Aspecto emocional de los personajes: ¿por qué es importante?
¿Cómo trabajar el estado emocional de tus personajes?
Algo de lo que me doy cuenta con mucha frecuencia cuando leo o veo historias fantásticas o que tienen mucha construcción de mundo, es que el escritor está tan interesado en compartirle a la audiencia todas las reglas y características de su universo, que se le olvida por completo trabajar el aspecto emocional de los personajes.
Esto es, de hecho, un error garrafal, porque está dejando de lado aquello que permitirá que toda esa construcción de mundo tenga valor narrativo.
Si quieres entender al detalle por qué digo esto, ¡sigue leyendo!
¿A qué me refiero con aspecto emocional de los personajes?
El aspecto emocional de los personajes se refiere, como su nombre lo sugiere, a todos los elementos que conforman las emociones y sentimientos de los personajes a lo largo de la historia.
Aunque inevitablemente se relaciona con sus motivaciones y deseos, es distinto a ellos porque se enfoca en cómo experimentan un momento determinado de la historia.
Los mejores escritores nunca dejan a un lado esta parte de la historia, incluso en las escenas cargadas de exposición narrativa y construcción de mundo porque entienden que el universo narrativo no es tan interesante como los individuos que habitan en él.
¿Por qué es tan importante?
¿Alguna vez has leído una noticia bastante triste o impactante, y olvidado de ella en un par de horas? Quizás sea una estadística alarmante sobre la pobreza en tu país o una fábrica que explotó en África, pero aun así no se queda contigo. Esto sucede en buena parte porque tu cerebro no encuentra una verdadera razón para que “le importe” y, por lo tanto, lo olvida.
No quiero decir con esto que seas una mala persona o algo por el estilo, simplemente que como seres humanos necesitamos simplificar el mundo para poder navegar a través de él. Nuestra mente elabora constantemente una jerarquía de valor para que sepas determinar qué es más importante para ti en un momento específico.
Dicho de otra forma, tu cerebro se pregunta “¿por qué me debería importar?” y, si no encuentra una respuesta pronto, lo borra del sistema y se concentra en otras cosas. Con las historias sucede exactamente lo mismo.
Si no logras que tu audiencia consiga una excusa para preocuparse por lo que sucede en tu mundo ficticio, se desconectará y sentirá que la historia es lenta y aburrida, y que, aunque tu universo tenga ideas interesantes, al final del día no es más importante que lo que sea que esté en Twitter en ese momento.
Muchos escritores creen que la forma de darle la vuelta a este problema es siendo todavía más intensos, trabajando sin parar en su construcción de mundo para que sea más realista y detallada, pero esos autores están perdiendo por completo el enfoque.
Lo cierto es que los humanos no conectamos por medio del análisis de información, sino por medio de los sentimientos; sin ellos, no seríamos más que robots computando datos a diestra y siniestra.
Entonces, como escritor no puedes darte el lujo de ignorar esta parte. El aspecto emocional de los personajes es lo que aterriza los eventos que suceden en tu trama y permite que la audiencia encuentre esa excusa para decir “me importa, quiero saber cómo se resuelve”.
El sistema mágico más complejo o el mundo fantástico mejor construido no te dará eso; solo te lo pueden dar los personajes a través de las emociones que viven y les permiten convertirse en algo más que letras sobre un papel o pixeles en una pantalla.
3 tips para trabajarlo
Si has leído a escritores como Edgar Allan Poe o Dostoyevsky, seguramente notaste la fuerte conexión emocional que estos autores te hacen generar con cada uno de los eventos que toman lugar en la trama.
Cuando lees sus historias, siempre hay una sensación de urgencia que se intensifica a medida que la trama evoluciona, y eso se debe (entre otras cosas) a que esos autores aplican tres ideas cruciales para manejar el aspecto emocional de los personajes.
¡Aquí te los comparto!
No es lo que sucede, es lo que vive el personaje
No importa qué tan épico o grandioso sea lo que sucede en cada una de las escenas de tu historia, no será más que un recuento de eventos si no logras que se relacione con la forma en que un personaje lo está viviendo.
Si te digo que la ciudad de Radve fue destruida en una noche, probablemente pensarás “¡Wow…! ¿Y a mi qué?”.
Sin embargo, si te cuento que yo estaba en esa ciudad y te hablo sobre el terror que sentí cuando los soldados cruzaron las murallas, cuando atraparon a mi abuelo y mataron a golpes a mi hermano mayor, sobre cómo el llanto desesperado de mi hija hacía que mi corazón se arrugara y mi alma temblara, de cómo estaba seguro de que en cualquier momento una espada me tiraría al suelo y ya no sería capaz de salvar a nadie… creo que existe una mayor probabilidad de que la historia te resulte más interesante.
Súmale a todo esto una buena construcción de personaje, en la que entiendas a la perfección lo que cada una de esas personas representaba para mí y lo que significa perderlos, y tenemos en nuestras manos un gran evento con un inmenso valor narrativo.
Eso es porque lo que sucede (Radve desapareciendo en una noche) es solo información y, por lo tanto, no es tan importante como la conexión emocional que tu lector genera al entender qué es lo esto significa para el personaje.
Mucha emoción también es poca emoción
Ahora, quizás estés en el otro extremo, quizás estés pensando que, por suerte, nunca has tenido un problema con trabajar el aspecto emocional de los personajes porque es literalmente lo único que te importa.
La gran mayoría de las escenas de tu libro tienen a personajes pasando tragedias terribles en las que lloran a más no poder, conflictos intensos donde se enojan y gritan a más no poder o quizás incluso escenas felices donde reina el amor y la alegría.
Esto también es un uso deficiente del aspecto emocional de los personajes porque se está olvidando de algo crucial: el contraste.
¿Alguna vez te has preguntado por qué cuando ves sonreír de felicidad a un personaje como Guts (Berserk) sientes un alivio descomunal que no experimentas con alguien como Hank (Breaking Bad)? De la misma forma, es mucho más impactante ver a un Hank depresivo y emocionalmente destrozado que al mismo Guts.
Esto se debe a que una acción contrasta con la realidad común del personaje y por lo tanto entendemos que lo que sea que le sucedió genuinamente generó un impacto.
Si Hank siempre estuviera triste y destrozado, escenas en donde lo está todavía más simplemente se sentirían planas, como otra versión de lo mismo.
Lo mismo sucedería si Guts se la viviera riendo y bromeando con todos; cuando lo hace, es simplemente un reflejo de su personalidad, no vemos que la escena esté afectándolo más allá de lo normal.
Es decir, si quieres que el aspecto emocional de tus personajes se mantenga relevante a lo largo de la trama, necesitas forzosamente tener altos, bajos e, incluso, momentos neutrales. Deja que tus personajes vivan a su manera y ritmo los eventos de la trama, ¡no trates de meter emoción a la fuerza!
Las reacciones de los personajes no son (siempre) obvias
Otra idea interesante que debes tener muy presente es que debes olvidarte de inmediato de la premisa de que sabes cómo debe reaccionar un personaje ante un evento particular.
Por supuesto, a medida que los conoces más a fondo es normal que seas capaz de descubrir muy pronto cómo responderá tu personaje a ciertos estímulos, pero no deberías asumir de entrada que “lo sabes”.
Esto es algo difícil que solo se logra con la práctica, con estar cuestionándote constante y seriamente “¿qué haría Fulanito aquí?”. Para responder esta pregunta te recomiendo que primero te hagas estas interrogantes:
- ¿Qué tanto afecta esto la meta de Fulanito?
- ¿Cuál es la relación entre Fulanito y el evento?
- ¿Cuáles son las características principales de Fulanito en este momento de la historia?
- ¿Qué tanto ha crecido como personaje hasta ahora?
Estas cuatro preguntas son básicas pero cruciales, y te explicaré por qué poniendo como ejemplo a Nami de One Piece.
Para aquellos que no estén familiarizados con su historia, Nami es una muchacha que desde niña ha tenido una capacidad increíble para la topografía, lo cual la hace también una navegante experta. Su pueblo era extorsionado por unos crueles piratas que asesinaban a todo aquel incapaz de pagar la cuota que solicitaban cada mes.
Su familia era pobre, por lo que su madre adoptiva fue asesinada frente a sus ojos por el capitán de la tripulación pirata, Arlong. Ella y su hermana también hubieran encontrado el mismo destino de no ser por el talento de Nami.
Arlong hizo un trato con Nami: ella se convertiría en su subordinada y elaboraría mapas para él hasta que lograra juntar una inmensa cantidad de dinero con la que liberar al pueblo. Una vez que el pago se completara, Arlong y sus secuaces abandonarían la isla y ella y sus habitantes tendrían sus vidas de vuelta.
Nami se convirtió en una ladrona y estuvo robando por años, ganándose la enemistad de la gente del pueblo que la veía como una traidora, sin saber que en realidad lo hacía por ellos.
Cuando Nami finalmente logra juntar el dinero, descubre aterrada que su escondite fue descubierto y la marina le robó hasta el último centavo. Sabiendo que Arlong estaba detrás de todo, lo confronta, pero este se ríe y niega todo, argumentando que hasta que Nami no le dé el dinero, su trato no estará completado.
Después de esto, Nami descubre que los del pueblo sabían sobre el plan desde el inicio. La única razón por la que la trataban mal era porque tenían la esperanza de que Nami se olvidara de salvarlos y se escapara por su cuenta.
Al descubrir lo que Arlong le hizo a Nami, todos los habitantes del pueblo se preparan para ir a la guerra contra el pirata, una batalla en la que seguro morirán…
Ahora, pongámonos en los pies de Nami y hagamos las preguntas que mencioné antes.
- Este evento, ¿qué tanto afecta la meta de Nami? Bueno, la afecta terriblemente, porque justo lo que ella quería era liberarse de Arlong y salvar a su gente. Ahora sabe que nunca podrá escapar del terrible pirata y que todos estos años robando y poniendo su vida en peligro no servirán para nada.
- ¿Cuál es la relación entre Nami y el evento? ¡Muy cercana! Porque afecta directamente a las personas que quiere y los sueños que se esconden en lo más profundo de su corazón. No es alguien que está separado del evento y que lo presencia, sino alguien que considera estar en el centro del mismo.
- ¿Cuáles son las principales características de Nami en este punto de la historia? Nami es una persona fuerte con una voluntad de hierro, pero también es alguien que entiende sus limitaciones físicas y prefiere salir de los problemas con la astucia en lugar de la fuerza bruta. Lamentablemente, este problema no se puede resolver por los medios con lo que ella cuenta, y estando obligada a lidiar con el peso del mundo sola por tanto tiempo, le cuesta apoyarse en los demás.
- ¿Qué tanto ha crecido como personaje en la historia? Gracias al viaje que Nami hizo con Luffy, Zoro, Sanji y Usopp, ha empezado a conocer lo que significa tener amigos que darán su vida para ayudarte y que harán de TUS problemas SU problema.
Toda esta cocción de elementos le permitió al creador de One Piece, Eiichiro Oda, crear una de las reacciones emocionales más icónicas y poderosas en la historia del anime. Aquí te la resumo:
Nami ve a los habitantes del pueblo marchar hacia su muerte y cae de rodillas en el suelo. La tristeza y la ira la invaden, aprieta su hombro con fuerza y recuerda con lágrimas en los ojos el tatuaje que Arlong le obligó colocarse ahí para hacerla miembro oficial de su tripulación.
La rabia la domina y toma un cuchillo con el que se apuñala a sí misma en el hombro una y otra vez, tratando de desquitarse con la cruel imagen del pirata que está por quitarle todo lo que una vez amó.
Cada vez que se apuñala grita entre sollozos y lágrimas “¡Arlong! ¡Arlong!”, incapaz de pronunciar otra palabra que no sea esa porque resume de inmediato la fuente de todas sus penas.
De repente, una mano detiene la suya, y cuando se da la vuelta ve a Luffy, un amigo al que ya traicionó una vez, mirándola con una expresión seria pero tranquila.
Nami se enoja otra vez. No hay forma de que ese sujeto, otro pirata, sea capaz de entender por lo que está pasando. Se libera de su agarre y le grita que se aleje, que la deje sola… pero Luffy no dice nada, simplemente se queda ahí, mirándola con la misma extraña expresión.
La ira empieza a irse y la tristeza de apodera de Nami. En ese momento, se da cuenta de que no quiere estar sola de nuevo, que no puede enfrentar lo que se avecina de la misma forma que lo hizo antes.
Triste y con poca esperanza, finalmente cede y le dice a Luffy “Sálvame”, sin creer en realidad que lo hará.
Luffy le pone su sombrero a Nami (algo que el personaje valora más que su vida) y grita “¡Por supuesto que lo haré!”.
Esta escena es un perfecto ejemplo de cómo el aspecto emocional de los personajes incrementa drásticamente el poder de una escena mucho más de lo que cualquier evento en sí podría hacerlo por su cuenta.
¡Y ya con eso concluya el artículo! Espero que hayas aprendido una que otra cosa nueva.
Si te gustó este contenido, considera leer este otro sobre cómo crear personajes complejos. ¡Te encantará!
Leer esa escena de Nami me emocionó lo mismo que verla animada, no importa el medio, una historia tiene el poder de generar sentimientos en las personas si se hace de manera correcta.