aspecto importantísimo: cómo debes introducir a un villano.
Si quieres descubrir todo al respecto, ¡no pares de leer!
¿Por qué es importante hacer esto bien?
De entrada, quizás es muy probable que te parezca que este es un punto que tiene muy poca importancia; después de todo, introducir un villano es tan sencillo como ponerlo en escena y ya, ¿no es así?
¡No! ¡Grave error!
Por ahí se dice que las primeras impresiones nunca se olvidan, y esto es todavía más cierto cuando se trata del antagonista de tu historia.
Recuerda que estamos hablando del personaje que dará lugar a los conflictos más importantes de la narrativa, y necesitas asegurarte por todos los medios de que su presencia se vuelve memorable y es una fuerza positiva para la historia.
Entonces, debes asegurarte que su introducción te ayude a transmitir de inmediato la esencia del personaje, que la audiencia sea capaz de emocionarse (u horrorizarse) al pensar las rutas narrativas potenciales que puede ofrecer dicho villano.
4 técnicas útiles para introducir a tu villano
Ahora que sabes por qué es importante, deja que te comparta 4 técnicas extremadamente efectivas para introducir un villano y hacerlo interesante de inmediato.
¡No pares de leer!
Haz que realice un acto imperdonable
Las motivaciones de un protagonista son importantísimas porque son lo que ayuda a mover la trama hacia delante. Sin embargo, muchas veces es difícil establecer bien estas motivaciones y relacionarlas con el villano, de forma tal que el enfrentamiento entre estos dos personajes se vuelva interesante y atractivo.
Por suerte, una de las vías más sencillas para lograr esto es conectando a la audiencia con el sentir del protagonista y su motivación, y una de las mejores formas de aprovechar esto es logrando que nuestro villano cometa un acto imperdonable.
Si lo haces bien, tu audiencia no solamente entenderá por completo la obsesión del héroe por castigarlo, sino que esperará ansiosamente por ese momento, anticipándolo con emoción y mordiéndose las uñas a medida que se acerca.
Un ejemplo muy claro de esto es en El Conde de Montecristo, donde la traición de los villanos condena a nuestro protagonista a más de dos décadas de sufrimiento, a perder el amor de su vida y matar a su padre de tristeza.
Es un acto completamente imperdonable, y por eso puedes saborear la venganza con la misma intensidad que el personaje principal.
Ojo, si bien esta técnica puede ser extremadamente útil, es muchísimo más difícil de construir de lo que crees. De hecho, me atrevería a decir que es la más complicada de esta lista.
¿Por qué? Bueno, porque necesitas que la audiencia entienda a profundidad el sufrimiento y dolor del protagonista. Necesita saber a la perfección qué es lo que perdió, y debe saberlo de una forma idiosincrásica; es decir, qué significa especialmente para este personaje en particular.
Necesitas tener muy buenos personajes secundarios, de lo contrario no funcionará.
Aprovecha la construcción del héroe para establecer al villano
Existen muchos protagonistas increíblemente competentes y poderosos, con muchas habilidades, recursos y privilegios que la mayoría de los mortales no tienen.
Estos protagonistas siempre están en peligro de convertirse en Mary Sues/Gary Stus si no se les construye un buen antagonista, alguien que esté a su altura y los obligue a llegar el límite, alguien capaz de ganarles una que otra batalla (o la mayoría).
Estoy hablando de personajes que son populares en parte por sus capacidades, alguien como Batman, Matusai Himura o Ethan Hunt. Estos sujetos son tan poderosos en sus respectivas historias, que en el momento en el que aparezca un villano que los puede humillar en su propio juego… como audiencia sabes que la cosa se pondrá buena.
Es algo así como en Sherlock Holmes de inmediato le tenemos miedo a Moriarty, porque nos consta que la mayor fuerza del protagonista es su intelecto, y el hecho de que nuestro villano sea capaz e ganarle en inteligencia y que, como buen antagonista, sea mucho más agresivo e inmoral que él, de inmediato pone a Sherlock en una desventaja considerable.
Ahora, tenemos que verlo al tope de sus habilidades y se vuelve emocionante el prospecto de que alguien tan talentoso tendrá que enseñarnos de lo que es capaz.
Por supuesto, este impulso que recibe el villano no llega porque lo hayas construido a él como tal, sino que estás aprovechando la construcción que hiciste de tu héroe para que la audiencia tenga una idea inmediata del nivel de competencia del antagonista.
Dicho de otra forma, esto no servirá si no has establecido a tu héroe como alguien extremadamente competente en la misma área en la que excede el villano.
Por ejemplo, de nada sirve que muestres que tu villano es más inteligente que tu protagonista si este es un idiota, o que es más fuerte si el héroe nunca se ha destacado por su fuerza física.
Mitifícalo lentamente con la trama
Pero ¿qué sucede cuando te quieres guardar a tu villano para mucho después? ¿Cuando es un ser tan poderoso y trascendental en la historia, que el héroe sería vaporizado de inmediato si se cruzara en su camino?
En esos casos, la mejor opción es guardarte su aparición para mucho después, estableciendo su leyenda, desarrollando todas las razones por las que es alguien a quien la audiencia y el protagonista deberían temer.
Aquí la clave está en que no solamente debes establecer la conexión del protagonista con el villano, sino que necesitas que se sienta el impacto de su presencia en todo el universo de la historia.
Un ejemplo de esto es Voldemort, un tipo al que las personas de un mundo mágico temen siquiera mencionar su nombre. Cuatro libros de eso y, bueno, tendrás entre manos una de las introducciones de villano más icónicas y terroríficas de la historia.
Por supuesto, como te podrás imaginar, el problema de este método es que, mientras más exageres la leyenda, más difícil se volverá conseguir que el villano esté a la altura sin romper la historia.
Algo así como lo que sucedió en Jojo’s Bizarre Adventure: Stardust Crusaders, donde el mito de Dio forzó a los escritores a darle un poder tan narrativamente destructivo, que no les quedó de otra que dárselo súbitamente al protagonista (que ya sufría de síndrome Gary Stu, para colmo de males).
Sigo siendo un gran fan de Jojo, pero en este caso es un ejemplo de cómo esta técnica puede terminar castigándote al final.
Muestra su competencia y filosofía de inmediato
Hasta ahora solamente hemos mencionado formas de introducir a tu villano por medio de otras circunstancias. Primero era por medio de los personajes secundarios y su relación con el héroe; después era por medio de las competencias del protagonista y, por último, con la ayuda del universo de la trama.
Por eso, es hora de que hablamos de cómo simplemente establecer un villano utilizando al villano como propio catalizador.
Esta técnica es, quizás, la más sencilla, SIEMPRE Y CUANDO recuerdes que no se trata solo de la competencia, sino que también debes establecer la filosofía de vida del personaje de inmediato.
Christopher Nolan utilizó esta técnica con Joker y con Bane, presentando en ambos casos planes extremadamente elaborados que se ajustaban con las características de cada uno; presentando la filosofía anarquista del primero, y la naturaleza despiadada del segundo.
Estas introducciones son muy poderosas y de inmediato ayudan a que la audiencia se dé una idea de lo que le espera.
¡Y con eso terminamos! ¡Ahora sabes cómo introducir un villano en tu historia de una forma memorable e impactante!
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Y luego puedes llamarte Thanos y usarlas todas a la vez.