6 formas en las que tu héroe puede vencer al villano

6 formas en las que tu héroe puede vencer al villano

¡Conoce las formas en las que puedes vencer al villano en una historia!

Es muy normal que, cuando lleguemos al clímax de nuestra historia, tengamos dudas sobre cómo queremos que el héroe finalmente logre vencer al villano. A veces es porque tenemos muchas opciones… y otras veces sucede porque ninguna parece buena.

Me encantaría ayudarte y por eso, aunque no pueda ofrecerte la solución idónea para tu historia, te quiero aportar algunas ideas para que consigas el final que mejor se ajusta al contexto narrativo de tu obra.

En esta lista encontrarás algunas de las formas clásicas en las que un héroe puede resultar victorioso, cada una con su propio peso temático y simbólico.

Si te interesa, ¡no pares de leer!

1. La clásica fuerza

Admito que las dos primeras opciones de esta lista serán predecibles, pero de todas formas las menciono porque por esa misma razón puedes tender a ignorar el valor que tienen.

Está claro que la forma más común en las que el héroe puede vencer al villano sea a través del uso de sus puños, utilizando su fuerza y valentía para acabar con su oponente.

Aunque esto parezca simple y aburrido, en realidad puede tener muchos usos temáticos. Por ejemplo, si haces que el arco de tu héroe se trate de cómo un joven débil y tímido logra crecer y sacar el valor necesario para enfrentarse a un villano terrible y cruel, el poder simbólico del arco puede explotarse mucho mejor con un simple combate cuerpo a cuerpo, donde a pesar de las heridas y el riesgo de morir, el héroe antes débil demuestra lo mucho que ha cambiado.

Esto es algo que vemos en Hajime No Ippo en casi todos los combates que vive el protagonista, especialmente al inicio de la serie. La evolución de Ippo es tan dramática que no necesita mucho más para tener valor simbólico. De hecho, quizás meterle otros elementos más complejos distraería a la audiencia de lo que es realmente importante.

Considera la clase de arco que vive tu héroe y explora si esta victoria podría funcionar en tu obra.

2. Alarde de inteligencia

Si la primera opción de esta lista es la más obvia… creo que esta es la segunda más obvia. Después de todo, lo normal es pensar que, si no puedo resolver algo con mis puños, tengo que resolverlo con mi inteligencia.

Esto lo solemos ver en héroes analíticos y profundos como Sherlock Holmes o Tommy Shelby de Peaky Blinders.

Lo interesante aquí es que ganar con la inteligencia no siempre significa actuar de forma honrosa. De hecho, en muchas ocasiones, la inteligencia maquiavélica puede ser la más efectiva para lidiar con un oponente, y eso hace que esta forma de victoria tenga varios usos narrativos.

En el caso de Sherlock, por ejemplo, su inteligencia suele estar atada a un análisis profundo de las fallas humanas que ayuda a que la historia explore una característica particular del ser humano.

En el caso de Tommy, su inteligencia nos revela los peligros de la razón del hombre, que es capaz de encontrar soluciones en los caminos más oscuros y siniestros.

Por supuesto, para que este tipo de victoria se sienta poderosa y climática, necesitas que el villano que se enfrenta al héroe también sea inteligente (de hecho, mientras más inteligente mejor).

Es posible hacer que el héroe derrote a un bruto musculoso con su inteligencia, pero eso suele no ser tan poderoso desde el punto de vista temático, ya que no queda claro si el héroe ganó por inteligente o porque el otro es un idiota.

Es mucho más poderoso cuando tanto el héroe como el villano tienen una capacidad intelectual similar. Es por esto que el combate entre Light y L es tan atractivo.

Eso sí, ten mucho cuidado de que no haya huecos en el “inteligente plan” de tu héroe. Procura evitar las conveniencias narrativas y el clásico “aunque es literalmente imposible que predijera todo lo que ocurrió, soy tan inteligente que lo predije de todas formas; eso sí, no te voy a decir cómo”.

Eso último es lo que ocurrió en el final de Death Note y es una de las principales razones por las que todo el mundo odió cómo acabó la serie.

3. Transformación moral del villano

Los héroes tienden a ser personajes virtuosos y buenos; representan ideales a los que queremos aspirar. Sin embargo, los villanos son la peor parte de nosotros, la que destruye todo a su paso, persigue ambiciosas metas sin tomar en cuenta a los demás o, simplemente, se deja llevar por el cinismo y el relativismo moral.

El tema es que ambos personajes representan dos caras de la misma moneda… y sí, estoy hablando de ti.

En ocasiones, el héroe que habita dentro de ti y el villano que está ahí no pueden coexistir y necesitan aniquilarse mutuamente… pero hay ocasiones en las que el segundo es capaz de redimirse.

Cuando eso ocurre, el héroe gana no a través de la fuerza física, sino a través de la fuerza moral. Sus palabras y su forma de pensar logran llegar al corazón del villano quien finalmente es capaz de abandonar su camino malvado.

Esto es lo que vimos una y otra vez en Naruto con el famoso “hablar no jutsu”, en el que el protagonista tenía conversaciones profundas con los villanos y los hacía tener un cambio de corazón.

En algunas ocasiones, este cambio se sentía un poco forzado, lo admito; pero en la mayoría estaba muy bien trabajado y ayudó a trabajar con gran profundidad la temática central de la historia: si estamos en un círculo de odio infinito… ¿qué debemos hacer para romperlo?

 Este método para vencer al villano suele quedar muy bien en historias que piensan explorar villanos complejos y darle mucha importancia al arco que vivirán. Si tu obra cuenta con esa característica, ¡considérala!

4. Sacrificio heroico

Esta es una de las victorias más profundas que existen, ya que su valor es completamente simbólico.

En el sacrificio heroico, lo que suele suceder es que el héroe pierde contra el villano de forma literal… pero en el gran contexto de las cosas, en realidad fue el vencedor.

Verás, los héroes, cuando están bien escritos, representan algo que es más grande que ellos. Representan una idea profunda que nos inspira y nos hace resistir ante la maldad.

En un sentido moral profundo, el simple hecho de que estemos luchando contra el mal que nos caracteriza a nosotros y a los demás, ya es una victoria, especialmente si nos mantenemos fuertes hasta el final.

Algo así es lo que vemos en la película de 300 basada en la legendaria Batalla de las Termópilas. El rey Leónidas muere ante el monstruoso ejército de Xerxes, pero él y sus hombres actúan de una manera tan heroica y valiente que su muerte termina inspirando a Grecia a unirse y acabar con esta fuerza que parecía imparable.

Esto también lo vemos en la película sobre William Wallace, Brave Heart, donde el protagonista es ejecutado al final, pero su legado se inmortalizó para siempre en la mente no solo de los irlandeses, sino de todos los pueblos oprimidos que ansían la libertad.

Estos héroes no derrotaron al villano en el campo de batalla físico, pero sí lo hicieron en el campo moral, uno que quizás sea más importante todavía.

Si eso último es una idea que te gustaría explorar en tu historia y que va alineada con las temáticas que exploras, ¡esta opción puede ser buena para ti!

5. Autodestrucción temática

La autodestrucción temática se refiere a la victoria del héroe que llega a través de una acción del villano que hace que este se destruya a sí mismo a raíz de sus propios pecados.

Verás, algo interesante que ocurre cuando hacemos las cosas mal, es que la realidad se rebela contra nosotros y, por lo general, terminamos cayendo bajo nuestro propio peso.

En las historias, ese peso suele estar representado en el héroe, quien actúa como la virtud volviendo a poner todo en orden… sin embargo, no tiene por qué ser así.

En ocasiones, el villano, por culpa de sus propios vicios, termina convirtiéndose en su peor enemigo y, así, en el causante directo de su derrota.

Algo así es lo que vemos en El Señor de los Anillos, donde finalmente Sauron es derrotado no directamente por Sam, Frodo o Aragorn, sino por Gollum, alguien que técnicamente también forma parte del gremio de los malvados.

Esto temáticamente, lo que representa es que el mal tiende a destruirse a sí mismo, ya que la manipulación del anillo termina volteándose en su contra, haciendo que la obsesión de Gollum sea lo que finalmente lo lleva al fuego infernal del Monte del Destino.

También vemos esto en Indiana Jones y los Cazadores del Arca Perdida, donde los nazis se destruyen a sí mismos al intentar convertirse en dioses. Su propia ambición y soberbia acabó con ellos.

Dicho esto, asegúrate que tu héroe tenga una participación importante en el desenlace, incluso si el villano es quien termina destruyéndose a sí mismo.

En el caso de El Señor de los Anillos, está bien manejado porque Gollum jamás habría llevado el anillo hasta ahí de no ser por Frodo. Sin embargo, en el caso de Indiana Jones, la presencia de Indiana no cambió nada… los nazis tarde o temprano habrían sido aniquilados al intentar abrir el arca, estuviera Indiana o no.

Si esta “autodestrucción” va con tu temática, perfecto, pero no olvides que esta es una forma de victoria del héroe. Asegúrate que, si lo sacas de la ecuación, el producto se ve inevitablemente alterado.

6. Evolución moral del héroe

En ocasiones, el villano no está fuera del héroe… sino dentro de él. Esto es lo que vemos con mucha frecuencia en las historias románticas en las que el personaje es incapaz de amar a su pareja por las fallas propias que arrastra dentro de su ser.

Esto es básicamente lo que vemos en Orgullo y Prejuicio, donde tanto Darcy como Elizabeth cometen estos pecados y solo hasta que los superan son capaces de “vencer al villano”.

La evolución moral del héroe es una victoria contra sí mismo, y es por eso que puede tener muchísimo valor temático.

¡Y con eso acabamos el artículo! Por supuesto, hay muchas otras formas, pero creo que estas seis te servirán de entrada para pensar en algo mejor para ti.

Ahora, deja que te diga un secreto… todas estas formas de vencer al villano… ¡se pueden combinar!

Es por eso que existen una infinita cantidad de finales para las historias y puedes extraer un valor temático increíble de todas ellas. El truco aquí es que logres determinar qué es lo que necesita tu obra y construyas algo específico para ella.

¿Quizás quieres un combate que termina con un sacrificio por parte del héroe que luego desencadena una autodestrucción temática? Bueno, eso fue justo lo que hizo Víctor Hugo con Los Miserables.

¿Tal vez necesites un alarde inteligencia seguida de una evolución moral del héroe? Bueno, algo así ocurrió en la obra maestra de Alejandro Dumas, El Conde de Montecristo.

¡Todo depende de ti!

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