El ingenio como elemento narrativo: ¿qué puede darte?

El ingenio como elemento narrativo: ¿qué puede darte?

El ingenio como elemento narrativo: ¿cuál es su función?

A todos nos encantan esos personajes increíbles que utilizan su ingenio para crear aparatos maravillosos que nos dejan anonadados, pero quizás no todos entienden el valor narrativo que este elemento tiene de verdad.

Los Tony Stark, Sherlock Holmes o Jimmy Neutron son muy entretenidos de ver por el ingenio que demuestran, pero lo más interesante es cómo esta característica les permite impactar la historia.

Si te interesa aprender más sobre el tema, ¡sigue leyendo!

¿Qué es el ingenio?

El ingenio es la capacidad de un individuo para imaginar o inventar cosas aprovechando su inteligencia y otros conocimientos que tiene.

Como lo ves, aunque el ingenio está de cierta forma ligado a la inteligencia, no es exactamente lo mismo. Un personaje puede ser bastante inteligente sin necesariamente ser una persona ingeniosa, algo así como lo que vemos con Thomas Shelby en Peaky Blinders.

De la misma forma, una persona ingeniosa puede que no sea la más inteligente en todos los contextos, especialmente en el ámbito social. Esto es justo lo que vemos con genios tímidos como el profesor Phillips en Flubber.

Esto lo que nos dice es que el ingenio está más atado a la creatividad que al intelecto en sí, lo cual es una pista muy importante de la clase de uso que le podemos dar y el valor simbólico que tiene.

¿Qué puede aportarle a tu historia?

El ingenio es un elemento narrativo que permite a un personaje introducir elementos relativamente extraños en la narrativa de forma totalmente justificada.

Por ejemplo, a nadie se le rompe su suspensión de la incredulidad cuando Iron Man crea una máquina del tiempo o construye un traje que se reconstruye a sí mismo, pero si lo hiciera Capitán América, casi que te saldrías del cine.

Esto, a su vez, te facilita a ti como escritor introducir elementos temáticos que te ayuden a explorar la idea central de tu relato. Es por esto que las historias de ciencia ficción, como componente central, tienen el ingenio de un personaje o varios de ellos.

Dicho esto, a su vez, el ingenio, simbólicamente hablando, representa la misma adaptabilidad del ser humano, tanto en sus mejores facetas como en sus peores. Esto último es lo que exploramos en historias donde el invento en sí se convierte en algo peligroso y dañino, como sucede con Ultron en la segunda película de Avengers.

Esto es, de hecho, lo que le permite ser un elemento profundo: esa dualidad entre el ingenio que eleva a la raza humana o el que la destruye.

No es solo “positivo” ser alguien ingenioso porque esta característica, por sí sola, no es un indicador de la alineación moral del personaje en cuestión.

¿Qué debes tener en cuenta para aprovechar el ingenio como elemento narrativo?

El ingenio no es un elemento narrativo particularmente difícil de construir, pero aún así puede desmoronarse con mucha facilidad si no tomas en cuenta ciertas reglas generales.

¡Aquí te van!

Cada invento forma parte del sistema mágico de la historia

Los inventos de los personajes, irremediablemente, van a formar parte del sistema mágico de la historia por lo que tienes que ser muy cuidadoso con lo que les “permites” inventar.

Si algo no tiene sentido en el contexto de la historia o rompe dramáticamente lo que ya has establecido del sistema, entonces el ingenio te estará quitando muchísimo más de lo que te aporta porque estará fallando exactamente donde no debería: mantener la suspensión de la incredulidad de la audiencia.

Es por eso que debes tener ciertos “límites” de lo que tus personajes ingeniosos son capaces de construir. Esos límites te los marca el sistema mágico de tu historia, ¡así asegúrate de respetarlo!

Cada invento condiciona el resto de la historia

Uno de los grandes vicios que tienen los escritores a la hora de utilizar el ingenio, es que lo ven como una conveniencia narrativa y cada vez que necesitan salir de un atasco en la historia, se sacan de la manga un invento sin sentido para que el personaje salga mágicamente de ahí.

Esto no es solo una pésima práctica porque atenta contra la suspensión de la incredulidad de la audiencia, sino que tiene como consecuencia que los mismos escritores se creen problemas para el futuro.

¿Por qué? Bueno, porque si de repente los creadores inventaran un aparato que les permite leer las mentes de sus oponentes para salir de un enredo, es incuestionable que la audiencia se pregunte por qué rayos no lo usaron antes y por qué demonios no lo utilizan en cada situación en la que se encuentran.

Algo así es exactamente lo que ocurrió en Star Wars cuando Holdo decidió utilizar su propia nave como bala para destruir una flota entera… Es decir, si eso se podía hacer, ¿por qué rayos existen naves con láseres? ¿Por qué no simplemente construyen naves pilotadas por androides que se vayan como kamikazes contra sus enemigos? UNA nave cualquiera es suficiente para destruir un batallón entero, ¿no haría eso que los ejércitos hicieran que las naves de sus flotas estuvieran separadas para evitar que un solo suicida acabe con ellas?

Esto puede parecer ingenioso… pero las ramificaciones narrativas son tan negativas que termina volviéndose estúpido y negativo para la historia.

Cuando un invento aparece en la narrativa, está abriendo nuevas rutas narrativas de forma tan activa como retroactiva, y es importante que te tomes esto muy en serio antes de establecer el elemento.

El ingenio no hace a un personaje, lo complementa

Por último, es importantísimo que recuerdes que el ingenio no tiene ningún valor por sí mismo en la construcción de personajes, sino que debe complementar el arco que estos viven.

¿Por qué? Bueno, porque como comenté antes, el ingenio es un elemento amoral, pero el personaje en sí no lo es: lo que construye tiene consecuencias y esas consecuencias, esperadas o no, tienen un componente moral.

La forma en que el personaje explora esas consecuencias y se enfrenta a ellas es lo que le da poder a su arco y le permite brillar por luz propia. Es por esto que el típico inventor de las películas de James Bond no tiene mucho que ofrecer a la narrativa más que ser una excusa para la exposición necesaria para entender los aparatos de espía que aparecerán durante la historia.

Nota: no tiene nada de malo esto, por cierto, simplemente no es lo que debes hacer si te interesa que el ingenio tenga valor narrativo. De resto, es perfectamente factible que introduzcas un inventor que hace cosas cool y ya.

No tiene profundidad alguna porque es ingenio puro, sin ningún componente moral que le añada complejidad y sabor.

Asegúrate que tus personajes ingeniosos se enfrenten contra sus propios demonios y tengan dudas sobre cómo proceder antes sus creaciones. Por supuesto, esto partiendo de la premisa de que ese es un conflicto que te interesa manejar.

¡Y con esto llegamos al final del artículo! Si te gustó y quieres aprender más, este sobre los personajes inteligentes seguro que te servirá. ¡Échale un ojo!

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