4 consejos para solucionar un problema narrativo que te tiene frustrado

4 consejos para solucionar un problema narrativo que te tiene frustrado

Si llevas tiempo escribiendo, seguramente conoces esta sensación: lees tu historia mil veces y algo en ella te da mala espina (una escena, un punto de la trama, el desarrollo de un personaje, etcétera), pero no tienes la menor idea de cómo solucionarlo.

Esos momentos siempre son horribles y lo peor es que lo más probable es que vivas decenas de ellos antes de que tu historia esté en un estado satisfactorio para ti.

No existe una fórmula mágica para resolver problemas narrativos; los autores y las historias son demasiado distintas como para reducirlas a un resumen de variables. Sin embargo, existen ciertas buenas prácticas que te harán más fácil superar tu frustración y salir del hoyo en el que te encuentras.

¡Aquí te compartiré algunas!

Analiza historias con conceptos similares

En México hay un dicho que me desespera: “nadie aprende en cabeza ajena”. Detesto esta frase con toda mi alma no solo porque promueve que la gente terca y soberbia aprenda a los golpes, sino porque es completamente falsa.

Parte de madurar pasa por aprender que no eres perfecto ni tan inteligente como crees, y que los errores que cometen los demás tienen la misma o mayor probabilidad de pasarte a ti.

Esta enseñanza es útil tanto en la vida como en la construcción de historias, precisamente porque crear una buena narrativa es un ejercicio complicado en el que cientos de factores deben estar en armonía.

Por eso, nada mejor que explorar los proyectos artísticos que otras personas han realizado para entender cómo construir y cómo no construir ciertos elementos, arquetipos y arcos narrativos.

Si logras identificar historias que están manejando elementos similares a los de tu historia (por ejemplo, la venganza, el romance no correspondido, la obsesión, un arco de redención, etcétera) puedes analizarlas y tratar de entender qué las está haciendo funcionar y qué no.

Este ejercicio no solo puede ayudarte a salir del problema narrativo que tienes, sino que también te ayudará a ser un escritor más crítico y completo.

Instinto, cuestionar y aterrizar

Una de las razones por las que salir de problemas narrativos es algo tan difícil de explicar de forma objetiva, es porque el factor clave en la construcción de historias es fundamentalmente subjetivo: el autor.

Esto no significa que la calidad de una historia sea meramente subjetiva, sino que el propósito de una escena, el tipo de arco del protagonista, la temática que se maneja, etcétera, entran en un combo que solo puede ser unificado por la visión única del autor. ¡Eso es lo que permite que las historias se sientan distintas y especiales aunque traten ideas y tramas parecidas!

Si bien esto es genial, también nos ofrece un reto: tenemos que aprender a entendernos a nosotros mismos, algo mucho más difícil de lograr de lo que parece.

Aquí es donde entra un método que me sirve a mí y que le llamado el “ICA”, un acrónimo de las palabras instinto, cuestionar y aterrizar. ¡Ahora te explico cómo funciona!

Instinto

Nuestro instinto es uno de los mejores aliados a la hora de encontrar los problemas de nuestras historias, y por eso lo primero que deberíamos entender es exactamente qué nos hace “sentir” el punto de la obra con el que tenemos conflicto.

¿Frustración? ¿Aburrimiento? ¿Confusión? ¿Incomodidad?

La diferencia entre estos sentimientos es importante, porque cada uno te puede dar una pista de qué es exactamente lo que está faltando en la escena o punto de la trama.

Cuestionar

Una vez que identifiques qué es lo que sientes, lo siguiente es empezar a cuestionarte a ti mismo cuál es el detonante de esa sensación.

¿Te sientes frustrado porque tu protagonista ya lleva muchas escenas seguidas llorando y quejándose sin hacer nada? ¿Te sientes aburrido porque las escenas suceden una tras otra sin que la trama avance? ¿Estás confundido porque el sistema mágico es ambiguo e inconsistente? ¿Estás incómodo porque la redacción es poco fluida y repetitiva?

Lee con cuidado tu historia en busca del detonante y procura interpretar por qué está impactando negativamente tu experiencia como lector.

Aterrizar

Ahora qué sabes qué es lo que está roto en tu historia, es hora de crear un plan de acción que te ayude a cambiarlo y pulir la historia.

Si te frustra que tu personaje sea pasivo, entonces modifica las escenas para empujarlo a tomar decisiones y actuar de una manera un poco más asertiva.

Si te aburre el ritmo, entonces corta las escenas que no son imprescindibles para la trama y apóyate en el ahorro del lenguaje para crear párrafos más optimizados y eficientes.

Si el sistema mágico es ambiguo e inconsistente, es hora de crear reglas y límites claros que todos los personajes tengan que respetar.

Si tu redacción es poco fluida y repetitiva, es hora de leer más libros y escribir con un diccionario de sinónimos a la mano.

El punto es que ahora que sabes qué es lo que está mal, es hora de aterrizar esa idea en acciones concretas que puedes empezar a llevar a cabo hoy.

Por supuesto, ten en cuenta que este proceso es más difícil a medida que tu historia está más avanzada, ya que un pequeño cambio al inicio puede obligarte a crear muchos más en el desarrollo y final de tu obra.

¡No lo olvides!

Vuelve a los personajes

Si después de todo esto sigues trabado, entonces lo más probable es que estés dejando a un lado al elemento más importante de tu obra: los personajes.

Por lo general, cuando nuestra historia está completamente trabada y tiene errores fundamentales en su construcción, esto se debe a que en un punto (o varios) de la trama decidiste ignorar a tus personajes y forzaste un conflicto solo porque te pareció “cool”.

Cada vez que hacemos esto, le robamos a los personajes un poco de su vida, y estamos un paso más cerca de reducirlos a vehículos narrativos en lugar de personas de carne y hueso.

Vuelve a ellos y asegúrate que la progresión de la historia realmente favorece sus arcos de personaje y el rol temático que cumplen en la historia.

Pide ayuda

Si bien antes mencioné que nadie será capaz de resolver los problemas narrativos de tu obra excepto tú, es incuestionable que conseguir a alguien con quien debatirlos te ayudará como no tienes una idea a solucionarlos.

Para esto, obviamente, necesitas convencer a alguien de que lea tu obra, alguien que no tenga miedo de decirte que no le gustó en lo más mínimo y que sea lo medianamente crítico para decirte por qué.

En lugar de ponerte triste si no disfruta tu obra o enojarte cuando te diga que algo no tiene sentido, escucha con atención y da tu versión de los hechos, explica tu razonamiento y deja que el otro la cuestione.

De esas conversaciones puedes obtener retroalimentación invaluable que te indicará el camino correcto.

¡Y con eso llegamos al final! Espero que este artículo te sirva para resolver ese problema narrativo que te atormenta ahora o te atormentará en el futuro.

Si te gustó este artículo, entonces disfrutarás este otro sobre cómo lograr que fluya la creatividad. ¡Te encantará!

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